lunes, 5 de noviembre de 2007

¿TRATANDO DE ASUSTARME?


Se le presenta el demonio a un buen cristiano.

“¿Quién eres?” – dijo el buen cristiano.
Soy el demonio y quiero conversar contigo ¿Cómo te sientes?”
Yo me siento muy bien – respondió el cristiano sin inmutarse.
“¿No tienes miedo al futuro? Mira como está el mundo. Todos viven angustiados por el temor de perder todo lo que tienen. Trabajan por que tienen que trabajar... no por que les agrada. Sólo viven pensando cómo será su futuro, el de su familia; en el pago de la casa, la luz, el teléfono, el agua, arbitrios, colegios, el carro y, sólo si les sobra algo, que es muy difícil, para divertirse; prácticamente viven atemorizados replicó don sata.
Pero... yo no me siento como tú dices. Yo vivo tranquilo con lo que tengo. No quiero más de lo que me da Dios para vivir, y confío ciegamente en la Divina Providencia, total... nada me voy a llevar a la tumba – dijo el cristiano
“¿No te gustaría tener mucho más para que te envidien tus amigos? Yo te puedo ayudar... sólo tienes que entregarte a mí y te haré famoso. Tu familia tendrá de todo y mucho más de lo que te puedas imaginar– insistió el demonio.
Mira diablito, a mí me amarán por mis frutos, no por lo material que tengo. Mis frutos son mi honradez; mi buena familia, que es así por mi ejemplo y los valores que les he inculcado; por cómo doy a mis semejantes y por vivir cristianamente como manda Dios, el resto no me interesa. En verdad, no me gustaría que alguien esté a mi lado por lo material que tengo - argumentó el cristiano.
“¿Acaso no temes no poder impresionar a los demás, de pasar desapercibido, en convertirte en un viejo solitario, en morir sin haber sido famoso? – volvió ainsistir el demonio.
Nada de eso temo, sólo el ofender a mi Dios... que también es el tuyo, aunque no lo quieras reconocer – respondió el cristiano – pero antes que te vayas desilusionado por encontrar a alguien que no te tiene miedo, te voy a contar una pequeña historia: ‘Un manzano estaba tan cargado de manzanas que no conseguía dejar que sus ramas cantasen con el viento. Alguien que pasaba por ahí le preguntó por qué no trataba de llamar la atención como lo hacía el resto de árboles. ‘Mis frutos son mi mejor propaganda’.– le respondió el manzano. Sé que muchas veces tengo miedo como todos los demás, pero a pesar de eso, mi consuelo es que los frutos de mi vida hablarán por mí... así que tengo que arriesgarme a no perderlos” – dijo el cristiano.

Sin responder nada, y con el rabo entre las piernas, el demonio se fue a buscar a otro a quien asustar y tentar.

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