miércoles, 31 de agosto de 2016

ES UNA MUJER HOMOSEXUAL QUE QUIERE SEGUIR SIÉNDOLO Y DEFIENDE A LA COACH ELENA LORENZO, SU TERAPEUTA


En defensa de la libertad personal.

María es una mujer homosexual convencida, y quiere seguir viviendo como homosexual. Su terapeuta es Elena Lorenzo. Le da las gracias por el respeto hacia su persona y a sus decisiones vitales, y la ayuda profesional que le ha prestado.

En la página web Lo sé, de Elena Lorenzo, aparece un testimonio de una persona que solicitó hace meses la ayuda profesional de la coach madrileña pero no para dejar atrás su homosexualidad, sino para trabajar otras partes de sus emociones.

Firma el testimonio como el seudónimo de María, aunque Religión en Libertad ha podido comprobar que se trata de una persona real que prefiere no facilitar su identidad real por razones obvias.

Un testimonio que invita a la reflexión
«Escribo este testimonio para contar mi experiencia del último año y medio en el que he estado acudiendo a sesiones de coaching con Elena. Y no quiero compartir todo esto por el contenido en sí de mi historia, que eso no tiene por qué importarle a nadie, sino por cómo se ha desarrollado y cómo creo que puede invitar a la reflexión.

»Acudí a Elena porque ya no podía más. Estaba cansada de no ser feliz, de no sentirme a gusto ni en paz conmigo misma. Todo lo que más quería y más me importaba en mi vida -mi pareja, mis padres y mi trabajo- o lo había perdido o era un conflicto continuo. Pensaba que cómo podía haber tomado decisiones tan malas en mi vida para estar en semejante situación, pero la verdad era otra.

»Pessoa lo describe a la perfección: ‘Llevo encima todas las heridas de las batallas que he evitado’.

»Cuando las relaciones con los demás no van bien, y sobre todo con las personas que más queremos, principalmente es porque la relación con nosotros mismos no la hemos cuidado lo suficiente. No hemos sido lo suficientemente responsables para ser honestos con nosotros mismos y por tanto es imposible que seamos honestos con los demás.

"Estoy tan agradecida a Elena"
»No es una tarea fácil atreverse a mirarnos cómo somos realmente, a descubrir todas las contradicciones, miedos y miserias que forman parte de quiénes somos. Requiere madurez y autocrítica. Por eso estoy tan agradecida a cómo Elena supo encontrar y transmitirme a través del coaching las herramientas adecuadas para que yo pudiera alcanzar los objetivos que me había marcado cuando acudí a ella. Y lo increíble es que esto sucedió incluso teniendo opiniones diametralmente opuestas.

"Elena siempre respeta la libertad de la persona"
»Yo siempre me he considerado yo, por encima de homosexual, lesbiana, gay o cualquier otra denominación que sea utilizada para reducir mi identidad sólo a algo que pertenece a mi intimidad. Nunca me ha resultado un conflicto interno el que me sintiera atraída por mujeres, pero no creo que eso me tenga que definir exclusivamente. Al menos así lo vivo yo. He intentado, llegado el momento, ser honesta y abierta sobre esta parte de mí con la gente que está a mi alrededor y que me importa, a pesar de los conflictos que se pudieran originar. Y ha sido así porque siempre lo he sentido, y lo siento, como algo natural en mí. Elena no piensa que eso sea así (al igual que mis padres y otra mucha gente), pero eso nunca fue un problema, ya que Elena siempre respeta la libertad de la persona.

Posiciones contrapuestas y trabajo mutuo...
»Por eso quiero compartir mi experiencia de cómo estando en posiciones tan contrapuestas, se puede trabajar conjuntamente, se puede llegar a un entendimiento mejor de uno mismo y del otro, al diálogo abierto sin pre-juicios y sobre todo sin miedos. Y todo sin perder uno mismo su identidad, porque al final todo radica en el respeto mutuo y en la voluntad firme de querer comprender al otro. Además en el caso de Elena, ella pone su rigor y honestísima profesionalidad de querer ayudar a los que acudimos a ella.

"Ya disfruto de la vida"
»Puedo decir ahora que disfruto de la vida, algo que hace año y medio no me permitía hacer. Y lo he conseguido porque he asumido mis responsabilidades y he hecho frente a mis inseguridades. Y no puedo más que estar por siempre agradecida a Elena por haberme guiado y acompañado para conseguirlo».

María


MADRE TERESA: HOMBRE CURADO POR SU INTERCESIÓN NARRA LA INCREÍBLE HISTORIA


ROMA, 31 Ago. 16 / 04:04 pm (ACI).- El brasileño Marcilio Haddad Andrino, la persona que recibió el milagro que llevará a la canonización de la Madre Teresa el 4 de septiembre, compartió su increíble historia a la prensa de Italia y comentó que él y su esposa son solo unos “creyentes normales que recibieron un extraordinario signo de la Misericordia de Dios”.
Marcilio, que proviene del municipio de Santos en Brasil, fue curado inexplicablemente en diciembre del 2008 cuando tenía problemas con una infección bacteriana en el cerebro que le generó ocho abscesos cerebrales graves y un dolor de cabeza insoportable.
"Desde el principio el diagnóstico no era bueno y solo parecía empeorar. Pero en el interior de este gran sufrimiento comprendimos que algo había ocurrido. Estaba seguro de que fue la Madre Teresa quien me sanó", explicó Marcilio al canal de televisión italiano Rai1 durante el Encuentro para las Amistades de los Pueblos, conocido como el Meeting de Rimini, que se llevó a cabo en Italia entre el 19 y 25 de agosto.
La historia del milagro comenzó cuando un sacerdote amigo, el P. Elmiram Ferreira, animó al joven recién casado y a su esposa, Fernanda Nascimento Rocha, a orar pidiendo la intercesión de la Madre Teresa.
Fernanda explicó que Marcilio estuvo enfermo durante dos años y que acudieron a innumerables médicos pero sin recibir un diagnóstico certero. "Fue una espera llena de angustia y no sabíamos qué era lo que estaba mal. El primer intento de tratamiento no tuvo éxito. Así que el médico cambió la terapia, pero Marcilio continuó empeorando".
Tras el fracaso del tratamiento, Andrino se despertó un 9 de diciembre del 2008 con un dolor de cabeza "insoportable" que lo dejó incapaz de hablar. Mientras su esposa oraba, fue llevado para una cirugía como último recurso.
Después de ejecutar una serie de pruebas "el médico miró el examen, e iluminado por el Espíritu Santo, entendió que mi esposo tenía ocho abscesos cerebrales”, agregó Fernanda.
Asimismo, la esposa aseguró que ambos siempre habían orado a la Madre Teresa, y que inclusive, su párroco les obsequió una reliquia de la Beata antes de su boda.
"Puse la reliquia en la cabeza de Marcilio, donde tenía los abscesos. Recité la oración de beatificación y también lo que venía de mi corazón. No fue fácil, pero este período me enriqueció mucho, enriqueció nuestro amor, nuestra fe... Hoy puedo decir que valió la pena".
Cuando el cirujano entró en la sala de operaciones se encontró con Marcilio despierto. “Sentí una gran paz dentro de mí y ya no tenía dolor de cabeza. No entendía lo que me estaba pasando", expresó.
Al ver la mejora, los médicos decidieron trasladarlo a cuidados intensivos y aplazar la cirugía hasta el día siguiente. Marcilio durmió toda la noche sin ningún problema, y al día siguiente tras reunirse con su médico, éste le dijo que volvería a su habitación.
“Vi que los abscesos se redujeron en gran medida, al igual que la hidrocefalia", dijo Marcilio refiriéndose al término médico para la acumulación anormal de líquido en el cráneo.
"Los abscesos se redujeron en un 70% y la hidrocefalia había desaparecido, ni siquiera las cicatrices de los abscesos eran visibles. En ese momento descubrí que estaba curado", añadió.
Su esposa Fernanda afirmó que si bien el médico no confirmó que Marcilio estaba curado, ella “ya lo sabía enérgicamente” porque “había orado a Dios por medio de la intercesión de la Madre Teresa", y añadió que cuando fue a la habitación de su esposo y lo vio sentado y hablando, entendió que “la Madre Teresa lo había sanado".
"Mi caso fue muy difícil clínicamente. Pero estoy seguro de que ocurrió un milagro... Yo estaba seguro de que la Madre Teresa me había sanado”, agregó Marcilio.
Tiempo después la pareja tuvo dos hijos, a pesar de que los médicos les dieron la mala noticia a Marcilio de que nunca sería capaz de tener hijos debido a los tratamientos. Aunque estaban devastados, la pareja aceptó, diciéndose a sí mismos que "si Dios quiere, vamos a tener hijos".
Seis meses después de su curación, la pareja se trasladó a Río de Janeiro y Marcilio volvió al trabajo. Fernanda comenzó a experimentar náuseas y el médico les confirmó que estaba embarazada.
"Mi fe ha crecido mucho, veo la gracia. Yo estaba enfermo, no podía caminar, siempre tenían que ayudarme. Hoy camino, tengo una familia y estoy muy agradecido", cuenta Marcilio.
Ahora, ocho años después del milagro la pareja de esposos siguen llevando la reliquia de la Madre Teresa a donde quiera que vayan, y oran junto a sus hijos.
“Cuando veo a mis hijos, veo a la Madre Teresa. Este milagro hizo a mi familia más fuerte y unida. Ellos saben todo acerca de mi enfermedad y la curación. Siempre nos acompañan, y cuando vamos con las hermanas a rezar, entienden todo y rezan con nosotros", explicó Marcilio.
"Dios elige a los que dan a conocer su Misericordia a todos, como en el caso de la Madre Teresa, que curó a todos sin distinción. Ella enseña a todos los pueblos a tener compasión del otro".
En septiembre de 2015, la Congregación para las Causas de los Santos aceptó las conclusiones de la comisión médica y presentó el informe al Papa Francisco para su aprobación final. El 18 de diciembre, el Santo Padre reconoció oficialmente el milagro que se necesitaba para que la Madre Teresa sea canonizada.

MADRE TERESA DE CALCUTA


"Un corazón puro puede ver fácilmente a Cristo en el hambriento, en el desnudo, en quien no tiene hogar, en quien está solo, en el no deseado, en el que no es amado, en el leproso, en el alcohólico en el hombre que vive en las calles no deseado, no amado, hambriento.

No hay solo hambre de pan, hay hambre de amor. No hay solo desnudez por un vestido, sino que hay desnudez de dignidad humana. No solo hay falta de hogar por una pequeña casa para vivir sino que hay falta de hogar por ser abandonados por todos, no deseados, no amados, descuidados, por haber olvidado lo que es el amor humano, lo que es la alegría humana, el toque humano".

INESPERADA “VISITA” DE LA MADRE TERESA DE CALCUTA DA CONSUELO A PRESOS DE ROMA


ROMA, 31 Ago. 16 / 02:57 pm (ACI).- Hace 22 años, la Madre Teresa de Calcuta visitó casi de incógnito la cárcel Regina Coeli de Roma y a pocos días de su canonización regresó gracias a la tecnología para dar consuelo a los presos del mismo recinto.
La cárcel Regina Coeli de Roma, situada a tan solo unos centenares de metros del Vaticano, fue sede de un emotivo encuentro de detenidos con dos Misioneras de la Caridad -congregación que fundó la Madre Teresa- y pudieron conocer más de su vida gracias a un documental.
La prisión acoge en la actualidad a 900 detenidos, pero años atrás ha llegado a albergar unos 1.200. A todos ellos los ha conocido el P. Vittorio Trani, franciscano conventual, capellán de la cárcel desde hace ya 38 años, quien explicó a ACI Prensa que la Madre Teresa visitó el centro penitenciario en mayo de 1994.
“Vino un poco de incógnito. La hice autorizar para que la dejasen entrar (por las grandes medidas de seguridad), pero no se lo dije a ninguno. Entró y participó en la Misa con algunos detenidos. Fue muy emocionante”, relató.
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“La habíamos preparado una silla bonita en el medio, pero cuando llegó y la vio me miró y me dijo que no, y se fue a otra silla sencilla que estaba en el fondo”, recuerda el sacerdote con una sonrisa.
“Aquí también la Madre Teresa, como otros grandes santos, tiene mucha importancia porque los detenidos la ven cercana, tenía esa capacidad de ser cercano al hombre”, reconoce.
El P. Vittorio reconoce que “por eso hemos organizado este encuentro; es una ocasión muy buena para que los encarcelados que no la conocen puedan hacerlo” pero sobre todo para que “les llegue el mensaje que ella anunciaba llevaba”.
“Este domingo, día de la canonización, celebraremos una Misa y después cada uno podrá ver la ceremonia desde la televisión que tienen en sus celdas”, comentó.
El presbítero cuenta que “la pastoral en esta prisión es algo distinta” porque “permanecen poco tiempo, solo hasta el primer proceso judicial”. “Se hace una pastoral del encuentro donde se siembra y ya se verá si permanece y luego fructifica, pero se da una palabra de esperanza y se busca estar junto a la persona”. Además, “tenemos celebraciones como la Eucaristía y ratos de oración”, añade.
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En su opinión, la cárcel “es uno de los lugares privilegiados en los que Dios más se hace sentir” por lo que “el hecho de estar sin libertad o sin familia los lleva a todos a reflexionar sobre cuál es el punto fundamental de sus vidas”.
El evento contó también con la presencia del postulador de la causa de canonización de la Madre Teresa, el P. Brian Kolodiejchuk, que junto a las hermanas Sor Patrick –­delegada de la congregación en Calcuta–­ y Sor Cyrenne llevaron en procesión desde la capilla de la cárcel una reliquia de sangre de la Madre Teresa.
Ante los detenidos, la hermana Cyrenne explicó que la futura santa “debe ser colocada en una situación histórica precisa”. “Dios la llamó y entró en nuestra historia, se hizo presente, llamó y hubo una respuesta de amor. Madre teresa dijo ‘sí’”.
El broche final del encuentro fueron los testimonios que algunos detenidos, visiblemente emocionados, leyeron y en los que hablaron sobre todo de la necesidad de tener paz y esperanza.
Una vez finalizado el encuentro, Sor Patrick y Sor Cyrenne repartieron estampas de la Madre Teresa a cada uno de ellos y les pusieron al cuello una medalla de la santa de Calcuta mientras hablaban con ellos y les daban ánimos.

PÍLDORA DEL DÍA SIGUIENTE TIENE EFECTO ABORTIVO, DICE EX ALTO FUNCIONARIO DE OMS


LIMA, 31 Ago. 16 / 04:28 pm (ACI).- El médico, ex vicepresidente del Consejo Ejecutivo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y hoy sacerdote, Pablo Augusto Meloni Navarro, lamentó la desinformación generada por organizaciones que promueven el aborto en Perú, y aseguró que la píldora del día siguiente tiene un efecto abortivo.
Entrevistado por la cadena RPP, el P. Meloni Navarro señaló que en medio de las diversas opiniones “tenemos que buscar elementos concretos”, y entre ellos destacó que “los mismos comercializadores y los que distribuyen estos productos, es decir la parte interesada” reconocen un tercer efecto abortivo en el producto.
Recientemente, un juzgado dictó una medida cautelar en un juicio entre Violeta Cristina Gómez y la ONG Promsex contra el ministerio de Salud, ordenando que provisionalmente se distribuya la píldora del día siguiente en los establecimientos públicos.
El nuevo fallo judicial contradice la sentencia del 2009 del Tribunal Constitucional de Perú, que prohíbe la distribución de la sustancia, debido a su potencial efecto abortivo.
Informes oficiales de la Agencia Peruana de Cooperación Internacional (APCI), revelan que las ONGs feministas Promsex y Demus han usado más de 1,7 millones de dólares en 19 proyectos que buscaban implementar la “anticoncepción oral de emergencia” e incluso demandar al Estado peruano por prohibir su distribución en los servicios de salud pública.
El médico y sacerdote peruano precisó que los comercializadores de la píldora del día siguiente “en otros lugares señalan con claridad que el efecto de este producto es sobre la anidación, sobre la implantación, sobre el endometrio, el llamado tercer efecto y, en conclusión, el efecto es abortivo”.
“Sin embargo, en la discusión en el país hemos visto a distintas personas, representantes de instituciones interesadas en promover el aborto, que señalan que el efecto solamente es anovulatorio, contra la ovulación y por tanto seria únicamente anticonceptivo, no abortivo, estableciendo una serie de términos que confunden a la opinión pública”.
El P. Meloni Navarro indicó que en una rápida búsqueda en Google se puede encontrar que entre los efectos colaterales de la píldora del día siguiente “aparece sangrado, sangrado de origen endometrial. (Esto) es porque justamente afecta la mucosa del útero donde se implanta la persona concebida”.
Al referirse a la interpretación de la OMS, según la cual el embarazo comienza en la implantación y no en la fecundación, el médico recordó que “yo he sido vicepresidente del Consejo Ejecutivo de la Organización Mundial de la Salud, en el nivel más alto de dirección de la OMS, conozco claramente cómo funciona este mecanismo de cooperación multilateral, que funciona con el consenso de distintos países, con distintas posiciones y con distintos intereses. Obviamente la OMS no está llamada a establecer criterios de verdad, sino elementos de consenso transitorio”.
“Lo que se ha producido en las últimas décadas ha ido cambiando el concepto semántico del aborto, por unas posiciones que han ido tomando distintos países, especialmente los países con mayor capacidad económica, los principales contribuyentes económicos y financieros de la OMS”.

Sin embargo, precisó, “las opiniones de la OMS no son vinculantes y no pueden ir en contra del marco (legal) nacional” que defiende la vida desde la concepción.

ALCOHÓLICO Y MUNDANO, UNA PREGUNTA PODEROSA LE TRANSFORMÓ: ¿HAS AMADO AL PRÓJIMO COMO A TI MISMO?


Milán Hlavác sabía que no podía romper sus cadenas.

El eslovaco Milan Hlavac hoy evangeliza y trabaja con niños discapacitados, pero su juventud fue distinta.

“Memento mori”, recuerda que vas a morir algún día, dice la frase latina. Pensar en la muerte ayuda a madurar, a ser realista, a tomarse en serio la vida. Y así le sucedió a Milán Hlavác, un eslovaco que hoy es un apasionado de la evangelización y el trabajo con discapacitados psíquicos, pero que en su juventud era un juerguista alcoholizado.

Familia católica en un país comunista
El pequeño Milán crecía en los años 70 en una familia católica tradicional de la Eslovaquia comunista. Todos sus parientes tenían una fe sencilla, de costumbre, y la familia acudía a la Iglesia cada domingo.

Una vez unos adultos a la puerta de la parroquia dijeron al niño que la forma correcta de saludar a las personas de edad avanzada era usar la fórmula tradicional: “Alabado sea Jesucristo”. Y el joven Milán usó esta frase con entusiasmo muchos años en una época en que estaba muy mal visto por las autoridades celosas del laicismo impuesto por el régimen dictatorial.

Sin embargo, la fe infantil basada en la mera costumbre no le alimentó al crecer, y a los 17 años se declaró ateo en una discusión con su padre: “Basta, ¡Dios no existe, Dios ha muerto!”, gritó. “Me había convertido en un ateo y ni siquiera sabía cómo”. Simplemente, repetir oraciones porque era lo que hacían los mayores ya no le bastaba.

El fin de semana, emborracharse en grupo
Convencido de su increencia estaba convencido también de ser un valiente rebelde… básicamente porque se dedicaba a fumar y beber en exceso. Fue su ritmo cotidiano durante cuatro años, de los 17 a los 21. “Me pasaba el fin de semana con amigos en distintos pisos, y nuestra principal actividad era el consumo de alcohol. Yo trabajaba, tenía bastante dinero y me lo gastaba en los amigos y la bebida”.

A partir de cierto momento ya entendió que tenía un problema grave con el alcohol. Intentó seguir una terapia para dejarlo, sin éxito alguno. “Mi deseo de beber era más fuerte que esa pequeña voz interna que me instaba a parar”.

Un libro sobre la muerte… y el sentido
Y llegó el verano de 1989, el año de la caída de los regímenes comunistas en Europa Oriental. Estaba con unos amigos de vacaciones en el campo, en teoría de pesca, en la práctica bebiendo y bebiendo.

Pero le gustaba leer y se había llevado un libro sobre experiencias cercanas a la muerte, testimonios de personas que habían vivido la muerte, o algo muy cercano, y habían sobrevivido. Todas hablaban del sentido de la vida, del por qué seguir viviendo. Y lo expresaban con una frase: “al final de todo… ¿has amado al prójimo como a ti mismo?”

A Milán aquello le sonaba: lo había oído en misa muchos años antes, era algo que había dicho Jesús. Amar al prójimo como a uno mismo… vivir con sentido, tener una vida que poder mirar con satisfacción al llegar los últimos momentos… He ahí una sabiduría válida, y venía de Jesús.

Para él fue un reencuentro con Jesucristo. Entendió que necesitaba a Jesús y su camino… y sin embargo no tenía fuerzas para dejar a sus malas amistades y la bebida. Prometió a Dios y a algunos seres queridos que dejaría el alcohol… pero no lo conseguía hacer. “Las cadenas eran más fuertes que yo”.

Cuando le echaron de casa
Un día llegó a casa completamente borracho y, según parece –él no recuerda cómo fue- pegó a su padre. Lo vio al día siguiente, con golpes en la cara, cuando entró en su habitación y le dijo, contundente: “Son las mueve y media; a las doce ten hechas las maletas y vete para siempre. Ya no eres mi hijo”.

Milán quedó perplejo: ni siquiera recordaba lo que había hecho. Pero sentía un enorme pesar y comprendía que si se hubiera mantenido sobrio no habría sucedido nada malo.

Allí, fuera de casa, se volcó en Cristo. “Fue un punto de inflexión, muy educativo. El Señor me liberó entonces de la esclavitud del alcoholismo. Mi padre, al cabo de un tiempo, me perdonó y me recibió de nuevo en casa. Desde entonces, nunca más me emborraché”, explica en la web de testimonios Moj Pribeh.

Buscando servir a Dios
Él se sabía salvado y sanado por Cristo, y quería trabajar para Dios de alguna manera. Primero probó como novicio en la Sociedad del Verbo Divino, pero entendió que no era su senda. Después empezó una relación con una chica, que no funcionó bien. Estaba algo desconcertado, buscando la voluntad de Dios.

Acudió en esos días al grupo de oración de estilo carismático de Tomás Pruzinec, en Bratislava, en el que participaban católicos y protestantes. Un amigo le había invitado muchas veces y por fin había accedido. Le gustó la oración de alabanza, y cuando Tomás Pruzinec apoyó sus manos en él y rezó a Dios pidiéndole que Milán experimentase plenamente el Espíritu Santo, que transformase su vida, supo que era el comienzo de un nuevo caminar.

Se avivó en él el deseo de servir a Dios. También creció su amor por los cristianos de otras congregaciones. “Todos, católicos, luteranos, baptistas y otros, sirven al mismo Dios y Señor Jesucristo”, escribe. Notó “el deseo de que pronto llegue el día en que todos los cristianos puedan unirse bajo la bandera de Cristo Jesús victorioso”.

Evangelizar… y aprender de los pequeños
Se casó con una chica de tradición luterana, y consideran “un gran regalo para nosotros la oración común”, en grupos de oración y en casa. Pensó en ser misionero en África, y estuvo un tiempo en la comunidad carismática ecuménica Chemin Neuf (Camino Nuevo) en Francia, para mejorar el idioma, y luego en la comunidad El Arca, fundada por Jean Vanier, varios años como voluntario en Francia y Canadá con discapacitados psíquicos. “Trabajar con estas personas me dio mucho, vi la intensidad con la que Dios vive en ellas: como dice el Señor Jesús: quien recibe a  un niño como este, a mí me recibe”.

No ha ido a África, pero sigue siendo misionero y evangelizador allí con quien se trata. Sigue trabajando con niños con discapacidad psíquica. “Cada uno puede ser misionero exactamente donde está ahora. Sé que no es fácil, pero no me avergüenzo de anunciar el Evangelio. Es para la salvación de todos. No dejo que nadie me disuada: el Evangelio es la vida”, afirma hoy.


REINO UNIDO: PIDEN A SACERDOTES NO USAR ALZACUELLOS POR TEMOR A ATAQUE YIHADISTA


LONDRES, 31 Ago. 16 / 12:37 pm (ACI/Actuall).- No son buenas noticias las que han recibido los sacerdotes del Reino Unido: cuidado con vestir con alzacuellos por calle. El motivo es el de la seguridad, claro. Y más en concreto el de prevenir un posible ataque yihadista, ahora que proliferan por toda Europa.
El mensaje lo ha lanzado un experto en seguridad que asesora al Ministerio del Interior británico, Nick Tolson, que ha elaborado un documento de 12 páginas en el que recomienda, entre otras cosas, que cada parroquia mantenga a un vigilante en la puerta para prevenir cualquier ataque islamista, según publica The Daily Mail.
Se trata de una recomendación, cuanto menos, impactante a la opinión pública británica, pues lo de vigilar las iglesias es una situación más propia de países en guerra o con un alto grado de persecución religiosa como Irak o Siria.
Hace días un sacerdote confesó que fue advertido para que no vista con el alzacuellos por la calle ante el temor de que pudiera ser víctima de un ataque terrorista. Hasta ese punto ha llegado el Reino Unido. Este mismo párroco admitió que incluso las autoridades le han aconsejado no quedarse nunca solo en la iglesia, aunque señaló que contratar a alguien para ayudarle a abrir la iglesia cada día supondría un coste muy elevado.
DE BOLTON A BIRMINGHAM
El Ministerio del Interior ya ha anunciado que financiará con 2,4 millones de libras el reforzamiento de la seguridad en las iglesias.
El borrador del documento publicado por National Churchwatch -una entidad que se encarga de preservar el patrimonio de la Iglesia en el Reino Unido- señala que las parroquias tienen que asegurarse de que las puertas puedan ser atornilladas y que los fieles sepan qué hacer en caso de que encuentren algo sospechoso.
Asimismo Tolson señala que el objetivo del vigilante en la puerta de la iglesia sería el de obstaculizar que cualquier delincuente entre en la iglesia, de modo que la policía pueda llegar a tiempo. “El riesgo es aún muy bajo, pero tenemos que tener previsto lo que hacer. El ataque no será en la Abadía de Westminster o en la catedral de San Pablo, sino en una pequeña iglesia de Bolton o Birmingham”.

Publicado originalmente en Actuall.

LOS DIEZ MANDAMIENTOS DE LA SANACIÓN (REV. ROBERT DE GRANDIS S.S.J.)


“Yo soy la vid, ustedes las ramas. Si alguien permanece en mí, y yo en él, produce mucho fruto, pero sin mí no pueden hacer nada” (Jn. 15:5).

El padre Robert de Grandis, autor de este artículo, dice: las siguientes son unas guías que a veces denomino “mandamientos”. Pueden ser de utilidad en tus esfuerzos por la sanación de las demás.

1. Cree que Dios, por lo general, quiere que todos los hombres estén sanos, saludables, íntegros en cuerpo, mente y espíritu.
“Cuando Jesús bajó del monte, lo siguió mucha gente. Un leproso vino a arrodillarse delante de él y le dijo: Señor, si quieres, tú puedes limpiarme. Jesús alargó la mano, lo tocó y le dijo: ¡Lo quiero, queda limpio!" (Mt. 8:1-3). En este pasaje bíblico tomado de la Biblia de Jerusalén hay admiración al final de la contestación dada por Jesús. Por un momento, imagínense el tono de la voz de Jesús diciendo: “Por supuesto, ¿no se fijaron en lo que les estaba diciendo a las personas allí en el camino? No se fijaron en lo que hice ayer y ahora me preguntan: ¿Quiero sanarlos? Por supuesto que sí. ¡Sanaos!”.

Esta historia, tomada del Evangelio, ilustra convincentemente el deseo de Jesús de sanar a todo aquel que viniera a Él. Está escrita cuatro veces en los Evangelios: Jesús quería que todo aquel que viniera a Él fuera sanado; Mateo 8:16, Mateo 12:15, Lucas 4:40, Lucas 6:19. Las mismas obras que Jesús realizó, las comisionó a sus apóstoles y discípulos. Nunca los envió únicamente a predicar, todo lo contrario. Siempre dijo: “Prediquen la Palabra y sanen al enfermo”. En mi opinión, la predicación y la sanación son inseparables.

Jesús dio a sus apóstoles las siguientes instrucciones: "No vayan a tierras extranjeras ni entren en ciudades de los samaritanos, sino que primero vayan en busca de las ovejas perdidas del pueblo de Israel. Mientras vayan caminando, proclamen que el Reino de Dios se ha acercado. Sanen enfermos, resuciten muertos, limpien leprosos, echen demonios. Den gratuitamente, puesto que recibieron gratuitamente” (Mt 10:5-8). Nuestra misión, hoy día, es como fue la de los apóstoles en su época, convertirnos en seguidores de Jesús. Como católicos hemos aceptado abiertamente la invitación de ser testigos de Jesús, hacer sus obras ahora como Él las hubiera hecho, a través del poder del sacramento de la confirmación. Por lo tanto, ahora que tú empiezas a orar por los enfermos y a leer el Nuevo Testamento prestando especial atención a la sanación, puedes preguntarte: ¿Dónde he estado todos estos años? Los Evangelios claramente expresan lo que Jesús dijo: “Prediquen el Evangelio y sanen a los enfermos”.

En el libro Sanación de Francis MacNutt hay un capítulo sobre sanación que recomiendo leer a todos. “El mensaje fundamental de la cristiandad: Jesús salva”. MacNutt dice que el mensaje del Evangelio es que Jesús salva y los domingos cuando el sacerdote o predicador está en el púlpito, debe predicar precisamente esto. Este simple mensaje puede ser enseñado, bien sea por la palabra hablada o dada, o por la comprensión que la gente derive a través de la sanación. Creo que Jesús concibió ambas cosas.

Cuando Kathryn Kuhlman vino a Mobile, Alabama en 1975, las entradas se agotaron. De hecho, hubo mucha gente que se quedó sin entrar. Por la misma época se presentó también en Mobile otro evangelista, un excelente orador y quien contaba con una enorme campaña publicitaria, pero que no contó con la cantidad de público que fue a escuchar a Kathryn Kuhlman. El único método que utilizó fue el de la predicación mientras que Kathryn usó la predicación y la sanación. Siempre que se han utilizado la predicación y la sanación, los ofrecimientos de Jesús, los auditorios donde se han llevado a cabo las presentaciones no han tenido la capacidad suficiente para albergar a toda la gente que ha querido acudir. Esto ha ocurrido en muchas ocasiones.

En mi propio ministerio tuve la misma experiencia recientemente cuando estaba en unos retiros espirituales en Brasil con sacerdotes, religiosas y laicos. La noticia de que se estaban llevando a cabo unos retiros espirituales de sanación se esparció por todos los vecindarios. Las puertas del lugar donde se desarrollaban los retiros fueron colmadas por personas provenientes de toda la región que querían asistir. ¿Por qué? Porque hay una atracción natural hacia la sanación. Esta atracción fue evidente también en la época de Jesús, cuando leemos que era seguido por multitudes. Todos necesitamos sanación, de una forma o de otra, porque seguimos siendo personas con necesidades.

Algunos teólogos afirman que el Señor no sana a la gente enferma de hoy porque esto era solamente para las personas del siglo primero. Sin embargo, en estas épocas modernas podemos ver claramente como la gente común y corriente tiene, en cierto sentido, un entendimiento más profundo del Señor, y visitan santuarios para hallar sanación, o siguen a predicadores, o acuden a la última aparición de Nuestra Santísima Madre para ser sanados. Personalmente, no tengo nada en contra de tomar un avión para ir a Lourdes, claro que el ochenta por ciento de los cristianos hoy en día no puede costearse este lujo, y la cristiandad no es sólo ese veinte por ciento que puede saltar a un avión e ir a santuarios o a lugares santos. La cristiandad está siempre a disposición de todos los hombres sin importar su raza, y el poder de sanación de Jesucristo está donde haya un cristiano, donde haya una apertura al poder sanador del Señor Jesucristo.

Mi método total de sanación se basa en la idea de que la sanación es “una respuesta a la oración”, opinión que ha sido objetada por algunas personas. Otros la ubican en la comunidad. Esto está bien ya que queremos darle importancia a la comunidad. Si podemos creer en el amor que el Señor nos tiene, entonces, Él va a actuar a través de nosotros, que somos sus instrumentos, para darnos la respuesta a nuestra oración. Yo creo que Jesús, por lo general, quiere que todos los hombres sean sanados, porque El prometió darnos signos. “Y estas señales acompañarán a los que creen: en mi nombre (…) pondrán las manos sobre los enfermos y los sanarán” (Mc 16:17-18). Este relato bíblico refleja la actitud de Jesús sobre la sanación, fue resaltado, utilizado y vivido entre los primeros cristianos y cuyo poder nos fue dado a nosotros por el Evangelio según San Marcos.

En cada sanación existen cuatro factores: la persona que ora, la persona por la que se ora, la oración que se dice y la fe de la comunidad. Mencionaré aquí brevemente el cuarto factor. ¿Cuánta fe tenemos dentro de la comunidad católica para alcanzar la sanación? Hago siempre énfasis en la fe de la comunidad porque la experiencia me ha mostrado lo importante que es. Por ejemplo, estando en Birmingham, Alabama, una mujer que había pertenecido a la iglesia pentecostal antes de ser católica, me dijo un día algo con respecto a sus experiencias de sanación: “Padre, cada vez que nos enfermábamos, como miembros de la Iglesia pentecostal, acudían los ancianos y el ministro, nos ungían y nos sanaban en cada oportunidad. Nunca supe lo que era ir a donde el doctor. Hacíamos lo que la Biblia indica: El que esté enfermo, que llame a los presbíteros de la Iglesia para que rueguen por él, ungiéndolo con aceite en el Nombre del Señor” (Stgo. 5:14).

Esta mujer me hizo reflexionar sobre la fe de la comunidad que oró por ella. Concluí lo siguiente: Empezamos a orar por sanación y no nos sorprendamos si nuestras oraciones son contestadas. La comunidad entera, a diario, crece en afirmación y experiencia a medida que extiende la mano y ora por la sanación de los enfermos. La experiencia es supremamente importante ya que la mayoría de nosotros duda como Santo Tomás, y necesitamos ver la sanación para creer. Es triste decirlo, pero no espero que la mayoría de los católicos crean en la sanación sino hasta que la vean debido a la fuerte resistencia que tienen. Ellos la buscan en santuarios, lugares santos, y rezando novenas.

Una de las mejores experiencias de fe en mi vida ha sido la cruzada de Kathryn Kuhlman, en la que fui testigo de 100 sanaciones en Pittsburg. Mi experiencia personal hizo crecer mi fe. Algunas personas están haciendo un seguimiento a estas cruzadas de sanación argumentando que la gente no es en realidad sanada, sino solo aparentemente. A mi modo de ver lo que pasa es que cuando las personas salen de las sesiones de sanación, la fe y el amor retornan a sus comunidades negativas en donde no hay amor, paz o alegría, sino solo rabia, frustración y culpa. Estos últimos síntomas empiezan a aflorar de nuevo y los que habían sanado se enferman de nuevo porque el ambiente donde viven no cambia.

En la cátedra de “oración de sanación”, llevada a cabo en Mobile, Alabama, la gente entraba a la cafetería donde se estaban dando las clases, y los que tenían un dolor físico dejaban de sentirlo. Podían sentarse por dos horas en la clase sin experimentar ningún tipo de dolor, sintiéndose maravillosamente, pero cuando abandonaban la cafetería, el dolor regresaba. ¿Por qué? La fe de la comunidad es muy importante en toda el área de sanación y ciertamente uno de los factores primordiales.

“Señor Jesús, sé que deseas que todos te amemos en forma completa y que estemos totalmente bien para que podamos orar y alabar. Permite que el Espíritu Santo se manifieste hoy y que nos enseñe la verdad de que Tú realmente nos quieres saludables en cuerpo, mente y espíritu. Aumenta hoy nuestra fe como comunidad para creer en tu amor sanador”.

2. Recibe los sacramentos tan frecuentemente como te sea posible para lograr la sanación.
Nuestro Señor Jesús dio su vida por los hombres de todas las épocas. Para continuar con su trabajo de redención y de santificación a través de los tiempos, dio a la Iglesia los siete sacramentos con el fin de moldearnos, llenarnos, usarnos y fundirnos. Básicamente, gracias a los sacramentos, el hombre se sana.

El teólogo Donald Gelpi S.J., escribió lo siguiente en su libro La piedad pentecostal: “Pero los católicos no pueden redescubrir el propósito de estos sacramentos de manera significativa a menos que estén plenamente convencidos de que estos poseen un don efectivo de sanación. Esto, simplemente, significa que no podemos desechar o desdeñar más la sanación por la fe practicada por muchos de nuestros hermanos no católicos”.

Por el contrario, debemos entender su verdadero significado y lugar en la vida de cada comunidad cristiana. Debemos también contemplar el ministerio sacramental de la sanación como una parte integrante de las vocaciones sacerdotales. Y debemos llegar a un entendimiento teológico sólido de la relación entre un ministerio sacramental y un ministerio carismático de la sanación.

Como católicos, el centro de nuestra vida espiritual es la misa, la Eucaristía. Durante la celebración de la misa encontramos oraciones maravillosas para curar la mente, el cuerpo y el espíritu. En la plegaria del Padre Nuestro encontramos una súplica: “Líbranos de todo mal”. Ya que el hombre es un todo – cuerpo, mente y espíritu – no susceptible de separación, entiendo que ésta es una solicitud de protección contra el mal físico, psicológico y espiritual.

En la oración que el sacerdote dice a la congregación: “La paz del Señor esté siempre con vosotros”, Cristo está presente en su gente. Esto significa repetidamente la paz total del hombre: cuerpo, mente y espíritu. Si alguien tiene un dolor intenso durante la Eucaristía, es difícil entender cómo puede estar en paz y permanecer dispuesto a recibir lo que Jesús le está ofreciendo. La paz es armonía de mente, cuerpo y espíritu que se traduce en tranquilidad. Ciertamente, las personas que se aproximaron a Jesús para ser curados sintieron esta paz dentro de ellas, y las experiencias de los que hoy se encuentran en el ministerio de la sanación tienden a estar de acuerdo con que la sanación le brinda al hombre una sensación de paz no conocida anteriormente. Por consiguiente, la misa es la oportunidad perfecta y natural de acercarse al Señor si se está sufriendo de falta de arreglo interior y se busca la paz del Señor.
La segunda oración antes de la comunión: “Señor Jesucristo, con fe en tu amor y en tu misericordia, como de tu cuerpo y bebo de tu sangre, no me condenes sino dame salud en mente y cuerpo”, es una referencia directa a la sanación sin requisitos. Los sacerdotes harían bien en llamar la atención de los fieles. Ciertamente se ayudaría a muchas más personas si llegaran a la Eucaristía con la gran convicción de fe que el Señor Jesucristo las sanará. Si no decimos estas oraciones con un gran convencimiento, perdemos mucho del poder de sanación que nos brinda la misa.

Todos hemos repetido esta oración antes de la sagrada comunión: “Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme”. Pero ¿cuántos han reflexionado realmente sobre esta súplica? Esta es una magnífica oportunidad de mostrar al Señor nuestra necesidad de sanación y de esperar que, así como Él se entregó por nosotros, nos dé un don menor, como es la sanación total del hombre.

El Reino de Dios está sobre nosotros y en la misa nos damos cuenta de su presencia en forma muy profunda. Este es el momento para los frutos del Reino, uno de ellos es la integridad, la cual debe ser hecha y recibida por el creyente.

Hemos recibido los sacramentos como ayuda para lograr la sanación, Dios tocando al hombre, el hombre tocando a Dios. “Extiende la mano y toca a Dios cuando El pasa”, como dice la canción. Esto es lo que ocurre en los sacramentos: Jesús desciende y nos toca. Recíbelos con la confianza de recibir la sanación.

“Señor Jesús, tócanos y sánanos hoy. Renueva dentro de cada uno de nosotros nuestro compromiso de recibir tu amor sanador que nos es dado en los sacramentos”.

3. Ora por el enfermo tantas veces como te sea posible.
Aparentemente, entre más oremos con el enfermo, más relajada y profunda se vuelve la oración. Si éste es el caso, es valioso orar por él tantas veces como sea posible. Así como existen barreras a la sanación, el enfermo tiene barreras también y entre más se ore por él, más receptivo se volverá y más barreras se removerán, permitiendo que el amor de Dios fluya libremente.

Generalmente, cuando las familias me traen a sus enfermos, les digo: “Oren por ellos tres veces al día: en la mañana, al mediodía y en la noche. Impongan las manos sobre ellos por lo menos tres veces al día. Oren tantas veces como les sea posible, especialmente por los enfermos que hay en casa ya que se consiguen muchas más cosas de las que se creen mediante la oración”. Raras veces oramos demasiado por los enfermos. El peligro está en que oramos muy poco, no lo contrario. Es imperativo que nunca dejemos de orar, sin importar que tanto lo hayamos hecho con nuestros enfermos antes. Jesús es el modelo que debemos seguir ya que El dedicó mucho tiempo de su vida a la oración.

Nosotros mismos estamos recibiendo la sanación cuando oramos por los enfermos. Estamos creciendo en amor, fe y confianza. Este crecimiento, además de justificar nuestra preocupación por la sanación de los enfermos, debe justificar una frecuente oración. Por lo tanto, sea constante y ore por los enfermos tantas veces como le sea posible.

“Señor Jesús, fortalécenos y haznos alcanzar la fe. Pon tus manos sobre los enfermos sabiendo que tu deseo de sanación es más fuerte que el nuestro. Al seguir tu ejemplo, Jesús, ayúdanos a percibir las necesidades de tu pueblo y a ayudar con compasión. Gracias, Jesús”.

4. Ten confianza en el amor de Jesús para la sanación del enfermo
Cuando la mayoría de los laicos se ve ante la posibilidad de orar por otras personas para pedir sanación, se sienten temerosas porque se creen carentes de la suficiente fe. La fe personal de la mayoría se vuelve un nudo, incluso la de aquellas personas que han estado orando durante muchos años por los enfermos. El Señor sólo nos pide que tengamos fe como un grano de mostaza. Es aconsejable poner toda nuestra atención en Jesús, haciendo énfasis en el Señor y no en nuestra propia fe. Al poner nuestra fe en el amor de Jesús durante la oración, podemos orar de la siguiente manera: “Señor, tú amas a esta persona. Yo estoy aquí para canalizar tu amor y creo y confío en tu amor”. Luego, si es posible, visualice a Jesús allí de pie con sus manos sobre la persona por la que se está orando; pídale a ella que haga también esta visualización. La visualización es muy importante en el ministerio de la sanación porque ayuda a enfocarnos en Jesús y no en la fe suya o en la de la persona por la que se está orando.

El don carismático de la sanación, como yo lo entiendo, es una apertura, una “pasividad” hacia el Señor. No lo puede encender y apagar. Inclusive si usted se siente como un tubo oxidado, el amor del Señor puede fluir a través suyo. El agua cristalina corre por tubos oxidados. Por esto, cuando se les enseña a los niños a orar, ocurren milagros. Los niños no tienen los complejos de los adultos. Hace algunos años, un grupo de misioneros en el África tradujo el Evangelio de San Juan a la lengua nativa del lugar antes de que fueran expulsados por el gobierno. Al regreso de los misioneros años más tarde, estos se quedaron atónitos al ver que los enfermos de las diversas poblaciones estaban sanos. Atribuyeron esto al hecho de que la gente estaba leyendo el Evangelio de San Juan, a que creían de todo corazón en lo que leían y a que vivían la vida cristiana escrita en el Evangelio. Esto dice mucho de cómo obra la fe en los niños y en las personas simples: sencillamente creen. Niños de tres, cuatro, cinco años de edad han dicho: “Déjame orar por ti” Los niños oran y después corren a jugar. Poco después la mamá está sorprendida porque se sanó. En repetidas ocasiones he escuchado esta historia. Los chicos no han sido educados en teología. El Evangelio de Jesús siempre ha sido para todos los hombres sin distingo de raza, y es relativamente fácil de seguir. No es sólo para los intelectuales o los teólogos, es para todo aquel que esté abierto a Él.

Hoy en día, muchos jóvenes se están adhiriendo a sectas religiosas orientales, situación que nos preocupa. Para sus seguidores, el atractivo de estas sectas religiosas parece radicar en que éstas profesan la garantía de un conocimiento profundo que conlleva a la felicidad. Puedes ir a la cima de una montaña y sentarte con un gurú y aprender los secretos de todos los tiempos, así dicen. Sin embargo, ¿no tiene sentido que tú tengas el Evangelio de Jesús que enseña a entregarse y a enlodarse los pies y ayudar al pobre, o te permite encerrarte en un armario y alcanzar la más alta contemplación? La cristiandad es, ciertamente, la religión más realista. Jesús tenía los pies en la tierra aunque pasó noches enteras orando en las montañas. Ya que profesamos la fe cristiana, sea en lo más alto de una montaña o en las calles de Calcuta o en las ciudades donde vivimos, cree en el amor de Jesús acompañándolo, confía en el amor del Señor para sanar. “No se turben; ustedes creen en Dios, crean también en mí” (Jn. 14:1).

“Señor Jesús, creemos en tu amor y creemos en tí, pero existen momentos en que estamos pensando sólo en nosotros. En estos momentos, cuando nuestra fe se tambalea, ayúdanos a centrar de nuevo nuestra atención en tí y en tu amor. Quédate con nosotros, Jesús, dondequiera que estemos, para traernos de regreso a tu luz sanadora”.

5. Pon tus manos sobre la persona cuando sea razonablemente posible
Existe una comunicación especial cuando tocamos a alguien con amor. Si no lo crees, pregunta a una joven pareja de enamorados que van por la calle con las manos entrelazadas y diles que no es necesario que se tomen de las manos. Ellos te contestarán: “Usted no sabe lo que se siente”. Existe, definitivamente, una comunicación por el tacto, porque es una manera no verbal de transmitir amor.

Aquellas personas, en el ministerio de la sanación, que han orado imponiendo sus manos, pueden dar fe de su poder. Muchos han sentido calor o alguna otra sensación como vibraciones cuando lo hacen. Es natural que cuando nos encontramos con alguien le estrechamos la mano. Ya que el tacto es un gesto natural de comunicación para transmitir nuestro amor y nuestra preocupación, grandes cosas parecen ocurrir cuando combinamos oración e imposición de manos.

El Nuevo Testamento cita muchos ejemplos de imposición de manos hecha por Jesús y por sus discípulos. Jesús sabía del valor de la imposición de manos.

“Entonces trajeron a Jesús algunos niños, para que les impusiera las manos y rezara por ellos” (Mt. 19:13).
“Jesús alargó la mano, lo tocó y le dijo: Lo quiero, quedas limpio” (Mt. 8:3).
“Había ido Jesús a la casa de Pedro, encontró a la suegra de éste en cama, con fiebre. Jesús la tomó de la mano y le pasó la fiebre” (Mt. 8:15).
“Le rogaba: Mi hija está agonizando; ven, pon tus manos sobre ella para que sane y viva” (Mc 5:23).
“Tomando la mano de la niña, le dijo: Talita Kum, que quiere decir: Niña, a tí te lo digo: levántate. Y ella se levantó al instante y empezó a corretear” (Mc. 5:41-42).
“Al verla Jesús, la llamó. Luego le dijo: Mujer, quedas libre de tu mal. Y le impuso las manos. Y ese mismo momento ella se enderezó, alabando a Dios” (Lc. 13:12-13).
“Fue Ananías, entró en la casa, le impuso las manos y le dijo: Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recobres la vista y quedes lleno del Espíritu Santo. Al instante fue como si le cayeran escamas de los ojos y pudo ver” (Hechos 9:17).

Nosotros, como discípulos de Jesús, también somos enviados por El para comunicar su amor a través de la imposición de manos en la búsqueda de la sanación. “Y estas señales acompañarán a los que crean: en mi nombre (…) impondrán las manos sobre los enfermos y los sanarán” (Mc. 16:17).

“Jesús, cuando oramos por otros en tu Nombre te pedimos que uses nuestras manos como si fueran las tuyas para alcanzar y tocar a aquellos por quienes oramos. Permite que el Espíritu Santo actúe a través de nosotros hoy, especialmente cuando oramos por los miembros de nuestras familias o comunidad. Gracias Jesús por tu amor sanador que fluye a través de mí en este momento”.

6. Pongamos nuestras vidas en las manos de Jesús
En la medida en que nos entreguemos más a Jesús, El vivirá más dentro de nosotros y más podrá actuar a través de nosotros. ¿No es acaso esto lo que es la vida cristiana, un total abandono en las manos del Señor? Nosotros cantamos, “A donde me lleves te seguiré”, y esto es tan cierto como que tenemos que seguir a Jesús tan cerca y sinceramente como podamos.

Debemos recordar siempre que somos “sanadores divididos”. No existe nadie que sea verdaderamente completo en todos los sentidos, es decir, en mente, cuerpo y espíritu. Algunos se excusan: Bien, no puedo orar por los demás porque yo mismo tengo demasiados problemas…Recuerde que somos sanadores divididos y cuanto más sirvamos de canal al Espíritu Santo, más sanación tendremos y más efectiva será nuestra intermediación.

El don del Espíritu Santo dentro de nosotros parece ser una apertura continua, de manera que cuando Él quiera actuar a través de nosotros lo pueda hacer. De esto se trata. “Y ahora no vivo yo, sino que Cristo vive en mí” (Gál. 2:20). Se trata de estar en total unión con Cristo en su Espíritu Santo. Esta es la luz de Cristo que brilla a través de nosotros.

Una de las formas en que más podemos ponernos en las manos del Señor es por medio de la alabanza. Podemos entregarnos más a Dios si lo alabamos en este momento, sin importar nuestra situación. Si pierde el camino de regreso a casa una noche cualquiera, debe orar y alabar a Dios. Si al salir de una reunión de sanación se da cuenta que su grabadora portátil no está funcionando, alabe a Dios. La alabanza es una hermosa forma de espiritualidad porque se mezcla de manera perfecta con lo que hemos aprendido, que es el don de ser capaces de vivir en el momento presente.

Debemos recordar siempre que Jesús es el sanador y que “…sin mí no pueden hacer nada” (Jn. 15:5). Somos únicamente el canal que El escoge. Su Espíritu actuará con mayor libertad a través de una oración profunda a la vida, una alabanza y una constante dependencia de Él.

“Jesús, aumenta mi dependencia en ti a medida que mi entrega se hacer mayor por el poder de la oración y de la alabanza en mi vida diaria. Me entrego a ti en forma completa y te pido que tu Espíritu me llene de luz y permita que cada parte de mi mente sea iluminada. A ti Señor Jesús, el poder y la gloria por siempre jamás”.

7. Perdona a todos los que te han ofendido o herido
La falta de perdón es una de las pocas cosas que son una verdadera barrera para lograr la sanación. Algunos dirían que la falta de fe es lo más, pero la experiencia que tengo en mi propio ministerio me ha demostrado que la falta de perdón es el obstáculo más común. Muchas, veces, personas de poca fe son sanadas por la inmensa fe de la comunidad, pero si la persona por la que se está orando alberga falta de perdón, no se sanará hasta que haya perdonado del todo. El poder sanador del Señor Jesucristo no puede penetrar debido a la falta de perdón. “Queda bien claro que si ustedes perdonan las ofensas de los hombres, también el Padre celestial los perdonará. En cambio si no perdonan las ofensas de los hombres, tampoco el Padre los perdonará a ustedes” (Mt. 6:14-15).

La gente nunca está segura de haber perdonado. Frecuentemente me preguntan: ¿cómo se sabe que uno perdonó del todo? Siempre respondo: Cuando ore por la persona que lo ofendió o hirió, puede estar absolutamente seguro de que fue perdonado porque al orar por ella, se está pidiendo al Señor que le brinde a esta persona bondad y cosas buenas. Amar es desear lo que más le convenga al otro y hacer lo que razonablemente se puede para brindarle felicidad y cosas buenas. Las definiciones de amor y oración en estas circunstancias son paralelas: en la oración se pide lo que más convenga y en el amor se desea lo mejor. Por lo tanto, cuando oramos por una persona, nuestra oración se convierte en manifestación de amor en acción. Lo repito una vez más, una vez que hayamos orado por alguien sinceramente, podemos estar seguros de que la hemos perdonado en un acto de voluntad. ¡El perdón es decisión, no sentimiento!.

Es la decisión de perdonar la que te libera y te redime, y esto es todo lo que el Señor te pide.

“Jesús, ayúdame a amar y a orar por aquellos que me han herido porque conozco tu amor y los perdono incondicionalmente así como tú me has perdonado. Dejo bajo tu luz sanadora cualquier resentimiento o falta de perdón que albergue hacia ellos. Elevo una oración en este momento por la persona que más me haya ofendido en la vida y te pido que colmes de bendiciones su vida. Te agradezco el haberme liberado del mal de la falta de perdón”.

8. Ora por quienes te han herido
Cree en las palabras de Jesús, “Pidan y se les dará; busquen y hallarán; llamen a la puerta y les abrirán” (Mt. 7:7). La sanación no es otra cosa que un ministerio de oración y fe, y el Señor lo dice claramente en las Escrituras.

Como dije con anterioridad, cuando oramos por una persona se puede estar razonablemente seguro de que estamos amando y haciendo lo mejor que podemos. Le pedimos al Señor que le brinde bienestar en su vida. Si después de haber orado por alguien todavía sentimos dolor, podemos pedirle al Señor que sane este sentimiento. Un método para eliminar los sentimientos negativos es visualizar a la persona en nuestra mente y verla como Dios la ve. Decimos: “Te perdono y te amo porque Jesús te ama”. Podemos repetir esto cuantas veces sea necesario y tan despacio como sea posible para permitir que el amor de Nuestro Señor Jesús se haga presente y sature a esta persona. Eventualmente, se producirá un verdadero cambio en nuestros sentimientos y actitudes hacia la persona por quien estamos orando.

Durante mis clases de oración de sanación en la Diócesis de Mobile, Alabama, iniciada hace muchos años, la gente me pedía que continuara después del curso de seis semanas porque apenas empezaban a entender el Nuevo Testamento bajo una nueva perspectiva. Sus mentes habían sido iluminadas por medio del ministerio de la oración de sanación. Esto ocurrió en 1974 y el curso todavía existe. Había un promedio de 250 personas por curso; mitad católicos, mitad no católicos. A los tímidos católicos se les enseñó la oración de sanación y contaron después como no salían de su asombro al ver las sanaciones que estaban ocurriendo, en la medida que ampliaban su oración pidiendo por su familia y otras personas. La sanación ocurrirá durante la oración porque ésta es la voluntad del Señor Jesucristo. “La súplica del justo tiene mucho poder…” (Stgo. 5:16). “Pero yo les digo a ustedes que me escuchan: Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian, bendigan a los que los maldicen, rueguen por los que los maltratan” (Lc. 6:27-28)
“Jesús, a veces, mes es difícil orar por aquellos que me han herido o han abusado de mí ya que estoy concentrado en mi dolor y no en tí ni en el amor que prodigas tanto a mí, como a ellos. Ayúdame, Jesús, en la ardua lucha que libro en estos momentos y libera dentro de mí, por el poder de tu Espíritu Santo, la gracia de orar por ellos como tú lo harías. Gracias por tu luz y tu amor en este momento”.

9. Cree en las palabras de Jesús sin poner atención a lo que parece estar sucediendo
“Jesús le contestó: En verdad les digo: si tienen realmente fe y no vacilan, no solamente harán lo que acabo de hacer con la higuera, sino que dirán a ese cerro: Quítate de ahí y échate al mar, y así sucederá. Todo lo que pidan con una oración llena de fe, lo conseguirán”. (Mt. 21:21-22) Desde la montaña estamos haciendo que sucedan cosas. ¿significa esto, literalmente que debemos mover montañas, o podría significar mover las montañas de maldad, falta de amor, falta de fe, ansiedad, miedo, frustración, bronquitis, artritis, pies y espaldas doloridos? Estas son las montañas de mal que tenemos en nuestras vidas por las que podemos orar y decir: ¡Desaparezcan en el Nombre del Señor! ¡Láncense al mar!

Es cierto, el Señor ha prometido honrar las plegarias de los fieles. Cuando oremos, depositemos toda nuestra confianza en la Palabra del Señor. Inclusive si aún después de haber orado no vemos un cambio inmediato, debemos aferrarnos a las promesas de Cristo. Mientras más nos saturemos con las palabras de Jesús en las Escrituras, más fe tendremos dentro de nosotros y más capaces seremos de pedir sanación.

“Jesús, me aferro y confío en tí y en tus palabras como aparecen en las Escrituras. Que tu amor sanador fluya de mí hacia los demás así como creo en tu deseo de que todos disfrutemos de tu vida en abundancia. Te pido que me uses como instrumento de tu amor sanador, hoy”.

10. Alaba y da gracias a Jesús por su amor tantas veces como te sea posible
Es imperativo que alabemos y demos gracias al Señor por todas las cosas: por la oración contestada y por la que no. Más alabemos y demos gracias al Señor, con mayor perfección pondremos en práctica el primer gran mandamiento: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu fuerza…” (Lc. 10:27).

A medida que abrimos nuestros corazones y mentes en alabanza al Señor, nos estamos abriendo a su poder sanador. La mayoría de estas personas gasta su vida lamentándose de sus problemas, dolores y sufrimientos. Están tan absortas en sus dificultades que éstas se convierten en el centro de su oración cuando este lugar debe ser ocupado por el Señor. Cuando alabamos y damos gracias a Dios, hacemos de Jesús el centro de nuestra oración y nos apartamos de nuestro centro. A medida que apartamos la vista de nosotros y la volvemos hacia el Señor, Él se manifiesta de manera extraordinaria. Cuando alabamos al Señor, le estamos dedicando nuestra atención y, olvidándonos de nosotros, nos volvemos más receptivos a lo que Él tiene para darnos.

Cuando una persona recibe oraciones de sanación, la podemos invitar a una reunión y pedirle que de gracias y alabe al Señor por el trabajo que el Espíritu Santo está haciendo dentro de ella. De esta manera, la persona se apresta a recibir la sanación que probablemente ya se está llevando a cabo.

Recomiendo los libros escritos por Merlín Carothers, Campo de Alabanza, El poder de la Alabanza y Respuestas a la Alabanza, con el fin de llevar a cabo un excelente estudio sobre la alabanza en nuestras vidas. Estos libros son lectura obligatoria para todo cristiano, especialmente para quienes están en el ministerio de la sanación. Ha sido una herramienta invaluable en mi propio ministerio.

“Padre celestial, te damos gracias y te alabamos por el hermoso don que nos has dado en Jesús y por el maravilloso poder que existe cuando abrimos nuestros corazones en la oración. Señor, te pido que todos te alabemos y te demos gracias siempre y en todo lugar. Te pido que te alabemos y te demos gracias sin importar las circunstancias por las que estemos pasando, y que tu amor nos llene en abundancia. Que cuando estemos sufriendo alguna pena o apretando los dientes, podamos ser capaces de alabarte sabiendo que todas las cosas funcionan para aquellos que amas. Pido que tu amor sanador fluya en nosotros y que las áreas difíciles de nuestra existencia sean sanadas, especialmente la de la autoestima. Que podamos aprender a amarnos para poder amarte y amar a los demás. Te damos gracias y te alabamos, Jesús, por el trabajo que estás realizando dentro de nosotros en este momento. Amén”.

Fuente: Extraído del Libro “Manual del Laico para el Ministerio de Sanación” del autor Rev. Robert De Grandis S.S.J.


Grupo Católico de Oración por los Enfermos “Sí Señor”

José Miguel Pajares Clausen