El demonio, cada año, quiere impedir el nacimiento de Cristo en nuestros corazones.
En lo más recóndito del quinto infierno, se confabulaban todos los demonios, reunidos en asamblea plenaria. El gran Satán les había convocado, pues al fin tenían un plan para evitar la llegada de la Navidad ese año. Entre el infernal estrépito de la siniestra sala, la más nefasta voz - si a eso se le podría llamar voz - gritó pidiendo silencio. Tras un momento de siseos horrendos, los demonios se callaron.... Satán se levantó de su trono y exclamó con voz exasperada:
§ ¡¿Dónde están mis papeles?!... ¡Demonios!
Un diablo menudo y desparpajado, que debía ser su secretario, se los entregó riendo.
§ ¡Muérete! - le gritó Satanás.
§ Igualmente - contestó el diablo de los papeles, en ademán de gratitud.
§ ¡Todos los diablos! - exclamó Satán - hermanos muy odiados. Al fin, tras veinte siglos de intentos fallidos, al fin... - siguió con solemnidad - evitaremos que nazca Cristo, Redentor de los hombres.
Un aullido frenético se dejó oír en aquella sala demoníaca, todos aprobaban al orador. Satán continuó:
§ Tengo aquí, mil disfraces de ángeles, miradlos, son perfectos...
Levantó uno de aquellos para que todos lo vieran. Realmente estaban muy bien hechos, pero su soberbia, como de costumbre le traicionó, y queriendo rematar dijo:
§ ¡Ni el mismísimo Dios nos reconocerá...!
Un berreo de gloria infernal se extendió por toda la galería.
§ El plan es del todo simple - prosiguió en tono explicativo - nada de tecnicismos ni de revueltas a las puertas del Cielo, pues la última vez, aquello fue Troya, con la única diferencia de que habiendo colado el caballo, no pudimos evitar que la guardia de San Miguel nos diera una buena paliza. No, este año lo haremos de modo diplomático. Unos cuantos se encargarán de distraer a San Pedro. Mientras los demás, fingiremos que volvemos al cielo, después de dar un paseo por estos mundos de Dios. De modo que San Pedro, tan distraído, no tendrá tiempo de revisar los permisos ni nada...
La asamblea estaba absorta escuchando en un silencio de ultratumba, les maravillaba que algo tan simple pudiera ser la solución a un problema tan complejo, como el de luchar contra un Dios Omnipotente, para evitar la Navidad... Satán continuó, alentado por el éxito de su discurso, incluso había dejado los papeles y les hablaba de pie en un brazo de su asqueroso trono...
§ Una vez que hayamos pasado la puerta, lo demás nos será muy fácil. Entraremos en desbandada ante la presencia de Dios, y debemos convencerle de que no nazca este año en el mundo. Tendremos que decirle lo mal que se ha portado el hombre en estos años. Le diremos que cada vez más gente vive sin que le importe su propia salvación. Debemos hacerle comprender que, cada año que pasa, la humanidad se aleja más y más de Él y se encierra en su egoísmo, sin querer saber nada que no sea placer y consumismo. Le mostraremos las injusticias y desigualdades que reinan en el mundo. Le enseñaremos la larga lista de niños que han tenido que pasar súbitamente de la sala de nacimientos próximos, a la de defunciones prematuras... y la lista negra de todos los enfermos y viejos que han dejado el mundo antes de tiempo... y no olviden la nueva innovación de la sofística: “la guerra preventiva”. Habría mucho más que añadir las interminables iniquidades humanas, de las que, es cierto, nosotros somos en parte los causantes - sentenció con una sonrisa demoníacamente sarcástica...
Para esto, Satán ya estaba de pie, majestuoso y triunfante sobre el respaldo de su trono de piedra negra y opaca. Su mirada inquiría al auditorio, dejó un tiempo de pausa, se sentó en el alto respaldo, con las piernas colgando y dijo:
§ Y bien... ¿qué os parece?...
El auditorio, sumido en silencio, reventó de pronto en aplausos y ovaciones, que parecían todos los sonidos de una selva juntos. Ya comenzaba la algarabía y los festejos, cuando de pronto se escuchó una voz desafiante:
§ ¡No!, ¡no funcionará!... ¡no funcionará! – volvió a gritar la voz salvajemente... Sois todos unos... pobres diablos, -sentenció -
La asamblea se había helado y el hedor del aire infernal se podía masticar por la tensión... La voz continuó:
§ ¿No os dais cuenta del fallo? Este plan está condenado al fracaso desde el inicio.
Era un demonio colosal el que hablaba. Un guerrero de ultratumba, la personificación de las plagas de Egipto. Era sin duda, uno de los más fuertes del infierno, todo el salón atendía a sus palabras casi con reverencia religiosa. Se encontraba al fondo de la infernal aula y se acercaba poco a poco al centro. El gran Satán miraba con curiosidad, no podía reconocer quién era el que hablaba. Quizá será Moloc, pero no le reconozco con ese nuevo “look”- pensaba. Mientras, el colosal guerrero continuó:
§ Ha pasado tanto tiempo desde que fuimos creados por Dios, y hemos luchado siempre contra Él desbaratando sus planes. Hemos corrompido la naturaleza una y otra vez. Y desde que el hombre apareció sobre la tierra, no hemos dejado de hacerle daño ni de hostigarle para que se rebele al Creador. Muchas veces lo hemos logrado. Y ahora, en estos tiempos, hasta le hemos hecho creer que no existimos. Esta es una grandísima victoria...
El auditorio comenzaba a impacientarse pues la explicación no arribaba todavía, pero nadie se atrevía a encarar a tan fuerte espectro, de modo que todos atendían...
§ Pero de aquí, no podemos concluir que Dios deje de auxiliar a la humanidad. Es imposible. Parece que no conocierais a Dios... Ni siquiera porque llevamos más de diez mil años luchando contra Él. ¡NO! El corazón de Dios soporta la paga de los malos por aquella de los justos. Y su ira se derrite ante las almas puras de los niños recién bautizados, a quienes no ha llegado aún el aguijón de la soberbia ni el fuego de la sensualidad... Además, no podremos negar que en el mundo hay aún mucho bien escondido bajo los hábitos de religiosos y religiosas de clausura, a quienes nunca hemos podido dañar. Y díganme si no es cierto que quedan en el mundo tantas familias cristianas coherentes: madres entregadas y fieles; esposos trabajadores e hijos obedientes... Por más que los endiablados Mass Media transmitan toneladas y toneladas de basura informativa e infecciosa...
El espectro iba avanzando y hablaba ya desde el centro del aula. Satanás, se había resbalado por el respaldo, hasta quedar sentado en el trono, pensativo y abrumado por el discurso, se sobrecalentaba de coraje... y en aquel preciso momento reconoció la voz del demonio y como un volcán, desesperado tronó:
§ ¡¡A él!! ¡Prendedle!... Es Miguel.
La asamblea se confundió por completo y nadie alcanzó a reaccionar a tiempo. El arcángel guerrero ya había desenvainado la espada y se elevaba resplandeciente con una luz que cegaba y lastimaba como cuchillos en los ojos a aquellos pobres espíritus... Sus alas hermosas y blancas se extendieron, y dejó caer el disfraz “perfecto” que traía. En pocos instantes estaba fuera del su alcance...
Nadie puede juzgar que a Dios no le guste de vez en cuando jugar a los SS, aunque si bien es cierto, no tiene necesidad de ello... Lo único digno de comentario es que aquel año, los demonios asistieron más tristes a la navidad en el mundo. Vieron una vez más, las pastorelas de los pequeños y ocultaron el rostro de vergüenza cuando un par de niños tomaban por el rabo a un pequeño, disfrazado de diablillo inofensivo y bonachón...
Fuente: Encuentra
En lo más recóndito del quinto infierno, se confabulaban todos los demonios, reunidos en asamblea plenaria. El gran Satán les había convocado, pues al fin tenían un plan para evitar la llegada de la Navidad ese año. Entre el infernal estrépito de la siniestra sala, la más nefasta voz - si a eso se le podría llamar voz - gritó pidiendo silencio. Tras un momento de siseos horrendos, los demonios se callaron.... Satán se levantó de su trono y exclamó con voz exasperada:
§ ¡¿Dónde están mis papeles?!... ¡Demonios!
Un diablo menudo y desparpajado, que debía ser su secretario, se los entregó riendo.
§ ¡Muérete! - le gritó Satanás.
§ Igualmente - contestó el diablo de los papeles, en ademán de gratitud.
§ ¡Todos los diablos! - exclamó Satán - hermanos muy odiados. Al fin, tras veinte siglos de intentos fallidos, al fin... - siguió con solemnidad - evitaremos que nazca Cristo, Redentor de los hombres.
Un aullido frenético se dejó oír en aquella sala demoníaca, todos aprobaban al orador. Satán continuó:
§ Tengo aquí, mil disfraces de ángeles, miradlos, son perfectos...
Levantó uno de aquellos para que todos lo vieran. Realmente estaban muy bien hechos, pero su soberbia, como de costumbre le traicionó, y queriendo rematar dijo:
§ ¡Ni el mismísimo Dios nos reconocerá...!
Un berreo de gloria infernal se extendió por toda la galería.
§ El plan es del todo simple - prosiguió en tono explicativo - nada de tecnicismos ni de revueltas a las puertas del Cielo, pues la última vez, aquello fue Troya, con la única diferencia de que habiendo colado el caballo, no pudimos evitar que la guardia de San Miguel nos diera una buena paliza. No, este año lo haremos de modo diplomático. Unos cuantos se encargarán de distraer a San Pedro. Mientras los demás, fingiremos que volvemos al cielo, después de dar un paseo por estos mundos de Dios. De modo que San Pedro, tan distraído, no tendrá tiempo de revisar los permisos ni nada...
La asamblea estaba absorta escuchando en un silencio de ultratumba, les maravillaba que algo tan simple pudiera ser la solución a un problema tan complejo, como el de luchar contra un Dios Omnipotente, para evitar la Navidad... Satán continuó, alentado por el éxito de su discurso, incluso había dejado los papeles y les hablaba de pie en un brazo de su asqueroso trono...
§ Una vez que hayamos pasado la puerta, lo demás nos será muy fácil. Entraremos en desbandada ante la presencia de Dios, y debemos convencerle de que no nazca este año en el mundo. Tendremos que decirle lo mal que se ha portado el hombre en estos años. Le diremos que cada vez más gente vive sin que le importe su propia salvación. Debemos hacerle comprender que, cada año que pasa, la humanidad se aleja más y más de Él y se encierra en su egoísmo, sin querer saber nada que no sea placer y consumismo. Le mostraremos las injusticias y desigualdades que reinan en el mundo. Le enseñaremos la larga lista de niños que han tenido que pasar súbitamente de la sala de nacimientos próximos, a la de defunciones prematuras... y la lista negra de todos los enfermos y viejos que han dejado el mundo antes de tiempo... y no olviden la nueva innovación de la sofística: “la guerra preventiva”. Habría mucho más que añadir las interminables iniquidades humanas, de las que, es cierto, nosotros somos en parte los causantes - sentenció con una sonrisa demoníacamente sarcástica...
Para esto, Satán ya estaba de pie, majestuoso y triunfante sobre el respaldo de su trono de piedra negra y opaca. Su mirada inquiría al auditorio, dejó un tiempo de pausa, se sentó en el alto respaldo, con las piernas colgando y dijo:
§ Y bien... ¿qué os parece?...
El auditorio, sumido en silencio, reventó de pronto en aplausos y ovaciones, que parecían todos los sonidos de una selva juntos. Ya comenzaba la algarabía y los festejos, cuando de pronto se escuchó una voz desafiante:
§ ¡No!, ¡no funcionará!... ¡no funcionará! – volvió a gritar la voz salvajemente... Sois todos unos... pobres diablos, -sentenció -
La asamblea se había helado y el hedor del aire infernal se podía masticar por la tensión... La voz continuó:
§ ¿No os dais cuenta del fallo? Este plan está condenado al fracaso desde el inicio.
Era un demonio colosal el que hablaba. Un guerrero de ultratumba, la personificación de las plagas de Egipto. Era sin duda, uno de los más fuertes del infierno, todo el salón atendía a sus palabras casi con reverencia religiosa. Se encontraba al fondo de la infernal aula y se acercaba poco a poco al centro. El gran Satán miraba con curiosidad, no podía reconocer quién era el que hablaba. Quizá será Moloc, pero no le reconozco con ese nuevo “look”- pensaba. Mientras, el colosal guerrero continuó:
§ Ha pasado tanto tiempo desde que fuimos creados por Dios, y hemos luchado siempre contra Él desbaratando sus planes. Hemos corrompido la naturaleza una y otra vez. Y desde que el hombre apareció sobre la tierra, no hemos dejado de hacerle daño ni de hostigarle para que se rebele al Creador. Muchas veces lo hemos logrado. Y ahora, en estos tiempos, hasta le hemos hecho creer que no existimos. Esta es una grandísima victoria...
El auditorio comenzaba a impacientarse pues la explicación no arribaba todavía, pero nadie se atrevía a encarar a tan fuerte espectro, de modo que todos atendían...
§ Pero de aquí, no podemos concluir que Dios deje de auxiliar a la humanidad. Es imposible. Parece que no conocierais a Dios... Ni siquiera porque llevamos más de diez mil años luchando contra Él. ¡NO! El corazón de Dios soporta la paga de los malos por aquella de los justos. Y su ira se derrite ante las almas puras de los niños recién bautizados, a quienes no ha llegado aún el aguijón de la soberbia ni el fuego de la sensualidad... Además, no podremos negar que en el mundo hay aún mucho bien escondido bajo los hábitos de religiosos y religiosas de clausura, a quienes nunca hemos podido dañar. Y díganme si no es cierto que quedan en el mundo tantas familias cristianas coherentes: madres entregadas y fieles; esposos trabajadores e hijos obedientes... Por más que los endiablados Mass Media transmitan toneladas y toneladas de basura informativa e infecciosa...
El espectro iba avanzando y hablaba ya desde el centro del aula. Satanás, se había resbalado por el respaldo, hasta quedar sentado en el trono, pensativo y abrumado por el discurso, se sobrecalentaba de coraje... y en aquel preciso momento reconoció la voz del demonio y como un volcán, desesperado tronó:
§ ¡¡A él!! ¡Prendedle!... Es Miguel.
La asamblea se confundió por completo y nadie alcanzó a reaccionar a tiempo. El arcángel guerrero ya había desenvainado la espada y se elevaba resplandeciente con una luz que cegaba y lastimaba como cuchillos en los ojos a aquellos pobres espíritus... Sus alas hermosas y blancas se extendieron, y dejó caer el disfraz “perfecto” que traía. En pocos instantes estaba fuera del su alcance...
Nadie puede juzgar que a Dios no le guste de vez en cuando jugar a los SS, aunque si bien es cierto, no tiene necesidad de ello... Lo único digno de comentario es que aquel año, los demonios asistieron más tristes a la navidad en el mundo. Vieron una vez más, las pastorelas de los pequeños y ocultaron el rostro de vergüenza cuando un par de niños tomaban por el rabo a un pequeño, disfrazado de diablillo inofensivo y bonachón...
Fuente: Encuentra
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