viernes, 13 de junio de 2008

MI PADRE EN MI VIDA - TESTIMONIO


Para muchos es muy difícil hablar de su vida privada… para mi no.

Desde antes de tener uso de razón, a mí, como hijo mayor, mi padre me brindo toda su confianza, y poco a poco, muy inteligentemente, me fue metiendo en su vida que no era muy santa… pero, a pesar de todo, me encantó su actitud, aunque por mi inocencia, lo defraudé varias veces.

Todo comenzó un día – si mal no recuerdo - en que mi madre - muy astuta - me preguntó qué habíamos hecho y a dónde había ido con mi papá. En ese entonces mi padre salía siempre conmigo porque mi hermano menor era aún muy pequeño.

Era una tarde muy bonita en Huacho, cerca de Lima-Perú, que era el lugar donde vivíamos. Yo tenía 7 u 8 años y estaba recién en primer grado en el Colegio San José de los Hermanos Maristas. Mi padre me había llevado a una chacra cerca de Huacho y había recogido a dos niños a los que me presentó como amiguitos. Él mayor tendría unos 3 años y ella de uno o dos años. Luego que paseamos un buen rato por Huacho, al dejarlos nuevamente en el lugar en que los recogimos, me preguntó:
§ “¿Qué te parecieron esos dos amiguitos que acabas de conocer?”
§ “Me gustaron mucho – respondí.
Me había presentado a mis hermanos… yo no lo sabía en ese entonces.

Al llegar a casa, y al preguntarme mi madre, dónde habíamos ido, le conté inocentemente, que había conocido a dos amiguitos nuevos; le dije como se llamaban, cómo los conocí y de donde los recogimos.

Eso que dije sin ninguna mala intención, fue lo que confirmó a mi madre lo que ya le habían contado sobre mi padre. Se armó la de San Quintín y acabamos al día siguiente en la chacra – mi madre ya sabía donde quedaba – mi padre bajó de la camioneta solo y no sé realmente lo que pasó ahí ni lo que pasó después entre ellos. Lo único que si recuerdo es que mi padre, al día siguiente me dijo:
§ “Hijo, tengo que decirte algo que te va a servir toda tu vida: el hombre debe aprender a ver y a callar
Sabias palabras que hasta hoy no las olvido…. pero que en esa época se me olvidaron varias veces… sin querer.

Con el tiempo viví en esa casa con mis hermanitos… la señora, que tenía una hija de su primer compromiso, me trataba muy bien. Un día, ella viajó con mis hermanitos a USA sin que mi padre se enterara y sin el permiso para llevarse a sus dos hijos. Eso lo tumbó a mi papá, porque los quería mucho.

Pasaron los años y ellos regresaron a conocer a su padre. Mi papá me pidió que yo los recibiera, porque él no iba a poder soportar la emoción de ver a sus hijos ya mayores y casados. Lo hice, y cuando ellos llegaron al aeropuerto, me confundieron con mi papá… les dije quien era y que su papá los esperaba un poco más atrás. El encuentro fue maravilloso. Ellos la pasaron muy bien y luego regresaron a USA.

Tiempo después, la mamá de mis hermanos fue pronosticada con Cáncer Terminal en USA, y decidió venir al Perú para despedirse de su familia. Mi padre y yo la recibimos y le dimos la bienvenida. La invité a mi comunidad y rezamos mucho por ella… al poco tiempo de su retorno a USA, ella falleció.

Mi papá era un bandido con las mujeres, muy apuesto y con mucho dinero, pero con muy poca cabeza fría... creo que me entienden.

Huacho, como pueblo chico, no guardaba secretos, y mi madre se enteró de otra dama. Mi padre me llevó un día a su casa y al retornar, mi mamá – que se las sabía todas – me preguntó dónde habíamos ido. Le respondí donde habíamos estado y ella me dijo:
§ “La próxima vez que tu papá te lleve a esa casa, le vas a decir a esa señora, que tu papá dice que es tu tía: ‘Te manda saludos tu hermana en el dolor’”

La siguiente vez que mi papá me llevó a esa casa, lo primero que le dije a mi supuesta tía, fue lo que mi mamá me había pedido le dijera. Ella sonrió discretamente, pero no respondió nada. Le conté a mi mamá que había cumplido con su encargo, pero que ella sólo había sonreído si responderme nada.

Nosotros teníamos un perro Gran Danés, que lo seguía a mi papá a donde iba. Así fue como mi mamá comprobó donde iba mi papá. Un día le dijo al perro: ¡Busca a papá!, y Boby la llevó hasta la casa donde él se encontraba. Por supuesto que mi mamá no hizo nada… sólo confirmó lo que le habían contado. Se supone que el perro es el mejor amigo del hombre; en este caso el perro era el mejor amigo de la mujer…. ¡Cuídate de tu mascota!

Se supone que a mi papá no le importaba si mi madre supiera o no lo que hacía a sus espaldas, lo que si sabía era que contaba con una calidad de esposa inigualable. Hasta ahora no me imagino lo que pasaba en sus cerebros y en sus corazones… total era problema de ellos.

Para esto, hasta ese momento yo no sabía todo lo que estaba pasando… para mí todo era muy natural porque yo no sabía de otras mujeres ni de hermanitos involucrados por todas partes… para mí era otra cosa… al menos tenía un concepto infantil muy diferente.

Al poco tiempo llegó la separación y luego el divorcio de mis padres. A mí no me afectó, porque ellos se cuidaron mucho de que así sea, pero a mi hermano menor sí… pero esa es otra historia. Ellos seguían siendo amigos, inclusive más que antes que se divorciara.

Nos mudamos a Lima, pero las visitas eran más que frecuentes y yo no extrañaba. Nunca mis padres me pusieron uno en contra del otro. Cuando mi papá nos visitaba en Lima, se quedaba a dormir con nosotros… ya se imaginan ustedes que él me escogía a mí para dormir…. o sea, dormía en mi cama…. y yo feliz. Al día siguiente nos llevaba a las mejores tiendas de Lima y nos compraba ropa, zapatos y todo lo que a nosotros nos gustaba o necesitábamos. ¡Así cualquiera podría ser hijo de divorciados! ¿No les parece? Pero, ahora lo sé, era parte del pago por el sentimiento de culpa - innecesario por mi parte - que él sentía.

Hasta ese momento yo me bandeaba con varias situaciones, que por mi edad no las veía fuera de lugar. Los niños no son maliciosos por su inocencia.

Pasó un tiempo y apareció otra situación. Mi papá me presentó a otra dama que me quería mucho, me invitaba a almorzar, y que me preparaba lo que a mi me gustaba. Era una persona muy agradable, muy joven, y su hermano estudiaba en el mismo colegio que yo, aunque él era mayor. Con el tiempo ella se convirtió en madre de cuatro nuevos hermanitos, dos hombres y dos mujeres. ¡Qué bravo era mi padre!

Llegué a vivir con mi padre un tiempo y con mi madre otro igual… aunque eso lo decidieron ellos. Parece que nos reclamaban, aunque yo tampoco fui un santo cuando niño. ¡Dios mío… no sé cómo me soportaban! Por si acaso, era travieso, pero no era malo.

Les cuento una de mis travesuras: Mi papá me prohibía salir después de las 8pm - yo tenía 13 años - estaba enamorado de una chica 3 meses mayor que yo. Cuando mi papá se iba a hacer sus travesuras, yo hacía las mías: me salía en pijamas a caballo para ver a mi enamorada. Todo bien calculado para regresar antes que él. ¿Les gustaría conocer todas mis travesuras? Entren a mi BlogSpot y solicítenmelas.

Fui creciendo y fui hilvanando hechos. Me fui dando cuenta lo que había sido mi vida desde que tuve uso de razón y, me admiro a mí mismo, de no haber juzgado a mis padres y de seguir con mi vida normalmente. Amo a mis padres y nunca los juzgaré – mi madre está en el cielo y la sigo amando por su entereza y sigilo -. Mi padre tiene 86 años, recién cumplidos en mayo de este año. Él, delante de mí, pidió perdón a Dios por todas las travesuras de su juventud. Lloró como un niño… me alegra cuando emplea la frase: Gracias a Dios”… para todo. Va a Misa, se confiesa, etc.

El día que mamá falleció, él fue el primero en prestarse a cargarla y a ayudar en todo lo que le permitían… había partido su intima amiga, la que le perdonó todas sus faltas, la que lo amó con todo su corazón, con todo su amor, después de a Dios. Esto lo digo de corazón. Mi papá es de esas personas que aunque no quieras… lo amas.

Él sabe que yo sé toda su vida, y creo que no se arrepiente el haber confiado en mí, inclusive, creo que se sentirá muy contento cuando le cuente que parte de su vida está en Internet a nivel mundial. Él ni se imagina todo lo que yo sé de él…. hoy día se podrá enterar de parte de lo que yo sé.

Él está feliz con lo que yo estoy haciendo actualmente entregado a Dios, sobre todo que me llevo bien con mi hermano de parte de padre y madre, con el de madre – porque de mi madre se volvió a casar y tuve otro hermano – y con los seis de parte de padre… a me olvidaba contarles: como mi madre no tuvo hija mujer adoptó una.

Nota: Me he atrevido a contarles esto como ejemplo para ti, padre, madre o hijo. Mis padres son lo más grande, después de Dios, que yo he tenido. Gracias a ellos puedo aconsejarte, según lo que he pasado, para que tu vida sea más llevadera. Gracias por leerme.

FELIZ DÍA PAPITO… TE QUIERO MUCHO DESDE HACE 61 AÑOS
¡FELIZ DÍA!
José Miguel Pajares Clausen

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