viernes, 28 de febrero de 2014

PERDER EL ALMA


Son palabras del Señor…: "24* Entonces dijo Jesús a sus discípulos: El que quiera venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. 25* Pues el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí, la hallara. 26* Y ¿que aprovecha al hombre ganar todo el mundo si pierde su alma? ¿O que podrá dar el hombre a cambio de su alma? 27* Porque el Hijo del hombre ha de venir en la gloria de su Padre, con sus ángeles, y entonces dará a cada uno según sus obras”. (Mt 16, 24-27). En otras palabras: ¿De que le vale al hombre conquistar el mundo si pierde su alma?

San Ignacio de Loyola, tenía siempre muy presente esta aseveración del Señor y debió de meditarla más de una vez, pues la enjundia de estas divinas palabras, conquistaron en la universidad de París a San Francisco Javier que allí estaba y allí se hicieron los dos amigos en este mundo y santos en el otro, canonizados los dos el mismo día el 24 de abril del año de 1662 juntos con Santa Teresa de Jesús, San Felipe Neri y San Isidro labrador. Cuatro grandes santos españoles, pues San Felipe Neri era italiano, nacido en Florencia.

El valor de un alma, de una sola alma, está muy por encima de todas las riquezas materiales de este mundo, dado que el cuerpo humano y el mundo son pura materia, que podrá durar solo un tiempo determinado pero al final se descompondrá. Este mundo tan bello que tanto nos subyuga y nos ata, hasta el punto de que rara es la persona que no quiere atarse a él, terminará todo él convertido en un agujero negro como han terminado otros muchos astros, según nos aseguran los astrónomos.

Y es que la materia a diferencia de todo aquello que pertenece al orden espiritual es caduca mientras que todo lo que pertenece al superior orden del espíritu es eterno y nuestras almas son pura espiritualidad, redimidas con la sangre de Dios vivo crucificado en una cruz de madrea y muerto por amor a nosotros. Escribía San Pedro y nos decía: "18 considerando que habéis sido rescatados de vuestro vano vivir según la tradición de vuestros padres, no con plata y oro, corruptibles 19 sino con la sangre preciosa de Cristo, como Cordero sin defecto ni mancha, 20 ya conocido antes de la creación del mundo y manifestado al fin de los tiempos por amor vuestro”. (1Pd 1,18-20).

El profeta Isaías, bastante antes del Nacimiento, Vida, Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo, escribía así: “1 Ahora, así dice Yahvéh tu creador, Jacob, tu plasmador, Israel. No Temas, que yo te he rescatado, te he llamado por tu nombre. Tú eres mío. 2 Si pasas por las aguas, yo estoy contigo, si por los ríos, no te anegarán. Si andas por el fuego, no te quemarás, ni la llama prenderá en ti. 3 Porque yo soy Yahvé tu Dios, el Santo de Israel, tu salvador. He puesto por expiación tuya a Egipto, a Kus y Seba en tu lugar 4 dado que eres precioso a mis ojos, eres estimado, y yo te amo. Pondré la humanidad en tu lugar, y los pueblos en pago de tu vida. 5 No Temas, que yo estoy contigo; desde Oriente haré volver tu raza, y desde Poniente te reuniré”. (Is 43,1-5). Y estas proféticas palabras de Isaías, siguen siendo una realidad actual.

En el calor de su fuego de amor al Señor, Henry Nouwen, escribe estas bellas palabras poniéndolas en la boca del Señor: “Desde el principio te he llamado por tu nombre. Eres mío y yo soy tuyo. Eres mi amado y en Ti me complazco. Te he formado en las entrañas de la tierra y entretejido en el vientre de tu madre.…. Me conoces como propiedad tuya, y te conozco como propiedad mía. Me perteneces. Yo soy tu padre, tu hermano, tu hermana, tu amante y tu esposo. Hasta tu hijo. Seré todo lo que seas tú. Nada nos separará, somos uno “. El Señor nos ama de una forma inimaginable, para nuestras pobres, ignorantes y soberbias mentes. En Él todo es ilimitado y desde luego lo es el amor a nosotros, que le llevó voluntariamente a revestirse de carne mortal, rebajándose a nuestra humana condición para elevarnos a su gloriosa divinidad.

No se trata de suposiciones sino de realidades que se testimonian por las innumerables frases del Señor recogidas en los Evangelios, que nos dan fe de este incomprensible amor que Dios nos tiene: “16 Porque tanto amó Dios al mundo, que le dio su unigénito Hijo, para todo el que crea en El no perezca, sino que tenga la vida eterna; 17 pues Dios no ha enviado a Hijo al mundo para que juzgue al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El”. (Jn 3,16-17). También San Juan, recogió en su evangelio estas otras palabras del Señor: “9 Como el Padre me amó, yo también os he amado; permaneced en mi amor. 10 Si guardareis mis preceptos, permaneceréis en mi amor, como yo guardé los preceptos de mi Padre y permanezco en su amor”. (Jn 15,9-10).

Esto son unas breves pinceladas para que tomemos conciencia del valor de nuestras almas. Nuestra alma es nuestra eternidad, seremos lo que sea nuestra alma, amaremos como ame nuestra alma, porque es ella la esencia de nuestro ser, no es nuestro cuerpo que perecerá tarde o temprano, la gloria de la inmortalidad le pertenece a nuestra alma n a nuestro cuerpo. San Mateo en su evangelio recogía estas palabras: “28 No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, que al alma no pueden matarla; temed más bien a aquel que pueda perder el alma y el cuerpo en la Gehenna”. (Mt 10,28). Lo importante es nuestra alma no las riquezas que pueda llegar a atesorar nuestro cuerpo, que es el que nos incita a prestar pleitesía al Dios dinero, porque él tiene ansia de felicidad humana, n de felicidad celestial eterna, que nunca conocerá. Nuestro cuerpo busca el placer pero tal como escribe el obispo Sheen: “La enfermedad rompe ese hechizo de la creencia de que el placer lo es todo, o que debemos seguir construyendo, como fin exclusivo cobertizos de grano cada vez mayores, o de que la vida no vale nada a no ser que haya algo especial que la electrice. La enfermedad nos capacita para ajustar nuestro sentido de valores, como una gracia actual, ilumina la futilidad y vacío de muchas ambiciones. ¿De que aprovecha a un hombre ganar todo el mundo, si pierde el alma?”. “El pagano teme la pérdida del cuerpo, y el cristiano teme la pérdida del alma, conocedor de que el destino del cuerpo ha de ser el mismo que el del alma. Para un pagano, este mundo lo es todo y la muerte le priva de todo lo que hay aquí. En cambio para un cristiano, este mundo es solo una estructura que escalamos para subir al Reino de Dios”.

            Mi más cordial saludo lector y el deseo de que Dios te bendiga.

Juan del Carmelo

ESTAS DESTINADO A VOLAR


Un campesino en una ocasión cazó un águila en el bosque, la trajo a casa, y la crió entre sus platos y pavos. Cinco años después, un naturalista vino a visitarlo y vio al ave. Le dijo:

-¡Esa es un águila, no un pollo!

-¡Sí -contestó el campesino-, pero ya la he criado para que sea pollo.

- Aun así -expresó el naturalista-, tiene alas que abarcan un espacio de quince pies. ¡Es un águila!

-Nunca va a volar -afirmó el campesino.

El naturalista no estuvo de acuerdo y decidieron poner su diferencia a prueba.

Primero, el naturalista tomó el águila y le dijo:

-Águila, tú eres un águila; perteneces al cielo y no a la tierra; estira tus alas y vuela.

El águila vio a los pollos y saltó al suelo. Al día siguiente, el naturalista llevó el águila a la cima de la casa y le dijo lo mismo antes de soltarla. De nuevo, divisó a los pollos abajo y revoloteó para unirse a ellos y comer.

- Otro intento -dijo el naturalista.

Llevó el águila a una montaña. El ave temblorosa miró alrededor y luego el naturalista le hizo mirar al sol. De momento, el águila abrió sus alas, dio un poderoso chirrido y salió volando para nunca regresar.

Puede que otros digan que eres un trozo de carne, un pollo en vez de águila. Pero en lo profundo, tienes un espíritu creado a la imagen de Dios, y estás destinado a volar.

Todo llamado es grande cuando se busca con fuerza.

Filipenses 3:14
Prosigo hacia meta para obtener el premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.

PARÁBOLA 20


Se me mostró un insecto que había caído al agua en un riachuelo. El pobre se debatía para no hundirse en la corriente. Cuando todo hacía creer que no se salvaría, una pequeña hoja llegó a su lado, arrastrada por la corriente, y, el insecto, pudo encaramarse a ella y salvarse. Y escuché estas palabras:

- No te desesperes ante el peligro. Sólo cuando estamos perdidos podemos aprender algo sobre Dios. Entonces descubrimos su sencillez. Que se nos presente como una simple hoja.

TESTIMONIOS QUE DEN BRILLO...


FRANCISCO: LA SOCIEDAD NECESITA TESTIMONIOS QUE DEN BRILLO A LA NOVEDAD DE JESÚS

El Santo Padre Francesco ha recibido esta mañana a los Obispos amigos del Movimiento de los Focolares reunidos del 24 al 28 de febrero en el Centro Mariápolis de Castel Gandolfo bajo el tema "la reciprocidad del amor entre los discípulos de Cristo". En el encuentro están participando obispos procedentes de Europa, África, Asía y América.

Francisco ha subrayado que es algo bueno la oportunidad de una convivencia fraterna "en la que compartir experiencias espirituales y pastorales en la perspectiva del carisma de la unidad". Así, ha recordado que, como obispos "estáis llamados a llevar a estos encuentros la amplia respiración de la Iglesia, y a hacer que cuanto aquí se recibe vaya en beneficio de la Iglesia".

Asimismo, el Papa ha indicado que "la sociedad de hoy tiene una gran necesidad del testimonio de un estilo de vida del que haga brillar la novedad que nos dona el Señor Jesús: hermanos que se quieren aún en las diferencias de carácter, de procedencia, de edad...". Y es que "este testimonio hace nacer el deseo de estar implicados en la gran parábola de comunión que es la Iglesia", ha advertido. Del mismo modo, ha observado que "cuando una persona advierte que 'la reciprocidad del amor entre los discípulos de Cristo' es posible y es capaz de transformar la cualidad de las relaciones interpersonales, se siente llamada a descubrir o a redescubrir a Cristo, se abre al encuentro con Él vivo y trabajando, es impulsada a salir de sí misma para ir hacia los otros y difundir la esperanza que ha recibido en don".

Francisco ha retomado las palabras del beato Juan Pablo II en la carta apostólica Novo millennio ineunte "hacer de la Iglesia la casa y la escuela de la comunión: éste es el gran desafío que tenemos ante nosotros en el milenio que comienza, si queremos ser fieles al designio de Dios y responder también a las profundas esperanzas del mundo". Y añade el Papa polaco: "Antes de programar iniciativas concretas, hace falta promover una espiritualidad de la comunión, proponiéndola como principio educativo en todos los lugares donde se forma el hombre y el cristiano, donde se educan los ministros del altar, las personas consagradas y los agentes pastorales, donde se construyen las familias y las comunidades".

Al respecto, el Pontífice ha destacado que "'hacer de la Iglesia la casa y la escuela de la comunión' es realmente fundamental para la eficacia de cada compromiso en la evangelización, en cuanto releva el deseo profundo del Padre: que todos sus hijos vivan como hermanos, revela la voluntad del corazón de Cristo: 'que todos sean una sola cosa', revela el dinamismo del Espíritu Santo, su fuerza de atracción libre y liberadora". Así, ha añadido el Papa, "cultivar la espiritualidad de comunión contribuye además a hacernos más capaces de vivir el camino ecuménico y el diálogo interreligioso".

Al concluir, el Santo Padre ha deseado que el congreso sea "una ocasión propicia para crecer en el espíritu de la colegialidad, y para obtener del amor recíproco motivo de ánimo y de esperanza renovada".

LA ADOPCION POR PAREJAS HOMOXEXUALES


LA ADOPCIÓN POR PAREJAS HOMOSEXUALES

Los derechos del niño a nacer y vivir en una familia constituida por un hombre y una mujer están sumamente amenazados.

El niño no procede de un solo sexo autosuficiente. Necesita que su madre sea una mujer y su padre un hombre. Cada uno de ellos se sitúa así en su identidad y permite al niño diferenciarse subjetiva y socialmente. La homosexualidad complica este proceso y no lo permite.

Los derechos del niño a nacer y vivir en una familia constituida por un hombre y una mujer están sumamente amenazados. Así, la adopción y la posibilidad de utilizar medios de asistencia médica en la procreación (AMP) por personas del mismo sexo, al igual que en el matrimonio, han llegado a ser reivindicaciones políticas. Éstas plantean serias interrogantes que a menudo se han eludido en nombre de la igualdad de derechos de todos los ciudadanos ante la ley. La reflexión es sustituida por un sentimiento de compasión que se resume mediante la siguiente afirmación: "Por cuanto personas del mismo sexo se aman, casémoslas y facilitémosles el acceso a la filiación". Es una formulación rápida y sin pensar, ¿porque se puede tener certeza de que se trata de amor cuando al parecer no se cumplen las condiciones? ¿Se debe legitimar de este modo el deseo de un hijo en su dimensión más imaginaria, desarticulada de la carne? El cuestionamiento va aún más lejos, puesto que, en nombre de una visión discutible de la no discriminación, se da a entender un sentido absoluto de los derechos, un sentido puramente sentimental del matrimonio, de objeto incierto, y una concepción instrumental de los hijos. Los derechos van acompañados de obligaciones y especialmente en relación con los hijos.

UN PROBLEMA ANTROPOLÓGICO

Aquí no está en juego lo religioso, como algunos pretenden, sino lo antropológico, en la medida en que la sociedad, pero también el matrimonio y la filiación, sólo pueden apoyarse en un hecho objetivo: la diferencia sexual. La teoría del género que inspira las leyes europeas internacionales afirma que la sociedad ya no debe depender de la diferencia sexual inscrita en el cuerpo, sino de la diferencia de sexualidades, es decir, de orientaciones sexuales. Ahora bien, éstas proceden de pulsiones parciales y son independientes de la identidad del hombre y la mujer, ya que sólo hay dos identidades: de hombre y de mujer. Una pulsión o —en el mismo orden de ideas— una preferencia sexual no constituye una identidad. Creer esto constituye una visión ideológica en contradicción con la condición humana. El hijo proviene de la unión del hombre y la mujer, y de este hecho objetivo se desprende la relación educativa.

El interés del niño es estar en las mismas condiciones de parentesco que entre un padre y una madre. Ciertas encuestas sociológicas han querido mostrar que los niños, al vivir en un ambiente homosexual, no presentaban trastorno afectivo, social ni intelectual alguno; pero sus parámetros están lejos de ser pertinentes y sus conclusiones sirven más bien para justificar presuposiciones que para probar ese estado de hecho. De estos trabajos se desprende una forma de idealismo cuando se pretende que los niños no van a enfrentarse con problema alguno al vivir con personas homosexuales. En otras palabras, quisieran hacernos creer que la relación entre esas personas y los niños será neutra y sin consecuencias notables. En realidad, en relación con otras situaciones, observamos que los niños ya experimentan los efectos de inseguridad de una pareja sin armonía, los efectos de ruptura de la unidad psíquica con el divorcio y los efectos de una crisis de origen en la adopción. ¿Cómo será la situación en un ambiente homosexual con efectos disonantes entre la naturaleza de su origen y de la relación educativa, y cómo denominar a esos dos adultos que se presentan como sus "padres" encontrándose en realidad en un autoparentesco?

Es un "parentesco" autoproclamado por el sujeto a raíz de su deseo de obtener un hijo forzando lo real. La ley civil siempre podrá inventar una ficción jurídica de "parentesco", lo cual en nada cambiará la verdad de la realidad de la generación. La modificación del vocabulario es igualmente extraña cuando el término "parentesco", propio de los padres, los abuelos y los colaterales, es reemplazado por el término "parentalidad" para designar a todos los adultos que pueden sucederse en la vida del niño desempeñando un rol parental. La transformación del lenguaje es indicadora del deseo de modificar el sentido de la familia, que ya no dependería de la relación y de una pareja estable constituida por un hombre y una mujer. No todas las situaciones particulares deben institucionalizarse y menos aún las que son contrarias a la procreación. Querer ser padres como los demás es una ilusión igualitaria, puesto que por encontrarse esas personas fuera del estado conyugal, no pueden serlo en justicia. Está en juego el interés del niño. ¿Cómo no podrá este último plantearse la interrogante sobre la legitimidad de esos adultos del mismo sexo que están con él? ¿Qué estatuto tendrá para el niño la sexualidad unisexual de dos adultos? ¿Cómo podrá él representarse su propia concepción de manera coherente con la concepción universal de la generación? Es engañoso permitir a los niños escuchar que habría diversas formas de concebirlos fuera de una relación constituida por un hombre y una mujer. El deseo de un hijo, muy loable en la vida de un adulto, se presenta a veces en forma muy compleja en una pareja o en la psicología de una mujer y también de un hombre, y aun en mayor medida cuando no pueden concebir hijos en condiciones normales. En las personas homosexuales, este deseo suele ser patético e inquietante, pero, en justicia para el niño, no es pertinente. Una visión igualitaria impide, especialmente en Europa, que los niños sean adoptados y educados únicamente por una pareja constituida por un hombre y una mujer. En nombre de la no discriminación basada en la orientación sexual, se pretende, sin otros elementos de reflexión, que independientemente de su situación, un hombre o una mujer estarían en condiciones de adoptar un niño. Es una visión ideológica que no favorece al niño. Olvidamos que las condiciones en las cuales el niño es adoptado determinan su vida y el destino de su personalidad que se manifiesta muchos años después de la infancia. Esto atañe también a la representación que adopta una sociedad de la filiación.

Como psicoanalista, atiendo a personas homosexuales que se encuentran en distintas situaciones, y con ellas estoy dispuesto a hacer un trabajo sobre su vida psíquica con el fin de mejorar su existencia; pero como ciudadano no puedo concebir que la sociedad, por mediación del legislador, transmita el sentido de la generación situándolo fuera de la diferencia sexual. Pueden existir diversas formas de sexualidad con todos sus problemas psicológicos, antropológicos y morales; pero sólo hay dos sexos y este dato del hombre y la mujer tiene ya un sentido en sí mismo y para la generación que no correspondería modificar a merced de las fantasías y las frustraciones de unos y otros. El derecho del niño debe ser siempre prioritario en nuestra reflexión.

Las necesidades, el interés del niño y la coherencia del sentido de filiación requieren más bien racionalidad que meras reivindicaciones subjetivas. Sería por lo demás profundamente discriminatorio, injusto e ilegítimo en relación con los derechos del niño privar a éste de la alteridad sexual en su familia, constituida por un hombre y una mujer. Todas las compensaciones sociales imaginables jamás podrán sustituir la experiencia más allá de lo subjetivo que el niño podrá tener a partir de la relación de su madre con su padre. El interés superior del niño se sitúa en esta perspectiva y no en el envolvimiento afectivo de dos personas del mismo sexo. La interrogante que se plantea no es saber si esas personas serán generosas, leales y honestas con el niño, sino saber en qué estructura relacional se encontrará. La sociedad actual tiene más tendencia a privilegiar las aspiraciones afectivas de los adultos sin discernimiento alguno que a definir la filiación a partir de las necesidades y derechos del niño, que limitan con todo el narcisismo invasor de los adultos.

LA PREEMINENCIA DE LA NO DIFERENCIACIÓN SEXUAL EN EL DISCURSO SOCIAL

En la perspectiva de la filosofía de la deconstrucción, actualmente se está pasando por una etapa conceptual encaminada a no tener que seguir hablando de orientaciones sexuales, afirmándose que la personalidad del sujeto se construye en la no diferenciación sexual, dejándose así abiertas todas las opciones posibles, mientras el deseo, calificado como orientación sexual, no proviene de una opción sino de un determinismo psíquico, que en muchos casos puede modificarse hacia la madurez de la heterosexualidad. Por consiguiente, el debate ya no está orientado hacia la diferencia sexual o las orientaciones sexuales (los deseos), sino hacia el estado original de la sexualidad, que debería concebirse de acuerdo con las categorías de la no diferenciación.

Estamos en una sociedad que cultiva lo infantil hasta el punto de hacer creer que la finalidad de la sexualidad sería mantenerla en sus comienzos: aquella de la economía de lo infantil basada en las pulsiones parciales, lo imaginario, la captación violenta del otro y las intrigas edípicas. En esta lógica de la no diferenciación primitiva, cada uno es remitido a la supuesta opción de su orientación sexual, que constituirá su identidad. La homosexualidad sería una alternativa de la heterosexualidad, dependiendo la primera de una identificación parcial basada en un conflicto psíquico y articulándose la otra precisamente de acuerdo con la identidad masculina o femenina. El resto de las reivindicaciones se desprende casi automáticamente en cuanto el matrimonio y el niño deben ser materia de las necesidades subjetivas de cada uno y ya no del sentido del bien común y del interés del niño. La pretensión de igualdad de derechos en este ámbito desarrolla el sentimiento de la supremacía de la satisfacción con un solo sexo autosuficiente y hegemónico. El sujeto se encuentra así en la negativa de la carencia, imaginando que todo es susceptible de consideración hasta tomar posesión por todos los medios de un niño en detrimento de aquello que le da fundamento y lo estructura objetivamente. Una filiación estable jurídicamente en el marco de la monosexualidad es un acto intrínsecamente perverso en el sentido que está al margen de una relación auténtica compartida entre un hombre y una mujer. Únicamente la unión de ambos es el porvenir de la humanidad.

El problema aquí planteado en cuanto al carácter pertinente del matrimonio y la adopción por personas homosexuales no está vinculado con la persona homosexual, que no debe ser puesta en tela de juicio —aun cuando es preciso preguntarnos lo que es y lo que representa psicológica y antropológicamente la homosexualidad—, sino con el hecho de querer redefinir la pareja, la relación conyugal y la familia a partir de la homosexualidad e imponer esto en la ley, lo cual es estructural y éticamente antinómico y por tanto inauténtico. El legislador hace perder toda credibilidad a la ley cuando inscribe en el código civil dos principios contradictorios, uno de los cuales se basa en la diferencia objetiva de la alteridad sexual y el otro depende de un deseo que no representa fundamento alguno posible en el vínculo social.

Es preciso asimismo destacar que la homosexualidad, independientemente de su origen, no es un derecho proclamado sin razón por la Carta europea en nombre de la no discriminación, sino una peculiaridad que no puede ser el origen de la pareja, el matrimonio o el parentesco. El lenguaje y la ley civil pueden hacer trampas con las realidades de la vida, pero eso en nada modifica las condiciones humanas permanentes, que en uno u otro momento de la historia se recuerdan a la conciencia universal.

La confusión de principios en este aspecto sólo puede oscurecer y fragilizar el marco propio de la sociedad, desestabilizando la pareja, el matrimonio y la familia, que no están a libre disposición del legislador y el poder político para que éstos cambien su naturaleza. Éstos tienen la responsabilidad de crear leyes en coherencia con la naturaleza altero sexual del matrimonio y la familia. Su transgresión favorece una confusión en la diferencia de generaciones e insinúa la endogamia de la misma con lo semejante, suscitando la inseguridad y acentuando la violencia en las relaciones humanas. Basta observar en qué condición moral se encuentran los países desarrollados cuando las políticas pasan por alto la condición humana permanente.

El divorcio, al provocar el estallido de las familias debido a la fragilidad de la pareja, es una fuente profunda de incertidumbre y pérdida de las señales estructurantes. Son numerosos los niños provenientes de la muerte del ser familiar que al llegar a adultos establecen su árbol genealógico con el fin de situarse en la sucesión de los vínculos carnales y reconocerse en la encarnación de su filiación. ¿Qué ocurrirá con los niños provenientes de técnicas de asistencia para la procreación y los niños adoptados en un contexto homosexual, que serán hijos e hijas de nadie, es decir, de la desencarnación y la negación de la diferencia sexual? ¿Cómo podrán encontrar la respuesta para sus preguntas al estar insertos en el carácter unisexual de los adultos, que no pueden simbolizar ni la alteridad sexual ni el parentesco? Aparecen como hermanos o hermanas mayores sin sexo conyugal y sin ser capaces de inscribirlos en la diferencia de los sexos y las generaciones. Juegan al papá y la mamá como niños alienados en su complejo incestuoso. Sólo en los cuentos de hadas y en la psicosis nacen los niños fuera de una expresión sexual, asumiéndose de este modo todas las fantasías primarias de la procreación en la psicología infantil.

El feminismo y las reivindicaciones homosexuales son la traducción de la ideología de la desexualización del proceso generativo y de la negación de la diferencia sexual: un rechazo del dato corporal a partir del cual sobreviene la vida. El desprecio por el sexo carnal y por el encuentro íntimo entre el hombre y la mujer dice mucho sobre el temor y el rechazo que inspira el hecho de cerrarse en lo unisexual. Una filiación inscrita fuera de los cuerpos sexuados de la alteridad masculina y femenina es delirante. La visión ideológica del género reemplaza el sexo por una sexualidad construida sólo socialmente. Además, en nombre de la paridad y la igualdad, se considera que todo es realizable, independientemente de la condición en la cual cada uno se encuentre. Esta visión totalitaria de la igualdad es tanto más perjudicial en la medida en que ya no se articula a partir del carácter complementario de los sexos que regula y relativiza un solo sexo, con el riesgo de tomarse como propia referencia, sino a partir del sentimiento de omnipotencia de un sexo, que tendría todas las aptitudes. Dos personas del mismo sexo carecen del poder de procreación entre ellas, del carácter simbólico desarrollado como extensión de la generación y de una verdadera relación educativa con aportes psicológicos estructurantes por ser complementarios. Es extraño querer negar la diferencia sexual en la pareja, el matrimonio, la filiación y el parentesco y pretender imponerla donde no es necesaria, en diversos sectores de la empresa y la vida social y política. Es igualmente sintomático constatar que mientras más se niega la diferencia sexual, en mayor medida el discurso social hace un elogio de la diversidad, especialmente diversidades familiares que ya no estarían basadas en la familia natural (pareja hombre/mujer, lazos de sangre), sino que también corresponderían a los deseos de unos y otros y las situaciones en las cuales están implicados.

Las series de televisión exaltan todos estos casos particulares sumamente minoritarios, pero sobre los cuales se quisiera hacer referencias entre otros, si bien no es así como vive la gente o espera realizarse. Hay una diferencia profunda entre la familia natural y situaciones peculiares, es decir, accidentales. El matrimonio y la familia se definen universalmente a partir de la alianza entre el hombre y la mujer y no de acuerdo con casos particulares, que en su mayoría no siempre son estructurantes para el sujeto ni para el vínculo social. La sociedad debe apoyar a menudo estos casos particulares y tiene razón al hacerlo, pero esto tiene un costo financiero, social y simbólico importante. Los estudios muestran que el matrimonio es una fuente de seguridad y expansión cuando los sujetos saben elaborar las distintas etapas afectivas. Es también una fuente de enriquecimiento económico para los cónyuges y la sociedad, mientras el divorcio empobrece a la familia. Corresponde entonces a la ley proteger al niño de tal manera que disponga de un padre y una madre.

EL SENTIDO DE LA PAREJA Y LA FAMILIA INAPLICABLE A LA HOMOSEXUALIDAD

No podemos limitarnos al sentido del lenguaje cuando se aplican a una asociación monosexuada, es decir, homosexual, las mismas características que a una unión constituida entre un hombre y una mujer. Hay una diferencia cualitativa y de naturaleza en la cual están en juego al mismo tiempo componentes psicológicos no comparables y un sentido ético con una medida que no les es común. Así, la noción de pareja y la de familia nada tienen que ver con estas dos realidades. Dos personas del mismo sexo (que califico como dúo1) se encuentran en una monosexualidad en la cual están ausentes la alteridad sexual y la pareja generadora. No constituyen ni una pareja, ya que no hay alteridad ni complementariedad, ni una familia, puesto que el niño no proviene de dos personas del mismo sexo. No se concibe a otro con un igual. En otras palabras, la expresión del amor implica la diferencia sexual para ser fértil y fecunda en muchos aspectos, y el niño necesita proceder de un hombre y una mujer para inscribirse en la sucesión de las generaciones y la historia, y estar en su coherencia psicológica. Necesita encontrar materiales psíquicos en ambos. Dos hombres o dos mujeres junto a un niño lo privan de los datos estructurales de lo real, lo cual tendrá un costo psíquico y social.

El discurso del ambiente, como lo destaqué en mi libro ´La diferencia prohibida´, al apoyarse en la teoría del género, que minimiza el sentido de la diferencia social en el vínculo social, produce discursos irrealistas y delirantes, separando la procreación de la diferencia sexual. Semejante segmentación de la sexualidad es y será fuente de violencias cuyos efectos se constatan entre los más jóvenes. La violencia que se desarrolla en los jóvenes es, entre otras cosas, expresión de una carencia del marco propio de la sociedad, que es desestabilizado por leyes patógenas. En otras palabras, al crear leyes contrarias al bien común, al sentido ético de la pareja y la familia y a las necesidades psíquicas, el legislador produce enfermedad en el vínculo social y la sociedad. Crea un sentimiento que niega realidades humanas estructurantes y es fuente de inseguridad y desocialización. Por este motivo, "la homoparentalidad", por mucho que esta noción tenga un sentido, es una mentira social, ya que el niño no se concibe ni se educa a partir de un solo sexo. Esto es privarlo de una dimensión esencial de lo real que no podrá compensar la presencia en su medio social de personas del otro sexo. El niño sólo se desarrolla positivamente en la doble identificación con su padre y su madre, quienes —es preciso recordar— son un hombre y una mujer. Son los únicos que pueden proporcionarle los materiales psíquicos y simbólicos que necesita para desarrollarse.

En ningún caso, la no diferenciación sexual y la homosexualidad pueden inspirar leyes en materia conyugal y familiar sin que a largo plazo veamos desarrollarse confusiones de identidad y personalidades de carácter psicótico, es decir, que carecen de sentido de la realidad y se mantienen en posturas imaginarias. Una sociedad sin sentido de la diferencia sexual pierde el sentido de la alteridad, la verdad y la realidad de las cosas. Se manifiesta en particularidades singulares que no representan interés alguno para los fines de la sociedad y en nada participan en el desarrollo de la personalidad. En la negación de la diferencia sexual y en la complacencia de la inmadurez afectiva de la no diferenciación sexual, las personas ya no pueden hacer las distinciones elementales y la sociedad se disuelve relacionalmente. La visión monosexual de sí mismo y su existencia inscrita en la ley es un verdadero disolvente social, ya que no da testimonio de la alteridad sexual, que por sí misma fundamenta el matrimonio y la generación. La vida comienza con el encuentro de un hombre y una mujer. Su relación es el símbolo de la apertura al otro, a la generación y a la vida, apertura que la sociedad necesita para asegurar la convivencia y el respeto por el bien común.

EL NIÑO NO ES UN DERECHO

La igualdad de derechos ante la ley no significa que todas las situaciones son equivalentes y las personas pueden beneficiarse de los mismos derechos. Creemos de manera ilusoria que mientras más deseado es un niño, en mayor medida eso es testimonio de posibilidades de desarrollo para él. Debemos ciertamente prestar atención a la calidad del deseo, pero también y sobre todo saber si el niño es reconocido por sí mismo. A menudo, las interrogantes están ocultas detrás de una visión sentimental, asegurándonos que será más "amado" por personas homosexuales que lo "desean" que en una pareja que se desgarra en su relación. No reside en eso el problema, sino más bien en saber en qué estructura de relaciones será incorporado el niño. El niño no puede ser concebido y adoptado en cualesquiera condiciones. En vez de instalarse en la omnipotencia de los deseos, sería más humano, más auténtico y más realista aceptar renunciar a ellos cuando no se cumple con las exigencias en vez de tratar de forzar, incluso violar lo real.

La filiación no se define a partir de la infertilidad, la adopción y un solo sexo. Es más bien la adopción lo que debe definirse a partir de una pareja generadora constituida por un hombre y una mujer, que hace legible el origen requerido por el niño para orientarse carnalmente.

Hasta ahora se tenía razón al exigir un criterio de sexualidad de los solteros para adoptar a un niño con el fin de que sea educado por personalidades y en un medio donde la alteridad sexual es íntimamente integrada y aceptada. Sería preciso volver a eso.

EL NIÑO SE DIFERENCIA GRACIAS A SU PADRE Y SU MADRE

Cuando examinamos las motivaciones de las personas homosexuales que desean un niño, pareciera que éste no se concibe como tal, sino que es instrumentalizado para apoyar a los adultos. En un contexto unisexual, el niño es más bien el referente social que sirve para validar el reconocimiento de la homosexualidad. Se trata de un fenómeno de mimetismo en que se aspira a ser como todo el mundo. Para un niño, es bien difícil diferenciarse siendo presa de un juego de identificación en un espejo sin apertura a la alteridad sexual, ya que ésta no existe íntimamente para dos personas del mismo sexo. Corre riesgo de desarrollar confusiones sobre su origen y su identidad, y sobre el sentido de su filiación, desvirtuada con dos personas semejantes.

El niño integra de mejor manera el fenómeno edípico en una pareja generadora mientras uno de los componentes de la homosexualidad está vinculado, entre otros, con la negación de este complejo. La personalidad se mantiene así en la economía de la sexualidad infantil. El niño puede reconocerse de mejor manera en su identidad y en su lugar diciéndose: "Soy una niña, soy un niño, y más tarde seré un hombre como mi papá y una mujer como mi mamá". Este discurso es difícilmente sostenible con dos adultos del mismo sexo.

La unisexualidad de los adultos está dentro de un sistema de relación sin alteridad, que mutila en el niño numerosas dimensiones de lo real. La aceptación, por ejemplo, de la diferencia sexual es uno de los primeros límites que el niño descubre a través de sus padres. Está inscrita en el cuerpo. Si soy una niña, no puedo ser un niño y viceversa. Someter a revisión el parentesco basado en la diferencia sexual equivale a hacer creer al niño que sus deseos son ilimitados. El reconocimiento por parte del niño de la diferencia sexual le permite formar su inteligencia y tener acceso a la capacidad de hacer las distinciones estructurales y conceptuales.

Será capaz de distinguir lo real de lo imaginario, la verdad de las cosas, su coherencia y su lógica sin tener que hacer trampas con las ideas, desvirtuar el juicio y manipular a los demás y las informaciones. Esto tiene relación con la verdad de su filiación, por cuanto un sujeto se organiza psicológicamente, entre otras cosas, a partir del sentido de su filiación y de lo intergeneracional. En una relación monosexual, el niño no dispone de un verdadero parentesco en sentido amplio: a menudo será imaginario y sin arraigo localizable. "La homoparentalidad" es una visión idealista del parentesco, que desencarna al niño.

UNA SOCIEDAD QUE TRANSGREDE LOS INTERDICTOS PRINCIPALES Y UTILIZA EL PRECEPTO PARADOJAL

Una inquietante constatación se impone al observar que el poder político restringe cada vez más su acción, cuando no quiere legislar en el sentido del interés general que está en juego, sino en el de las costumbres, y esto en contradicción con la libertad de los ciudadanos, con las estructuras fundadoras de la pareja, el matrimonio y la familia y con los derechos y los intereses de los niños. De este modo el legislador desestabiliza el marco propio de la sociedad instituyendo en las leyes transgresiones mayores.

La sociedad se apoya en interdictos estructurantes, como la prohibición del incesto o el homicidio, y el respeto por la diferencia de los sexos y las generaciones. Ante estos interdictos que favorecen la vida, el legislador expresa preceptos paradojales, ya que al mismo tiempo recuerda el interdicto del homicidio y crea derogaciones específicas para suprimir niños en gestación mediante el aborto, para hacer experimentos con embriones y restablecer el eugenismo con el DPI (diagnóstico preimplantatorio), con miras a suprimir los embriones con riesgo de deformación hasta la trisomía 21. Procederá de la misma manera con la diferencia sexual, afirmando que el matrimonio confirma la institución conyugal entre un hombre y una mujer, y creando simultáneamente un contrato de sociedad (forma de unión civil) en el cual se atribuyen los mismos derechos que en el matrimonio, excepto la filiación en algunos países. En numerosos Estados, se aprueban leyes de excepción que procuran esquivar el edificio legislativo en relación con la familia para así permitir a personas homosexuales adoptar niños.

LA HOMOSEXUALIDAD NO ES UN PRINCIPIO PARA EDUCAR A LOS NIÑOS

Los medios de difusión y los militantes de las asociaciones homosexuales se otorgan incluso la facultad de trivializar la homosexualidad en numerosas series de televisión y en debates que evaden la problemática psíquica que está en juego, y de incluso propagarla en las escuelas. Una cosa es hacer un llamado a respetar a las personas y otra es permitir el matrimonio y la filiación a personas del mismo sexo e incluso imponer la homosexualidad entre los niños y los adolescentes en el ámbito escolar. Los jóvenes se encuentran a menudo en períodos de maduración afectiva y en el proceso de su identificación homosexuada (que no es todavía la homosexualidad) para adquirir confianza en su identidad. En vez de ayudarlos a encaminarse hacia la heterosexualidad, se les presenta la homosexualidad como una alternativa, cosa que no es así, lo cual les provoca una regresión, erotizando sus identificaciones iniciales. La mayoría de los jóvenes sale de esas sesiones ocultando sus sentimientos de rebeldía al ser manipulados de ese modo, ya que saben muy bien que los quieren llevar a un terreno que no representa una verdadera realización afectiva. A los medios de difusión y a los militantes de esta causa se les percibe como personas que desean justificar a cualquier precio una situación cuya base es problemática. Para los niños y los adolescentes, una pareja y una familia son un hombre y una mujer. El resto es un engaño social y un asunto de conveniencia ajeno al matrimonio y el parentesco. Bajo pretexto de lucha contra "la homofobia", la escuela se convierte así en objeto de influjos ideológicos, lo cual es una excusa para imponer una peculiaridad y despojar a los padres de su educación.

La homosexualidad no puede convertirse en principio educativo, ya que está al margen de la norma de lo que constituye una pareja y una familia. Los niños y los adolescentes ya tienen dificultades para representarse lo que puede ser la vida sexual entre un hombre y una mujer, y la situación se complica aún más cuando se trata de dos personas del mismo sexo. Por lo demás, los niños perciben claramente que hay una incoherencia entre el hecho de ser padres y la manera de ejercer su sexualidad. En otras palabras, la adopción de los niños exige un criterio de sexualidad para que su vida sea confiada a adultos que están en la misma situación que para concebir un hijo entre un hombre y una mujer. Por este motivo, la escuela debe sobre todo considerar la preeminencia del sentido de la pareja y la familia constituidas por un hombre y una mujer.

CONCLUSIÓN:

Es de interés para la sociedad referirse a la diferencia sexual en vez de instalarse en la no diferenciación sexual.

La negación de la diferencia sexual y la afirmación de la no diferenciación sexual desarrollan un sentimiento de omnipotencia que genera desventajas e impide al niño tener acceso a una visión adecuada de la realidad y sus límites. ¿Acaso la única interrogante consiste en saber en qué estructura relacional debe inscribirse el niño?

La respuesta está en los datos de lo real. El niño no procede de un solo sexo autosuficiente. Necesita que su madre sea una mujer y su padre un hombre. Cada uno de ellos se sitúa así en su identidad y permite al niño diferenciarse subjetiva y socialmente. La homosexualidad complica este proceso y no lo permite. Es una peculiaridad personal basada en una sexualidad ajena a la concepción, a la transmisión de la vida y a la educación de los niños. No habría alteridad sexual en la vida intrapsíquica de los adultos con los cuales el niño compartiría su existencia. Socialmente, no constituye una diferencia, como se pretende, y es la negación de todas las diferencias conyugales y parentales.

Por consiguiente, no se puede definir racionalmente el parentesco y la filiación simple o plenaria, y menos aún la educación de los niños a partir de la homosexualidad, independientemente de su origen, bajo pretexto de un hipotético bienestar afectivo.

Los derechos y el interés del niño tienen prioridad ante las exigencias subjetivas de los adultos. El interés del niño es estar incorporado en una relación que se inscribe en la continuidad de su concepción entre un hombre y una mujer. El derecho y el interés del niño son los criterios de discernimiento que limitan el derecho al niño de los adultos.

Autor: Tony Anatrella

jueves, 27 de febrero de 2014

CATÓLICOS FIRMES EN SU FE...



Una minoría que crece en un país hindú al 80%.

Siddhanta Chhetri, de 25 años, es estudiante universitario en Nepal que este pasado 23 de febrero recibió su primera comunión en la catedral de la Asunción en Katmandú.

Convertido al catolicismo desde un origen hinduista, el joven declara a AsiaNews que ir a la iglesia le ayuda a superar sus problemas, y que buena parte de los jóvenes en Nepal viven un hinduismo hecho de prácticas vacías, que no llenan de verdad.

"Veo miles de jóvenes nepaleses, sobre todo de religión hinduista, que viven una espiritualidad árida y están confundidos", explica Chhetri.

"Les falta una verdadera guía. También yo tenía dudas sobre mi vida y mi carrera. Cuando empecé a frecuentar en modo regular la iglesia, a hablar con los sacerdotes y otros jóvenes católicos, fui encontrando mi camino".

La experiencia personal de Chhetri es que el hinduismo consiste en buena parte en prácticas de mera tradición, o incluso superstición, que llevan a un desierto espiritual a muchos jóvenes.

"Esto ha llevado a muchos muchachos a caer en la criminalidad o al abuso de drogas. Lo que yo aprendí de la Iglesia es que la espiritualidad es un gran instrumento para mejorar. Los católicos son personas satisfechas porque son sólidos en la fe en Jesucristo y viven según la Palabra de Dios", explica el joven.

Chhatri cumplió su camino de catecúmeno en la catedral de la Asunción. "En este momento-comenta a AsiaNews Bhim Rai, un catequista- estamos preparando más de 20 personas".

El p. Richard Rai, un sacerdote de la catedral, explica: "Nosotros servimos a cualquiera nos necesite. Las personas vienen a vernos para un consejo, y nosotros los escuchamos y asistimos según nuestro sentir. Y muchos, católicos y no católicos, visitan nuestra iglesia. Muchos aprenden a vivir en Cristo"

UNA IGLESIA QUE NACE DE CERO
Nepal, encajado en el Himalaya, entre el coloso chino y el gigante indio, cuenta con 30 millones de habitantes, el 80% son de religión hindú y el 11 % budistas. Los cristianos son una ínfima minoría.

Se considera que en 1960 no vivían en el país ni diez cristianos. Aunque habían llegado misioneros católicos portugueses ya en el siglo XVII, siempre fui difícil crear misiones. De 1810 a 1950, mientras el cristianismo se extendía en la India y África, por ejemplo, no hubo en Nepal ni un clérigo cristiano, ni un misionero extranjero.

Hoy, cuentan con su propio obispo, nativo nepalés, el Vicario Apostólico Antony Francis Sharma, que lidera las comunidades católicas: 8 parroquias y 36 iglesias no parroquiales. Estas Navidades fueron las terceras celebradas públicamente: la Monarquía nepalí, que cayó en 2006, restringía muchísimo la libertad religiosa y los signos públicos cristianos.

“Aunque yo sea hindú, me gusta la fiesta de Navidad. Muchos de mis amigos son cristianos y ahora se ha convertido en una tradición para nosotros intercambiar buenos deseos y regalos. Y la noche de Navidad, enciendo velas y oro por la paz”, comentaba a la agencia AsiaNews, Niru Chanda, una joven india de 19 años.

En estos años desde que cayó la monarquía, los católicos han pasado de ser unos 4.000 a más de 10.000. Mantienen más de 20 escuelas y ofrecen instrucción a decenas de miles de refugiados llegados de Bhutan, de cultura budista.

Lo que crece con gran velocidad son las comunidades protestantes, sobre todo pentecostales, que son más ágiles (y a veces más superficiales) en su trabajo misionero. Hay quien habla de un total de 1 o 2 millones de cristianos ya en el país.

SALVÓ A SU SOBRINO DE SER ABORTADO...



Falta apenas un mes para el Día del Niño por Nacer.

Cada 25 de Marzo, fiesta de la Anunciación o Encarnación de Cristo en el seno de la Virgen María muchos países, especialmente los de cultura hispana, celebran el Día del Niño por Nacer, sea a nivel oficial desde las instituciones o con festejos populares. Por esas fechas suelen realizarse actos de homenaje a las madres y las embarazadas y actos de reconocimiento del misterio del ser humano en gestación. También se organizan numerosas "Marchas por la Vida" pidiendo que se defienda cada vida humana desde la concepción.

UNA GRAN MARCHA EN LIMA
En Perú, el recordado ex futbolista y mundialista, el “tanque” Guillermo la Rosa, participó en la conferencia de prensa del lanzamiento de la Marcha Por la Vida en Lima (que en 2013 ya triplicó su tamaño: pasó de 30.000 a 100.000 personas) y en declaraciones a ACIPrensa reveló su constante defensa de la vida del no nacido, lo que lo llevó a pedir a su sobrina que no aborte. Ahora ese muchacho, que es su sobrino nieto, tiene ya 23 años de edad.

Los recordados futbolistas mundialistas La Rosa y César Cueto (conocido como "el Poeta de la Zurda") manifestaron su apoyo a la Marcha por la vida que se realizará el próximo 22 de marzo y convocaron a toda la población a decir sí a la vida y defender a la familia.

Al hablar sobre este evento, La Rosa destacó que “hay que defender la vida del niño indefenso. A veces la persona por la situación que vive no quiere tener al niño. Pero el hijo es una gracia, un don de Dios…Yo les digo ánimo!”. Tengo 5 hijos y hubiera querido tener más hijos, mi padre tuvo 11 hijos, yo soy el octavo y si él no hubiese querido no hubiese nacido yo. Los hijos son un don de Dios”.

SU SOBRINA, HACE 23 AÑOS
La Rosa contó que tuvo muy de cerca el caso de un familiar que pidió su ayuda para no abortar.

“Un día vino mi hermana, yo estaba en la biblioteca de mi casa, y me dijo: ´somos muchos y mi hija está embarazada´. Dependía de mí su decisión y si yo le decía ´aborta´ lo abortaba, porque como yo soy el hermano que tenía el dinero y la fama, ellas dependían de mí. Yo le dije: ´no, si comen dos o tres pueden comer cuatro. Hoy mi sobrino tiene 23 años y me mira”.

El ex futbolista dijo luego a ACI Prensa: “yo le digo a estas mujeres que quieren abortar que recen y pidan a Dios que les de la fortalezca y tengan a su hijos, quizás ese hijo puede ser el próximo descubridor de la cura del cáncer o puede ser el que puede hacer el próximo gol para ir al mundial…un hijo puede transformar tu vida”.

LO QUE DECÍA JUAN PABLO II
La Rosa también se refirió a la importancia de la familia y recordó que “Juan Pablo II decía: primero la familia, después está el trabajo, la economía y la política. En la familia se dan todos los valores morales y espirituales. Si la familia está destruida un país está destruido”.

Cientos de miles de niños españoles y de todo el mundo coleccionaban cromos con el simpático Naranjito en el Mundial de 1982: aquí, la selección de Perú con La Rosa

Guillermo La Rosa jugó como delantero de la selección peruana en la década de los 80. Participó en los Mundiales de Argentina 1978 y España 1982 en el que anotó contra Polonia el último gol peruano en mundiales.

Participó además en los Juegos Bolivarianos de 1971 y la Copa América de 1979. Actualmente dirige una escuela de fútbol junto al también mundialista César Cueto y ambos son católicos y miembros del Camino Neocatecumenal.


La Marcha Por la Vida se iniciará en el cruce de la Av. Brasil con la Av. Javier Prado Oeste, continuará por la Av. Brasil hasta el cruce con la Av. 28 de Julio, donde dará vuelta hasta la Av. De la Peruanidad concluyendo en el Campo de Marte donde se instalará un estrado donde el Cardenal Juan Luis Cipriani, Arzobispo de Lima, impartirá la bendición a todos los asistentes.

Más información:
www.marchaporlavidalima.org
www.twitter.com/marchavidalima
www.youtube.com/marchaporlavidalima
www.facebook.com/marchaporlavidaperu

Este es el gol de Guillermo La Rosa en 1982 en España; después de marcarlo da gracias a Dios haciendo la señal de la Cruz

INFLUENCIA DE LA CULTURA GAY


LA INFLUENCIA DE LA CULTURA GAY EN LOS ADOLESCENTES
Querámoslo o no nuestros jóvenes participan de los valores que se respiran en la sociedad, son los más vulnerables.

No es algo nuevo afirmar que el adolescente tiene una necesidad imperiosa de pertenencia, sentir que forma parte de “algo”. Ese algo puede ser un grupo de amigos del colegio, formar parte de un club, de un equipo de deporte, sentirse parte de la familia en la que crece, etc.

Pero concretamente ¿qué significa ese sentido de pertenencia para un adolescente? Es sentirse aceptado, valorado, querido y apreciado tal cual uno es. Y todo esto sin pretender ser el centro o el protagonista pero si, sabiendo que tanto amigos y como compañeros noten cuando está presente, que se le escucha cuando dice algo, que su opinión es tomada en cuenta y sobre todo que no se rían de él/ella, ni hagan burla de él, ni de sus cosas más queridas.
Hace ya algunos años trabajaba con adolescentes y jóvenes americanos en un ambiente de familias católicas muy preocupadas por la formación de sus hijos, recuerdo que me llamaba mucho la atención el enfoque tan claro que querían plasmar en la educación para sus hijos. Se hablaba mucho de un “role model”, de un modelo a seguir.

Sus hijos debían estar "expuestos" a esos “role models”. Por tanto, no sólo se les decían las cosas, lo tenía que ver, tenían que constatar que era posible y tenía que ser atractivo e imitable.
Para mí esto fue una lección de vida aplicable a la formación y desarrollo de personas.

En mi trabajo diario como coach (asesora) de personas, independientemente de su identidad sexual, estoy especializada en el Cambio de Hábitos y Comportamiento y uno de los aspectos básicos en el que hago hincapié, es en la importancia de visualizar en uno mismo el hábito que quieres hacer tuyo. Es como mirarte en un espejo y ver en ti ese modelo que quieres vivir a partir de ahora. Esto no es ningún secreto, requiere técnica y práctica.
¿Cuáles son los modelos a seguir de nuestros hijos? ¿En qué espejo están viéndose reflejados? ¿Es atractiva la imagen que ven? ¿Está en concordancia con los valores que ya están dibujados en ellos o al menos en boceto? ¿Sabes si les satisface lo que ven? Podríamos seguir….

A menudo cuando leo la prensa, escucho la radio y ya no digamos si enciendo la TV y veo una serie española respiro homosexualidad en el ambiente.
En ciertos ambientes de jóvenes y adolescentes para "ser aceptado", "ser cool" y "moderno" hay que tomar un aire de homosexual, aceptar el estilo y forma de vida homosexual y por supuesto presumir de tener amigos gays.

El siguiente paso ¿Cuál creen qué es o será para un joven que, quizás inseguro de si mismo busca la aceptación de sus amigos, llamar la atención o sentirse querido? Uno de los rasgos característicos del adolescente es la curiosidad y qué fácil lo tienen, al alcance de la mano sin ir más lejos en la palma de su mano, en un simple móvil….con un clic entran en el mundo de la pornografía, de los contactos etc. Algunos que leen estas líneas pensarán que exagero pero me temo que no. Desgraciadamente la cultura gay está tomando forma en jóvenes que ni siquiera tenían dudas inicialmente de su identidad sexual, dan pasos de ciego hacia un ambiente de confusión y vacío.
Alguno incluso piensa: “Bueno, en mi familia no hay nadie homosexual, que pena… no cumplo con las expectativas".

Implícitos o explícitos el mensaje está en los medios de comunicación, en el colegio, en la universidad, no digamos en internet ¿Cuál es el mensaje claro o subliminal constante?


¡Ser gay es normalísimo y además son todos muy felices!
Hay que respetar a los homosexuales. "Si eres homosexual serás respetado".
Eres libre defiende a ultranza la homosexualidad, es decir; estás obligado a no decir palabra sobre la homosexualidad, so pena de ser insultado y tachado como homófobo.
La homofobia un término muy útil para hacer callar y para anular al que trata de decir lo que piensa o no acepta que le impongan estilos de vida que no quiere para sí mismo. Como ya he dicho en otras ocasiones, todo esto lo afirmo desde el respeto a las opciones que cada uno toma en su vida.

Pero ¿Sabemos el verdadero significado etimológico de esta palabra? Es un término muy agresivo en su esencia y es utilizado con mucha ligereza en nuestro lenguaje común.


La homofobia por definición es la aversión obsesiva hacia las personas homosexuales. Está formada con raíces griegas y significa “odio o temor irracional a los homosexuales”. Sus componentes léxicos son (homos=igual o semejante) y (phobos=temor, odio) más el sufijo (acción, cualidad).

La buena noticia es que los patrones educativos siguen siendo los mismos. Educar en valores, en autenticidad. Si enseñamos a nuestros hijos a respetar a la persona y ellos pueden ver en nosotros ese valor reflejado, si somos un testimonio vivo de lo que enseñamos les resultará fácil y atractivo hacer suyo ese valor, será algo con-natural y sabrán respetar a la persona en su esencia.
Si tienes preguntas, comentarios o estas interesado/a en la terapia puedes ponerte en contacto conmigo en: bloginfo.ams@gmail.com (dirección privada y confidencial).

9 CONSEJOS DE FRANCISCO PARA MATRIMONIOS



El 14 de febrero de 2014 el Vaticano se convirtió en la capital de los novios: miles de parejas de diferentes países abarrotaron la plaza de san Pedro para un encuentro con el Papa Francisco quien de ese modo quiso saludar y acompañar a todos aquellos que se preparan para el matrimonio. Tres parejas le formularon algunas preguntas al Santo Padre. He tematizado las respuestas y les ofrezco los 9 consejos que el Papa Francisco dio a los novios. Consejos ágiles, realistas y positivos que valen también para quienes ya están casados (la numeración y el titular antes de cada consejo es nuestro):

1. La casa se construye juntos

«[…] el amor es una relación , entonces es una realidad que crece, y podemos incluso decir, a modo de ejemplo, que se construye como una casa. Y la casa se construye juntos, no solos. Construir significa aquí favorecer y ayudar el crecimiento. Queridos novios, vosotros os estáis preparando para crecer juntos, construir esta casa, vivir juntos para siempre. No queréis fundarla en la arena de los sentimientos que van y vienen, sino en la roca del amor auténtico, el amor que viene de Dios. La familia nace de este proyecto de amor que quiere crecer como se construye una casa, que sea espacio de afecto, de ayuda, de esperanza, de apoyo. Como el amor de Dios es estable y para siempre, así también el amor que construye la familia queremos que sea estable y para siempre. Por favor, no debemos dejarnos vencer por la «cultura de lo provisional». Esta cultura que hoy nos invade a todos, esta cultura de lo provisional. ¡Esto no funciona!».

2. Cómo perder el miedo al «para siempre»: una cuestión de calidad

«[…] ¿cómo se cura este miedo del «para siempre»? Se cura día a día, encomendándose al Señor Jesús en una vida que se convierte en un camino espiritual cotidiano, construido por pasos, pasos pequeños, pasos de crecimiento común, construido con el compromiso de llegar a ser mujeres y hombres maduros en la fe. Porque, queridos novios, el «para siempre» no es sólo una cuestión de duración. Un matrimonio no se realiza sólo si dura, sino que es importante su calidad. Estar juntos y saberse amar para siempre es el desafío de los esposos cristianos. Me viene a la mente el milagro de la multiplicación de los panes: también para vosotros el Señor puede multiplicar vuestro amor y donarlo a vosotros fresco y bueno cada día. ¡Tiene una reserva infinita de ese amor! Él os dona el amor que está en la base de vuestra unión y cada día lo renueva, lo refuerza. Y lo hace aún más grande cuando la familia crece con los hijos».

3. La oración que deben rezar los novios y de los esposos

«En este camino es importante y necesaria la oración, siempre. Él para ella, ella para él y los dos juntos. Pedid a Jesús que multiplique vuestro amor. En la oración del Padrenuestro decimos: «Danos hoy nuestro pan de cada día». Los esposos pueden aprender a rezar también así: «Señor, danos hoy nuestro amor de cada día», porque el amor cotidiano de los esposos es el pan, el verdadero pan del alma, el que les sostiene para seguir adelante. Y la oración: ¿podemos ensayar para saber si sabemos recitarla? «Señor, danos hoy nuestro amor de cada día». […] Ésta es la oración de los novios y de los esposos. ¡Enséñanos a amarnos, a querernos! Cuanto más os encomendéis a Él, tanto más vuestro amor será «para siempre», capaz de renovarse, y vencerá toda dificultad».

4. Aprender a pedir permiso

«”¿Puedo, permiso?”. Es la petición gentil de poder entrar en la vida de otro con respeto y atención. Es necesario aprender a preguntar: ¿puedo hacer esto? ¿Te gusta si hacemos así, si tomamos esta iniciativa, si educamos así a los hijos? ¿Quieres que salgamos esta noche?... En definitiva, pedir permiso significa saber entrar con cortesía en la vida de los demás. Pero escuchad bien esto: saber entrar con cortesía en la vida de los demás. Y no es fácil, no es fácil. A veces, en cambio, se usan maneras un poco pesadas, como ciertas botas de montaña. El amor auténtico no se impone con dureza y agresividad. En las Florecillas de san Francisco se encuentra esta expresión: «Has de saber, hermano carísimo, que la cortesía es una de las propiedades de Dios... la cortesía es hermana de la caridad, que extingue el odio y fomenta el amor» (Cap. 37). Sí, la cortesía conserva el amor. Y hoy en nuestras familias, en nuestro mundo, a menudo violento y arrogante, hay necesidad de mucha más cortesía. Y esto puede comenzar en casa».

5. Aprender a decir gracias

«”Gracias”. Parece fácil pronunciar esta palabra, pero sabemos que no es así. ¡Pero es importante! La enseñamos a los niños, pero después la olvidamos. La gratitud es un sentimiento importante: ¿recordáis el Evangelio de Lucas? Una anciana, una vez, me decía en Buenos Aires: «la gratitud es una flor que crece en tierra noble». Es necesaria la nobleza del alma para que crezca esta flor. ¿Recordáis el Evangelio de Lucas? Jesús cura a diez enfermos de lepra y sólo uno regresa a decir gracias a Jesús. Y el Señor dice: y los otros nueve, ¿dónde están? Esto es válido también para nosotros: ¿sabemos agradecer? En vuestra relación, y mañana en la vida matrimonial, es importante tener viva la conciencia de que la otra persona es un don de Dios, y a los dones de Dios se dice ¡gracias!, siempre se da gracias. Y con esta actitud interior decirse gracias mutuamente, por cada cosa. No es una palabra gentil que se usa con los desconocidos, para ser educados. Es necesario saber decirse gracias, para seguir adelante bien y juntos en la vida matrimonial.

6. Aprender a pedir perdón

«En la vida cometemos muchos errores, muchas equivocaciones. Los cometemos todos. Pero tal vez aquí hay alguien que jamás cometió un error. Levante la mano si hay alguien allí, una persona que jamás cometió un error. Todos cometemos errores. ¡Todos! Tal vez no hay un día en el que no cometemos algún error. La Biblia dice que el más justo peca siete veces al día. Y así cometemos errores... He aquí entonces la necesidad de usar esta sencilla palabra: «perdón». En general, cada uno de nosotros es propenso a acusar al otro y a justificarse a sí mismo. Esto comenzó con nuestro padre Adán, cuando Dios le preguntó: «Adán ¿tú has comido de aquel fruto? ». «¿Yo? ¡No! Es ella quien me lo dio». Acusar al otro para no decir «disculpa », «perdón». Es una historia antigua. Es un instinto que está en el origen de muchos desastres. Aprendamos a reconocer nuestros errores y a pedir perdón. «Perdona si hoy levanté la voz»; «perdona si pasé sin saludar»; «perdona si llegué tarde», «si esta semana estuve muy silencioso», «si hablé demasiado sin nunca escuchar»; «perdona si me olvidé»; «perdona, estaba enfadado y me la tomé contigo». Podemos decir muchos «perdón» al día. También así crece una familia cristiana. Todos sabemos que no existe la familia perfecta, y tampoco el marido perfecto, o la esposa perfecta. No hablemos de la suegra perfecta... Existimos nosotros, pecadores. Jesús, que nos conoce bien, nos enseña un secreto: no acabar jamás una jornada sin pedirse perdón, sin que la paz vuelva a nuestra casa, a nuestra familia. Es habitual reñir entre esposos, porque siempre hay algo, hemos reñido. Tal vez os habéis enfadado, tal vez voló un plato, pero por favor recordad esto: no terminar jamás una jornada sin hacer las paces. ¡Jamás, jamás, jamás! Esto es un secreto, un secreto para conservar el amor y para hacer las paces. No es necesario hacer un bello discurso. A veces un gesto así y... se crea la paz. Jamás acabar... porque si tú terminas el día sin hacer las paces, lo que tienes dentro, al día siguiente está frío y duro y es más difícil hacer las paces. Recordad bien: ¡no terminar jamás el día sin hacer las paces! Si aprendemos a pedirnos perdón y a perdonarnos mutuamente, el matrimonio durará, irá adelante. Cuando vienen a las audiencias o a misa aquí a Santa Marta los esposos ancianos que celebran el 50° aniversario, les pregunto: «¿Quién soportó a quién?» ¡Es hermoso esto! Todos se miran, me miran, y me dicen: «¡Los dos!» Y esto es hermoso. Esto es un hermoso testimonio».

7. Ver el matrimonio como una fiesta

«[…] el matrimonio es una fiesta, una fiesta cristiana, no una fiesta mundana. El motivo más profundo de la alegría de ese día nos lo indica el Evangelio de Juan: ¿recordáis el milagro de las bodas de Caná? A un cierto punto faltó el vino y la fiesta parecía arruinada. Imaginad que termina la fiesta bebiendo té. No, no funciona. Sin vino no hay fiesta. Por sugerencia de María, en ese momento Jesús se revela por primera vez y hace un signo: transforma el agua en vino y, haciendo así, salva la fiesta de bodas. Lo que sucedió en Caná hace dos mil años, sucede en realidad en cada fiesta de bodas: lo que hará pleno y profundamente auténtico vuestro matrimonio será la presencia del Señor que se revela y dona su gracia. Es su presencia la que ofrece el «vino bueno», es Él el secreto de la alegría plena, la que calienta verdaderamente el corazón. Es la presencia de Jesús en esa fiesta. Que sea una hermosa fiesta, pero con Jesús. No con el espíritu del mundo, ¡no! Esto se percibe, cuando el Señor está allí».

8. Las bodas deben ser sobrias

«[…] que vuestro matrimonio sea sobrio y ponga de relieve lo que es verdaderamente importante. Algunos están más preocupados por los signos exteriores, por el banquete, las fotos, los vestidos y las flores... Son cosas importantes en una fiesta, pero sólo si son capaces de indicar el verdadero motivo de vuestra alegría: la bendición del Señor sobre vuestro amor. Haced lo posible para que, como el vino de Caná, los signos exteriores de vuestra fiesta revelen la presencia del Señor y os recuerden a vosotros y a todos los presentes el origen y el motivo de vuestra alegría».

9. El matrimonio supone un trabajo de los dos

«El matrimonio es también un trabajo de todos los días, podría decir un trabajo artesanal, un trabajo de orfebrería, porque el marido tiene la tarea de hacer más mujer a su esposa y la esposa tiene la tarea de hacer más hombre a su marido. Crecer también en humanidad, como hombre y como mujer. Y esto se hace entre vosotros. Esto se llama crecer juntos. Esto no viene del aire. El Señor lo bendice, pero viene de vuestras manos, de vuestras actitudes, del modo de vivir, del modo de amaros. ¡Hacernos crecer! Siempre hacer lo posible para que el otro crezca. Trabajar por ello. Y así, no lo sé, pienso en ti que un día irás por las calles de tu pueblo y la gente dirá: «Mira aquella hermosa mujer, ¡qué fuerte!...». «Con el marido que tiene, se comprende». Y también a ti: «Mira aquél, cómo es». «Con la esposa que tiene, se comprende». Es esto, llegar a esto: hacernos crecer juntos, el uno al otro. Y los hijos tendrán esta herencia de haber tenido un papá y una mamá que crecieron juntos, haciéndose —el uno al otro— más hombre y más mujer»