martes, 13 de noviembre de 2012

DESPUÉS DEL HURACÁN SANDY, CERCANÍA Y PRESENCIA DE LA IGLESIA



MIAMI, lunes 12 noviembre 2012 (ZENIT.org).- El arzobispo Dionisio García Ibáñez comunicó que la Iglesia en Santiago de Cuba, tanto los agentes pastorales como los fieles y también los templos “han sufrido cómo y con el resto de la población”. Se refiere al huracán "Sandy" que destruyó totalmente, o afectó de manera importante, a edificios emblemáticos de su diócesis, como el Santuario de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre, en el que estuvo recientemente el papa Benedicto XVI.

Y aunque las imágenes que han presentado los medios de comunicación hablan por sí solas - señala la nota del arzobispo - nunca llegan a comunicar el dolor que experimentan personas y familias. La reconstrucción material y espiritualmente llevara mucho tiempo”.

A sus agentes pastorales monseñor García Ibáñez les ha dicho que en estos momentos la evangelización tiene que pasar necesariamente por el amor ya que la Virgen de la Caridad, patrona de Cuba, es siempre una invitación al amor. De ahí la voluntad de “cercanía, presencia, estar y compartir con el otro lo poco que podemos ofrecer, entregando sobre todo nuestro tiempo y acompañando, escuchando penas, preocupaciones e impotencias”.

El arzobispo indica que las edificaciones de la Iglesia, al igual que en el resto de la ciudad, en su mayoría eran construcciones antiguas, algunas coloniales, llevaban muchos años sin un adecuado mantenimiento y renovación y no estaban preparadas para resistir un embate de tanta fuerza”.

En el orden civil, escribe el arzobispo, “los efectos han sido devastadores, los datos oficiales hablan de 150.000 viviendas dañadas y miles de estas destruidas en su totalidad. A esto se añaden las afectaciones en los servicios básicos como son la electricidad y el agua potable, la educación, sanidad, cultura, y abastecimiento. Es fácil imaginar el daño humanitario que esto trae consigo”.

Después de constatar los daños sufridos, a través de contactos y reuniones con sacerdotes, religiosas y religiosos, diáconos y fieles, se han dado a la tarea, junto a Caritas diocesana, “de visitar y ayudar a los más necesitados con lo poco que contamos”. Han recibido la ayuda de las diócesis de Guantánamo y Bayamo-Manzanillo y están llegando las ayudas de diócesis más lejanas. Las ayudas se entregan a los necesitados sin hacer ninguna distinción de personas. “Esta decisión pastoral nos ha permitido estar más cercano al pueblo y que éste se sienta más cercano a la Iglesia”, dice el arzobispo.

La Archidiócesis ha dado tres criterios generales a tener en cuenta a la hora de establecer prioridades: que la intervención constructiva mantenga la mayor continuidad la vida comunitaria de parroquias y comunidades, sin suspender, en lo posible, la tarea pastoral; tratar de resolver primero los casos más sencillos y después intervenir en los más complicados; y tener en cuenta el valor patrimonial a preservar, evitando daños mayores con la intemperie.

Además la Archidiócesis ha acordado: hacer una evaluación rigurosa sobre el estado de todos los edificios dañados; hacer inventario de materiales con los que cuenta y lugares para adquisición de los necesarios; vincular e interesar a la comunidad en la reparación de los inmuebles; que los sacerdotes, religiosas y diáconos se dediquen principalmente a su función insustituible de alentar a las comunidades, mantener la pastoral y estar cercanos al pueblo que espera de ellos una palabra de fe y esperanza; preparar las condiciones para hacer un plan de reconstrucción definitiva a mediado y a largo plazo.

AFECTADO EL SANTUARIO DE LA PATRONA, DONDE ESTUVO BENEDICTO XVI

La Archidiócesis ha comprobado que en mayor o menor grado todos los templos, casas pastorales, residencias de religiosos y otras dependencias de la Iglesia fueron afectados:

--Siete templos totalmente destruidos.

--Quince templos y dependencias con afectaciones graves; dos residencias de religiosas inhabitables.

--El Santuario Nacional de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre y dependencias afectado con daños en las puertas y cinco vitrales destruidos.

--La Casa de Retiro y de acogida a peregrinos con afectaciones severas en el techo de las habitaciones.

--El Seminario con afectaciones múltiples en el templo y en otras dependencias.

--La Catedral Metropolitana, templo colonial de inestimable valor patrimonial estaba en reparación y quedó todavía más afectada con la pérdida de los cupulinos de las torres y afectaciones mayores en el techo.

El arzobispo indica que se han establecido prioridades y que la tarea requerirá mucho tiempo, esfuerzo y ayudas. Pero sobre todo pide al Señor “ánimo y mucha confianza pues Él es la roca sobre la que debemos construir todo lo que hagamos”.

Dice que son muchas las personas que le han escrito tanto representantes de instituciones de la Iglesia como personas particulares, interesándose por los daños causados por el Huracán Sandy. Los correos enviados anteriormente se perdieron.

Su comunicado expresa que para lograr una mejor organización, “deseamos que las ayudas lleguen a través de las caritas diocesanas, congregaciones religiosas o directamente a la Archidiócesis”.

Del mismo modo, indica el arzobispo, las promesas y deseos de ayuda humanitaria que nos han hecho desde el extranjero deben de coordinarse a través de Caritas Cuba y de las diócesis y agencias católicas respectivas.

Para información: economia@arzsantiago.co.cu.

Allí les pueden facilitar también una cuenta para donar a la Fundación de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre.

Por Araceli Cantero Guibert

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