jueves, 21 de febrero de 2008

¿DIOS HABLA AÚN CON LAS PERSONAS?


Un joven de vida espiritual fue a una reunión de estudio de la Biblia en la residencia de un matrimonio amigo. Era una noche de jueves. El matrimonio dividió el estudio entre oír a Dios y obedecer la Palabra del Señor.

El joven no podía dejar de querer saber si Dios aún habla con las personas”. Después del estudio, él salió para tomar un café con los amigos que estaban en la reunión familiar, y disertaban un poco más sobre el mensaje de esa noche. De formas diversas ellos hablaban de cómo Dios había conducido sus vidas de maneras tan diferentes.

Eran aproximadamente las 11pm cuando el joven se despidió de sus amigos y comenzó a dirigirse a su casa. Sentado en su automóvil comenzó a pedir:
Dios, si aún hablas con las personas, habla conmigo. Yo te escucharé y haré todo lo posible por obedecerte

Mientras conducía por la avenida principal de la ciudad, tuvo un pensamiento muy extraño, como si una voz hablase dentro de su cabeza:
“¡Para y compra un litro de leche!”
Él movió su cabeza y dijo en voz alta:
Dios, ¿eres Tú, Señor?”
No obtuvo respuesta, y continuó dirigiéndose para su casa.

Sin embargo nuevamente surgió el pensamiento: “¡Compra un litro de leche!”. El joven pensó en le pasaje de la Biblia que habla de Samuel, y cómo él no reconoció la voz de Dios, y cómo habló Dios a Samuel:
“¡Muy bien, Dios! En caso seas Tú el que me estás hablando, voy a comprar la leche. Esto no parece una prueba de obediencia muy difícil, total yo podría usar también la leche

Así que paró, compró la leche y reinició el camino a su casa. Cuando pasaba por la sétima avenida, nuevamente sitió un pedido:
“¡Gira en aquella calle!”
“¡Esto es una locura! - pensó, pero hizo caso… giró - ¡Muy bien, mi Dios!”

Siguió avanzando por algunas cuadras cuando de repente sintió que debía parar. Se detuvo y miró a su alrededor. Era un área mixta comercial y residencial. No era la mejor parte de la ciudad ni tampoco la peor. A esa hora, todos los establecimientos estaban cerrados y las luces de las casa apagadas, como si todos estuvieran durmiendo, excepto una del otro lado de la calle que estaba cerca de donde él se encontraba.

Nuevamente sintió algo:
“¡Ve y dale la leche a las personas que están en aquella casa del otro lado de la calle con la luz encendida!”

El joven miró la casa, comenzó a bajarse de su automóvil, pero se regresó.
“¡Señor, esto es una locura! ¿Cómo puedo ir a una casa extrañan en medio de la noche?”
Una vez más sintió que debería ir a dejar la leche. Finalmente abrió la puerta y dijo:
“¡Muy bien, Dios, si eres el Señor, iré y entregaré la leche a aquellas personas! ¿Si Tú quieres que parezca un loco… muy bien. Yo quiero ser obediente. Pienso que esto va a servir para algo; sin embargo, si ellos no responden inmediatamente, me retiraré en el acto
Atravesó la calle y tocó la puerta. Pudo oír un barullo viniendo desde adentro, parecido al llanto de una criatura. La voz de un hombre sonó alto:
“¿Quién está ahí? ¿Qué quiere?”

La puerta se abrió antes que el joven pueda huir. De pie estaba un hombre alto vestido de jean y camiseta que no parecía muy feliz de ver a un desconocido en la puerta de su casa.
“¿Qué pasa?”
El joven le entregó la botella de leche y le dijo: Compré esto para ustedes

El hombre cogió la leche y corrió adentro hablando alto. Después una mujer pasó por el corredor llevando la leche en dirección a la cocina. El hombre la seguía sosteniendo en sus brazos una criatura que lloraba. Lágrimas corrían por el rostro del hombre y luego comenzó a hablar medio sollozando:
Nosotros oramos. Tenemos muchas cuentas que pagar este mes y nuestro dinero se había acabado. No teníamos más leche para nuestro bebé. Apenas oré, le pedí a Dios que nos mostrase una manera de conseguir leche
Su esposa gritó desde la cocina:
Pedí a Dios que nos mandara un ángel con un poco… ¿Es Ud. un ángel?”

El joven tomo su cartera y sacó todo el dinero que había en ella y lo colocó en las manos del hombre. Se dio media vuelta y regreso a su automóvil, mientras las lágrimas corrían por sus mejillas. Él experimentó que Dios, todavía responde los pedidos de los justos.

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