lunes, 25 de febrero de 2008

EL ANILLO


Un alumno llegó a su profesor con un problema.

· “Estoy aquí, profesor, porque me siento tan poca cosa, que no tengo fuerzas para hacer nada. Dicen que no sirvo para nada, que no hago nada bien, que soy tonto y muy idiota. ¿Cómo puedo mejorar? ¿Qué puedo hacer para que valoren más?”

El profesor, sin mirar le dijo:
· Lo siento mucho joven, pero ahora no puedo ayudarte. Primero debo resolver mi propio problema, tal vez después… y haciendo una pausa, dijo: Si tú me ayudas, y puedo resolver mi problema rápidamente, quizá pueda ayudarte a resolver el tuyo
· Claro, profesor– murmuró el joven. Pero se sintió otra vez desvalorizado.

El profesor se sacó el anillo que llevaba en el dedo pequeño, se lo dio y le dijo:
· “Coge el caballo y vete al mercado. Debes vender este anillo porque tengo que pagar una deuda. Es preciso que obtengas de él el máximo posible, pero no aceptes menos de una moneda de oro. Vete y vuelve lo más rápido posible

El joven cogió el anillo y partió. Cuando llegó al mercado empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes. Ellos miraban con algún interés, atendiendo al joven cuando decía cuanto pretendía por el anillo. Cuando decía que una moneda de oro, algunos reían, otros se apartaban sin mirarlo.

Intentando ayudar al joven, llegaron a ofrecerle una moneda de plata y una jícara de cobre, pero el joven seguía las instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro y rechazaba las ofertas.

Después de ofrecer la joya a todos los que pasaban por el mercado, y abatido por el fracaso, montó en el caballo y regresó. El joven deseaba tener una moneda de oro para comprar él mismo el anillo, librando de la preocupación a su profesor, pudiendo así recibir su ayuda y consejos.

Entró en la casa y dijo:
· Profesor, lo siento mucho, pero es imposible conseguir lo que me pidió. Tal vez pudiese conseguir 2 ó 3 monedas de plata, pero no creo que pueda engañar a nadie sobre el valor del anillo
· Importante lo que me dices, joven le contestó sonrienteprimero debes saber el valor del anillo. Vuelve a coger el caballo y vas a ver al joyero ¿Quién mejor que él para saber el valor exacto? Pero no importa cuanto te ofrezca, no lo vendas… vuelve aquí con mi anillo

El joven fue a ver al joyero y le dio el anillo para que lo examinara. El joyero lo examinó con la lupa, lo pesó y le dijo:
· “Dile a tu profesor, que si quiere vender ahora, no puedo darle más de 58 monedas de oro
· “¡¡¡50 MONEDAS DE ORO!!!” – exclamó el joven.
· Si – contestó el joyero – y creo que con el tiempo podría ofrecerle 70 monedas, pero… si la venta es urgente…”

El joven corrió emocionado a casa del profesor para contarle lo ocurrido.

· Siéntate – dijo el profesor - Y después de escuchar todo lo que el joven le contó, le dijo: Tú eres como ese anillo, una joya valiosa y única. Sólo puede ser valorada por un especialista ¿Pensabas que cualquiera podía descubrir su verdadero valor?” – y diciendo esto, volvió a colocarse su anillo.

Todos somos como esta joya… valiosos, únicos, y andamos por todos los mercados de la vida pretendiendo que personas inexpertas nos valoren.

¡REFUERZA TU VALOR!
¡APRENDE A VALORIZARTE
COMO LA MEJOR DE LAS PIEDRAS PRECIOSAS!
PARA DIOS… ESO ES LO QUE ERES.

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