La ciudad de Lo-Yang había quedado totalmente destruida, su emperador estaba desolado…
El Emperador se preguntaba:
· “¿Por qué me ha sucedido esto, por qué he venido aquí? ¿De dónde provengo? ¿Por qué ha desaparecido mi familia? ¿Por qué soy emperador de China?”
Respondió el Sabio:
· “Estas preguntas no tienen ningún sentido. Estás ahí y eso es todo. Eres emperador. ¿Qué vas a hacer, quedarte ahí lloriqueando y sorbiendo por la nariz? Eso no te lleva a ninguna parte. Estás ahí porque estás ahí y debes aprender a manejar la situación lo mejor posible. ¡DEJA DE DARTE EXCUSAS!”
El emperador se sentía herido y mortificado…
· “La mayoría de las personas con como niños pequeños, no se preguntan ni de dónde vienen ni a dónde van; sólo se preocupan de andar, de comer, de vivir experiencias. Algunos individuos llegan al umbral del pensamiento y comienzan a plantearse problemas. Algunos encuentran la religión, otros a maestros que les dan respuestas y finalmente están los que, como tú, quieren saber más, conocer todos los detalles. Yo podría darte mil explicaciones, deslumbrarte de tal forma que no podrías soportar tu propia luz. ¿Pero qué bien te haría, que podrías hacer con ello? ¿Das tú de comer a tus hijos una tonelada de arroz a la vez?”
· “No” - dijo el emperador.
· “¿Por qué no dársela de una vez para que ya no tengan necesidad de comer?” - preguntó el sabio
· “¡Porque eso los mataría!”
· “¡Ah, has comprendido!” - dijo el sabio - Lo que tienes que hacer es no plantearte cuestiones inútiles, sino utilizar la situación en la que te encuentras; no decir: “si hubiera girado a la derecha en vez de haberlo hecho a la izquierda eso no habría ocurrido; si hubiera enviado a mis hijos al palacio de verano todavía estarían vivos”. Estas cuestiones no te conducen a nada. Estás donde te encuentras ahora y ahí es donde debes estar. No puedes vivir en el pasado, ni en el futuro, sino en el presente. Cualquiera que sea la situación, utiliza los instrumentos que están a tu disposición, usa tus manos, tu inteligencia, y tu fuerza”
· “Pero no tengo ningún instrumento - dijo el emperador - ni siquiera puedo construirme una casa”
El viejo sabio sacudió la cabeza…
· “El temor y el miedo han aumentado tu ignorancia. Tus instrumentos son todos los que utilizas para que un trabajo se realice, lo cual puede ser una palabra o una sonrisa. Tus instrumentos son tu capacidad de comprender que donde te encuentras en este momento es donde debes estar y no en otra situación. Utiliza cada momento”
El emperador anduvo por el jardín con las manos a la espalda, mirando pensativamente al suelo. Se volvió hacia el sabio y dijo:
· “Poco importa por qué estoy aquí, tengo un trabajo que hacer”
· “Está bien - dijo el sabio - poco importa a dónde voy, siempre doy un paso después de otro. Todo cuanto necesitas, ESTÁ EN TI… Cuando lo comprendas, cuando lo experimentes, tu vida se colmará de felicidad, libertad y conciencia.
El Emperador se preguntaba:
· “¿Por qué me ha sucedido esto, por qué he venido aquí? ¿De dónde provengo? ¿Por qué ha desaparecido mi familia? ¿Por qué soy emperador de China?”
Respondió el Sabio:
· “Estas preguntas no tienen ningún sentido. Estás ahí y eso es todo. Eres emperador. ¿Qué vas a hacer, quedarte ahí lloriqueando y sorbiendo por la nariz? Eso no te lleva a ninguna parte. Estás ahí porque estás ahí y debes aprender a manejar la situación lo mejor posible. ¡DEJA DE DARTE EXCUSAS!”
El emperador se sentía herido y mortificado…
· “La mayoría de las personas con como niños pequeños, no se preguntan ni de dónde vienen ni a dónde van; sólo se preocupan de andar, de comer, de vivir experiencias. Algunos individuos llegan al umbral del pensamiento y comienzan a plantearse problemas. Algunos encuentran la religión, otros a maestros que les dan respuestas y finalmente están los que, como tú, quieren saber más, conocer todos los detalles. Yo podría darte mil explicaciones, deslumbrarte de tal forma que no podrías soportar tu propia luz. ¿Pero qué bien te haría, que podrías hacer con ello? ¿Das tú de comer a tus hijos una tonelada de arroz a la vez?”
· “No” - dijo el emperador.
· “¿Por qué no dársela de una vez para que ya no tengan necesidad de comer?” - preguntó el sabio
· “¡Porque eso los mataría!”
· “¡Ah, has comprendido!” - dijo el sabio - Lo que tienes que hacer es no plantearte cuestiones inútiles, sino utilizar la situación en la que te encuentras; no decir: “si hubiera girado a la derecha en vez de haberlo hecho a la izquierda eso no habría ocurrido; si hubiera enviado a mis hijos al palacio de verano todavía estarían vivos”. Estas cuestiones no te conducen a nada. Estás donde te encuentras ahora y ahí es donde debes estar. No puedes vivir en el pasado, ni en el futuro, sino en el presente. Cualquiera que sea la situación, utiliza los instrumentos que están a tu disposición, usa tus manos, tu inteligencia, y tu fuerza”
· “Pero no tengo ningún instrumento - dijo el emperador - ni siquiera puedo construirme una casa”
El viejo sabio sacudió la cabeza…
· “El temor y el miedo han aumentado tu ignorancia. Tus instrumentos son todos los que utilizas para que un trabajo se realice, lo cual puede ser una palabra o una sonrisa. Tus instrumentos son tu capacidad de comprender que donde te encuentras en este momento es donde debes estar y no en otra situación. Utiliza cada momento”
El emperador anduvo por el jardín con las manos a la espalda, mirando pensativamente al suelo. Se volvió hacia el sabio y dijo:
· “Poco importa por qué estoy aquí, tengo un trabajo que hacer”
· “Está bien - dijo el sabio - poco importa a dónde voy, siempre doy un paso después de otro. Todo cuanto necesitas, ESTÁ EN TI… Cuando lo comprendas, cuando lo experimentes, tu vida se colmará de felicidad, libertad y conciencia.
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