Esta pequeña historia me acaba de suceder.
Todo empezó en la Navidad del 2006. Mi ahijada Susann escuchó que me gustaría tener en mi departamento una jaulita con pajaritos, algo que nunca había tenido en mis 60 años de vida. Bueno, ese fue mi regalo de Navidad, dos “piwichos”, macho y hembra (pequeños loritos verdes con las puntas de sus alitas amarillas), a los que les puse como nombres “Panchito y Juanita”… creo que así se llaman todos los loritos.
No sé si por mi falta de experiencia o porque llegó enfermo, “Panchito” amaneció muerto patas arriba, a la semana del regalo. La verdad es que sentí un no sé qué al sacarlo de la jaula. Inmediatamente mi ahijada me regaló otro para que no se sintiera solita “Juanita”, que es muy pacifica, a tal punto que deja que su pareja se alimente primero que ella.
La verdad es que, a pesar de que “Panchito segundo” era un loquito de remate, era hiperactivo hasta no más, y a pesar que me picó varias veces (hasta ahora me quedan las huellas) lo llegué a querer a tal punto que tuve que conseguirme un guante para poder limpiar su jaula y alimentarlos. Ya no tenía por qué preocuparme por los pequeños, pero dolorosos ataques de “Panchito segundo”.
Amo mucho a los animales y me preocupo, no solamente por mis piwichos, sino también por mis dos perritos poodles, más otro prestado de mi ahijada y vecina. Les doy mucho cariño y los alimento. Han pasado a formar parte de mi vida: hora para sacarlos a que hagan sus necesidades, hora para alimentarlos, tiempo para bañarlos, limpiar pisos y jaula, etc., al menos me distraigo y mantengo mi mente trabajando en algo que me gusta.
Lo que no me explico es cómo, a pesar de todo el cuidado y amor que les doy, “Panchito segundo” - el más tremendo de los piwichos - había estado observando como abría su jaula para arreglarla y, hace pocos días, aprendió, la abrió y se escapó para siempre; estoy por creer que no lo hizo antes porque tenía recortadas sus alas... o sea que planeó su escapatoria
Ahora “Panchito tercero” acompaña a “Juanita”. Ella se estará preguntando: ¿qué les hice para que se mueran o se vayan?, lo mismo me pregunto yo; dicen que a la tercera va la vencida… veremos cómo nos va esta vez.
Reflexión: ¿La libertad se antepone a la comodidad? Creo que sí… la libertad no tiene precio. De que sirve tener todo, si nos falta lo más preciado, la libertad. Hasta Dios nos da la libertad de escogerlo o no; si Él pasara sobre nuestra libertad, dejaría de ser Dios.
Un filosofo alemán dijo una vez: “El único error de Dios es el haberle dado la libertad al hombre”. Pero, ¿qué seriamos sin libertad? ¿borregos? Total, si nos queremos quemar en el infierno, o gozar de una vida eterna... es problema nuestro. No podemos echarle la culpa a Dios.
Muchas esposas y esposos se preguntan: ¿Por qué se fue si aquí tenía todo? ¿Qué le dieron que yo no le di?... creo que ahora saben la respuesta… le crecieron las alas y voló. Creo que todo debe ser medido… la vida es un tira y afloja.
No sé si por mi falta de experiencia o porque llegó enfermo, “Panchito” amaneció muerto patas arriba, a la semana del regalo. La verdad es que sentí un no sé qué al sacarlo de la jaula. Inmediatamente mi ahijada me regaló otro para que no se sintiera solita “Juanita”, que es muy pacifica, a tal punto que deja que su pareja se alimente primero que ella.
La verdad es que, a pesar de que “Panchito segundo” era un loquito de remate, era hiperactivo hasta no más, y a pesar que me picó varias veces (hasta ahora me quedan las huellas) lo llegué a querer a tal punto que tuve que conseguirme un guante para poder limpiar su jaula y alimentarlos. Ya no tenía por qué preocuparme por los pequeños, pero dolorosos ataques de “Panchito segundo”.
Amo mucho a los animales y me preocupo, no solamente por mis piwichos, sino también por mis dos perritos poodles, más otro prestado de mi ahijada y vecina. Les doy mucho cariño y los alimento. Han pasado a formar parte de mi vida: hora para sacarlos a que hagan sus necesidades, hora para alimentarlos, tiempo para bañarlos, limpiar pisos y jaula, etc., al menos me distraigo y mantengo mi mente trabajando en algo que me gusta.
Lo que no me explico es cómo, a pesar de todo el cuidado y amor que les doy, “Panchito segundo” - el más tremendo de los piwichos - había estado observando como abría su jaula para arreglarla y, hace pocos días, aprendió, la abrió y se escapó para siempre; estoy por creer que no lo hizo antes porque tenía recortadas sus alas... o sea que planeó su escapatoria
Ahora “Panchito tercero” acompaña a “Juanita”. Ella se estará preguntando: ¿qué les hice para que se mueran o se vayan?, lo mismo me pregunto yo; dicen que a la tercera va la vencida… veremos cómo nos va esta vez.
Reflexión: ¿La libertad se antepone a la comodidad? Creo que sí… la libertad no tiene precio. De que sirve tener todo, si nos falta lo más preciado, la libertad. Hasta Dios nos da la libertad de escogerlo o no; si Él pasara sobre nuestra libertad, dejaría de ser Dios.
Un filosofo alemán dijo una vez: “El único error de Dios es el haberle dado la libertad al hombre”. Pero, ¿qué seriamos sin libertad? ¿borregos? Total, si nos queremos quemar en el infierno, o gozar de una vida eterna... es problema nuestro. No podemos echarle la culpa a Dios.
Muchas esposas y esposos se preguntan: ¿Por qué se fue si aquí tenía todo? ¿Qué le dieron que yo no le di?... creo que ahora saben la respuesta… le crecieron las alas y voló. Creo que todo debe ser medido… la vida es un tira y afloja.
José Miguel Pajares Clausen
Julio 2007
bueno yo tambien tengo dos piwichos hace dos dias llegaron a mi casa y los atrape quisiera saber ¿como diferenciar si es macho o hembra?
ResponderEliminarLo único que te puedo decir que las hembritas son un poco más grandes que el macho... lo que les doy de comer es Avena - platano de seda y manzana cortadita en pequeños trozos.
ResponderEliminarBendiciones y suerte con los piwichos... los míos son muy traviesos y cantantes.
muy bonita su historia para reflexinar ve le cuento mi historia ,yo tenia un lorito al cual adoraba hasta el punto que creo q no dejaba que nadie lo molestara nunca le tuve encerrado pues no me gusta ver aves presa duro conmigo creo 10 años el año pasado 15 de febrero me llamo lo tenia afuera fui a buscarlo asi no mas alzo el vuelo y se fue...pero era un loro especial saben,una vez trajieron otro dos pichones pequeños si yo los encerraba el le habria la jaula y me los ayudo a criar ,parece mentira pero es verdad estaban pichones y el les daba comida de su pico me ayudo a criarlos y eso q eran loros grandes y el erapequeño...por eso le llamaba mi verde esperanza..aun le sigo extrañnado pero..volo pq tampoco me gustaba cortarle sus alas pq yo decia a mi no me gustaria q me corten los brazos...ni que me encierren por un delito q no he cometido..las aves son lo máximo yo las amo pero amo su libertad por eso no las encierro.
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