Perdí un juguete que me acompañó en mi infancia... pero gané el recuerdo del amor de quien me hizo ese regalo.
Perdí mis privilegios y fantasías de niño... pero gané la oportunidad de crecer y vivir libremente.
Perdí a mucha gente que quise y que amo todavía... pero gané el cariño y el ejemplo de sus vidas.
Perdí momentos únicos de la vida porque lloraba en vez de sonreír... pero descubrí que es sembrando amor como se cosecha amor.
Muchas veces perdí muchas cosas en mi vida... pero junto con ese “perder” hoy intento el valor de “ganar”. Porque siempre es posible luchar por lo que amamos, y porque siempre hay tiempo para empezar de nuevo.
Por eso, confiando en que siempre tendremos tiempo para comenzar de nuevo, te invito a hacer conmigo esta reflexión:
“No importa en que momento de la vida te cansaste. Lo que importa es que siempre es posible y necesario recomenzar. Recomenzar es darse una nueva oportunidad, es renovar las esperanzas en la vida y lo más importante, creer en Dios y en ti mismo”
¿Sufriste mucho en este periodo?... fue aprendizaje.
¿Lloraste mucho?... fue limpieza del alma.
¿Sentiste rencor?... fue para poder perdonar y ganar meritos al hacerlo.
¿Estuviste solitario en algún momento?... fue porque cerraste la puerta.
¿Creíste que todo se había perdido?... fue simplemente el inicio de tu mejora.
¿Te sientes solitario?... mira a tu alrededor y encontrarás a mucha gente esperando tu sonrisa para acercarse más a ti.
Mantengamos plena confianza en Dios. No permitamos nos aflija la congoja por cosas materiales, nuestro Padre Celestial conoce nuestras necesidades y siempre está dispuesto a proveer lo que nos hace falta.
- En tus alegrías, da gracias a Dios.
- En tus penas, ofréceselas a Dios por amor a él.
- En tus trabajos, hazlo todo siempre con buena intención.
- En tus pecados, pide perdón.
- Y en tu trato con los demás, ten espíritu de servicio.
Dice Santa Teresa que orar es un trato amoroso con Dios. No pedimos para obligar a Dios que cambie sus planes, lo cual es imposible. Ni para informarle de lo que necesitamos, pues él ya lo sabe. Ni para convencerle para que nos ayude, pues lo desea más que nosotros mismos. Pedimos porque él quiere que lo hagamos para colaborar con Él en lo que quiere concedernos.
Nota: Este articulo está dedicado a Teresita.
Perdí mis privilegios y fantasías de niño... pero gané la oportunidad de crecer y vivir libremente.
Perdí a mucha gente que quise y que amo todavía... pero gané el cariño y el ejemplo de sus vidas.
Perdí momentos únicos de la vida porque lloraba en vez de sonreír... pero descubrí que es sembrando amor como se cosecha amor.
Muchas veces perdí muchas cosas en mi vida... pero junto con ese “perder” hoy intento el valor de “ganar”. Porque siempre es posible luchar por lo que amamos, y porque siempre hay tiempo para empezar de nuevo.
Por eso, confiando en que siempre tendremos tiempo para comenzar de nuevo, te invito a hacer conmigo esta reflexión:
“No importa en que momento de la vida te cansaste. Lo que importa es que siempre es posible y necesario recomenzar. Recomenzar es darse una nueva oportunidad, es renovar las esperanzas en la vida y lo más importante, creer en Dios y en ti mismo”
¿Sufriste mucho en este periodo?... fue aprendizaje.
¿Lloraste mucho?... fue limpieza del alma.
¿Sentiste rencor?... fue para poder perdonar y ganar meritos al hacerlo.
¿Estuviste solitario en algún momento?... fue porque cerraste la puerta.
¿Creíste que todo se había perdido?... fue simplemente el inicio de tu mejora.
¿Te sientes solitario?... mira a tu alrededor y encontrarás a mucha gente esperando tu sonrisa para acercarse más a ti.
Mantengamos plena confianza en Dios. No permitamos nos aflija la congoja por cosas materiales, nuestro Padre Celestial conoce nuestras necesidades y siempre está dispuesto a proveer lo que nos hace falta.
- En tus alegrías, da gracias a Dios.
- En tus penas, ofréceselas a Dios por amor a él.
- En tus trabajos, hazlo todo siempre con buena intención.
- En tus pecados, pide perdón.
- Y en tu trato con los demás, ten espíritu de servicio.
Dice Santa Teresa que orar es un trato amoroso con Dios. No pedimos para obligar a Dios que cambie sus planes, lo cual es imposible. Ni para informarle de lo que necesitamos, pues él ya lo sabe. Ni para convencerle para que nos ayude, pues lo desea más que nosotros mismos. Pedimos porque él quiere que lo hagamos para colaborar con Él en lo que quiere concedernos.
Nota: Este articulo está dedicado a Teresita.
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