martes, 6 de noviembre de 2012

EL ANACORETA Y EL CRUCE DE CAMINOS



 
Habían meditado el evangelio del día. Aquel hombre que celebró un gran banquete al que todos los invitados excusaron su asistencia. Entonces mandó a sus criados a los cruces de camino a invitar cojos, pobres, ciegos inválidos.

El Anacoreta dijo, sonriendo, a su joven seguidor:

- Menudo cabreo agarró aquel hombre, que cambió las personas importantes, las damas de alto copete, por pobres y prostitutas. Porque eso es lo que había en tiempos de Jesús en los cruces de caminos. Los pobres, ciegos, tullidos, que pedían y las prostitutas que buscaban clientes.

Luego, mirando a los ojos del joven, añadió.

- Lo curioso es que esta historia, Jesús, la utiliza para explicarnos lo que es el Reino de Dios. De entrada un banquete; pero no un banquete cualquiera. Un banquete que rechaza la gente importante. Los grandes eclesiásticos, políticos, intelectuales, millonarios no lo valoran. Se excusan. El Reino de Dios es el banquete de los pobres, ciegos, cojos, prostitutas...

Suspiró y acabó diciendo:

- ¿Cuándo dejaremos de tergiversar el evangelio y lo transformaremos en nuestra única guía? ¿Cuándo dejaremos las mansiones y nos iremos al cruce de caminos?

Joan Josep Tamburini

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