El santo regalaba a las señoras que peleaban mucho con su marido, un frasquito con agua bendita y les recomendaba: "Cuando su esposo empiece a insultarle, échese un poco de esta agua a la boca y no se la pase mientras el otro no deje de ofenderla".
Y esta famosa "agua de Fray Vicente" producía efectos maravillosos porque como la mujer no le podía contestar al marido, no había peleas.
Porque lo que produce la pelea no es la palabra ofensiva que se oye, si no la palabra ofensiva que se responde.
Y esta famosa "agua de Fray Vicente" producía efectos maravillosos porque como la mujer no le podía contestar al marido, no había peleas.
Porque lo que produce la pelea no es la palabra ofensiva que se oye, si no la palabra ofensiva que se responde.
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