martes, 11 de noviembre de 2008

CARTA DE SONIA


Ella se encuentra actualmente trabajando en Italia como instrumentista quirúrgica. Trabajó antes en el Hospital Daniel Alcides Carrión del Callao.

Pepe:

Hace poco tiempo mi familia se derrumbaba, porque un ser muy querido, se iba apagando poquito a poco, y en nosotros aumentaba cada vez más la impotencia, desesperación y la no aceptación de lo que venía.

Esto hizo que surgieran muchas preguntas, preguntas dirigidas a Dios, y que al no tener respuestas, o mejor dicho, sólo recibir respuestas negativas, nació en nuestro corazón la duda: ¿Existe Dios? ¿Dónde está? ¿Por qué permite que un niño que nunca deseó mal a nadie, sufra?, y muchas preguntas más, y la más difícil de aceptar: ¿Por qué tiene que morir? Todas estas preguntas sin respuesta evitaban que aceptemos la realidad y el deseo de Dios.

Y, un día, no sé cómo, ni cuándo, apareciste tú; al principio como una persona incógnita, ajena a nuestro dolor y que no podía sentir como nosotros y mucho menos entender nuestro dolor.

Fueron pasando los días y mi familia, en especial Criss y Jorge (padres del niño André con cáncer), empezamos a aceptar esa realidad que dolía, y el corazón pesaba menos, había menos resentimientos; y eso lo hiciste tú, gracias ti Pepe, nos dimos cuenta que Dios siempre estuvo con nosotros, que no nos había olvidado y que lo que Él quería era a nuestro André junto con Él, porque sólo era prestado.

Así fue que de una persona ajena, pasaste a integrar nuestra familia, y con ese AMOR DE FAMILIA, te doy GRACIAS, por haber compartido con nosotros el dolor y ayudarnos a ACEPTAR el MANDATO DE DIOS.

Y con ese amor, te deseo ¡Feliz Cumpleaños! Y pido a Dios que te dé muchos, muchos años más, para que continúes llevando a cada hogar: Alegría, Amor, Resignación y Aceptación.

Muchas gracias por todo.
Te quiero mucho y con el amor de Dios.

Sonia.

Nota: A André le habían dado pocos días de vida. Pero el Señor se glorificó en él y le regaló mucho tiempo más, para alegría de su familia. Mucho se oró por él y estuvimos con el grupo hasta el final confortándolo a él y a su familia. Creo que el Señor se lo llevó cuando su familia estuvo lista para aceptar sus designios. ¡Alabado sea el Señor!

JMPC

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