sábado, 31 de julio de 2010

CARTA DE MARÍA PARA TI, MUJER


Hola, mi querida hija del alma, que la paz del Señor esté contigo...

Mi corazón necesitaba escribirte estas simples líneas que, como pájaro de luz, lleguen de mi corazón al tuyo...le iluminen, disipen dudas y angustias, y te hagan caminar hacia tu verdadero destino : los brazos de mi Hijo...

Sí, querida mía, tu verdadero destino, que no es muchas veces el que te propone el mundo y por el que tantos esfuerzos gastas olvidándote del negocio mas importante que tienes: la salvación de tu alma...

Los problemas, mi querida, son todos camino hacia el Padre, el dolor, la angustia, la soledad... todo va modelando el alma de acuerdo a las respuestas que vayas dando... tú, seguro, me dirás: “¡Pero lo que a mi me pasa es tan duro, Señora!!!” Lo sé, hija, ¿acaso por un momento has pensado que no lo sé? Querida, si lloro con tus lágrimas y río contigo sin que me notes a tu lado.... cómo no saber lo que siente tu alma, si yo misma lo he padecido... bien sé lo que es el dolor, la soledad, la traición..., pero también sé que todo eso, puesto en las manos del Padre, se transforma en camino de Salvación...

Cuando yo vivía entre ustedes, meditaba todas esas cosas y las guardaba en mi corazón, las que comprendía y las que no, las que me alegraban y las que me lastimaban, como perlas de un collar incompleto que, lentamente, con el tiempo, iban tomando su verdadero lugar...

¿Sabes hija? Me gusta mucho caminar en los atardeceres, luego de un largo día de trabajo..., y me encantaría que hoy me acompañases... o mañana, o el sábado, aunque sé que estás un poco cansada... ¿cómo lo sé? Pues verás, estoy contigo cuando abres los ojos y miras el despertador, tirano, que no te regala unos minutos mas, y debes levantarte rápido a preparar el desayuno del marido y los hijos, o el tuyo solo, o el de tu mamá.... mientras se calienta el agua te miro... te amo... luego, voy contigo a levantar los remolones que se empecinan en pelearse con el reloj.... te ayudo a vestirlos, te pongo a mano esa remera que no encontrabas... y me siento con ustedes a desayunar... me gusta como preparas todo, el olorcito rico de tu cocina, luego debemos llevar los chicos al colegio, ir a trabajar para traer el sustento, o volver a casa a la rutinaria (¡pero hermosa!) tarea de mantener limpio el hogar... juntas vamos al supermercado y hacemos que alcance el dinero justito para el almuerzo... hasta a veces hago que te sobre una moneda para un dulce... el postre sorpresa de los hijos...

También lavamos la ropa, el piso, acomodamos todo para que el esposo y los niños encuentren ese remanso de paz que anhelan, el olorcito a su casaque les volverá al alma cuando se sientan tristes, solitarios, nostálgicos... allí recordarán todas las cosas buenas que les enseñaste...

También estoy contigo en el trabajo, ayudándote, aconsejándote, pidiéndote que sonrías siempre, que trates bien a todos, ya que nunca sabes cuanto bien haces con una sonrisa... eres mi embajadora cuando sonríes, cuando eres amable, cuando perdonas... ¡¡cuando perdonas haces sonreír a mi Hijo!!!

Ya estamos a mas de la mitad de la jornada, extrañamos volver a casa ¿verdad?... Contigo corro a abrazar a los hijos, contigo me siento y les preguntamos juntas cómo les fue (aunque yo ya lo sé, porque los estuve cuidando por ti en el colegio, mientras jugaban, o cuando cruzaban la calle)

También te acompaño cuando debes darles una noticia triste, como que un amigo o un primo enfermo ha partido hacia mi Hijo, estoy contigo para decirles que lo he abrazado fuerte, fuerte y le he llenado de besos cuando ha llegado aquí al cielo, que le tengo a mi lado y damos largos paseos por los jardines celestiales....Me gusta cuando les ayudas en la tareas, les hablas al alma, les acompañas a la catequesis ... a veces te veo preocupada porque parecen distraídos, no te preocupes, mi querida, tú sigue sembrando, que tuyo es el tiempo de siembra y de mi Hijo el de la cosecha...

En fin, ya cae la tarde... ¿qué te parece si nos vamos juntas aunque más no sea hasta el almacén? Sí, dale, vamos a comprar el pan para la cena y así charlamos, sí, de eso que te tiene preocupada... ven, que tengo muchas ganas de tranquilizarte, de acompañarte, de abrazarte en silencio...
Vamos hija, vamos de paseo...
Desde el alma
Tu mamá
María de Nazaret

Autor: María Susana Ratero

viernes, 30 de julio de 2010

¿CUÁLES SON LOS ESTIMULOS DE DIOS?


En esta vida, Dios ni nos castiga ni nos recompensa, por nada de lo que hagamos.

Y sin embargo está muy extendida la idea de que Dios nos castiga y nos premia, mientras deambulamos por este valle de lágrimas, llamado mundo. Esta idea se encuentra muy arraigada sobre todo en diversas ramas del protestantismo, que llegan hasta ver en los seres lisiados físicamente o que han fracasado en su vida, unas personas castigadas por Dios y a sensu contrario, ven en los llamados triunfadores personas amadas por Dios. ¡Vaya disparate! Esto demuestra, un perfecto desconocimiento de quien es el Señor y cuáles son los estímulos que le mueven a su intervención en la vida de nosotros.

Partamos de una clara definición de quién es Dios y esta es la que nos da el evangelista San Juan, cuando nos dice: Y nosotros hemos conocido y creído en el amor que Dios nos tiene. Dios es amor, y el que vive en amor permanece en Dios, y Dios en él (1Jn 4,16). Dios es un Espíritu puro en el que su esencia es el amor, y Él es la fuente de todo amor. El amor que nace en nosotros es solo un reflejo del único amor existente que es el de Dios. Y nosotros somos criaturas creadas por el Amor y para el amor, seremos felices en el amor de ver el rostro del Amor.

Dios solo tiene una obsesión con respecto a nosotros, y es la de atraernos hacia Él. Que se cumpla en todos y cada uno de nosotros, el fin para el que fuimos creados. Para ser eternamente felices integrados en el Amor supremo que es Él. El Señor desea, ante todo y sobre todas las cosas de este mundo que a nosotros nos parecen importantes, que nos salvemos todos. Esto es, lo que se denomina la: “la voluntad salvífica universal de Dios. Por lo tanto a Dios, que ve todo lo que ocurre en este mundo de distinta forma que nosotros, utiliza en nuestro favor, aunque nosotros no lo veamos ni lo comprendamos, lo que nos interesa y más nos afecta, esencialmente los bienes materiales y también nuestros sufrimientos, que nos hemos ganado a pulso por nuestra estupidez y que Él no nos los desea. Pero los permite como estímulos para nuestro bien.

Todos los males que permite que nos sucedan, y todos los bienes que podamos recibir, son siempre estímulos para que nos acerquemos a más a Él. Pero este manejo, que Dios hace de los sufrimientos y de los bienes materiales que podamos llegar a obtener en nuestro favor, no suponen en ningún caso ni premio ni castigo. De igual forma que tampoco busca castigarnos aquí, cuando obtenemos males, tampoco busca nuestra recompensarnos en esta vida, cuando obtenemos bienes que hayan sido pedidos anteriormente o no: Él, lo que busca, es estimularnos con los bienes o con males, para que caminemos hacia Él. Prueba de lo anterior es la gran cantidad de conversiones de personas, tras sufrir un duro palo de la vida.

En esta vida no recibimos de Dios, ni premios ni castigos, entre otras razones, porque si así fuese, Dios no sería consecuente consigo mismo. En reiteradas ocasiones, Jesucristo nos anunció el juicio final; en la parábola de la cizaña, en la parábola de la red barredera en el mar, y sobre todo en la descripción que hace San Mateo del juicio final: "Entonces dirá el Rey a los que están a su derecha; Venid, benditos de mi Padre, tomad posesión del reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; peregrine y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo y me visitasteis; preso y vinisteis a verme. Y le responderán los justos: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te alimentamos, sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos peregrino y te acogimos, desnudo y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte? Y el Rey les dirá: En verdad os digo que cuantas veces hicisteis eso a uno de estos mis hermanos menores, a mí me lo hicisteis. Y dirá a los de la izquierda: apartaos de mi, malditos, al fuego eterno, preparado para el diablo y para sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui peregrino, y no me alojasteis; estuve desnudo, y no me vestisteis; enfermo y en la cárcel, y no me visitasteis, entonces ellos responderán diciendo: Señor, ¿cuando te vimos hambriento, o sediento, o peregrino, o enfermo, o en prisión, y no te socorrimos? Él les contestara diciendo: En verdad os digo que cuando dejasteis de hacer eso con uno de estos pequeñuelos, conmigo dejasteis de hacerlo. E irán al suplicio eterno, y los justos a la vida eterna”. (Mt 24,34-46).

Está claro que habrá un juicio final, la doctrina tradicional católica habla de dos juicios, uno parcial cuando seamos llamados a la Casa de Padre, y otro al final de los tiempos. Aunque modernamente, hay teólogos que mantiene la idea de que al entrar en la eternidad quedamos liberados del dogal del tiempo, y por ello, el juicio particular será al mismo tiempo que el del final. A esta tesis, hay quién le contrapone, que en el momento de una persona muere no puede haber juicio final, porque no se ha muerto todo el mundo. Los teólogos partidarios de esta tesis, manifiestan: Primero la idea del concepto tiempo ha desaparecido para el que muere; en segundo lugar, hay que considerar que para Dios nada es imposible. Pero sea como sea, el hecho es que seremos juzgados, y esencialmente sobre la fuerza y la categoría de nuestro amor a Dios y al prójimo, demostrada en este mundo.

Tengamos presente que hasta en la imperfecta justicia humana, ¿dónde se ha visto que a un reo se le condene o se le premie, sin un previo juicio? No, desde luego que no, Dios no nos recompensa ni nos castiga antes de ser juzgados. Otra prueba de esta afirmación, es el último punto del párrafo del evangelio de San Mateo, antes mencionad, al decir este al final: E irán al suplicio eterno, y los justos a la vida eterna.

Se prueba también lo dicho, porque cuando Nuestro Señor habla en los evangelios, estos siempre posponen la recompensa para el cielo. Así por ejemplo tenemos lo que le contesta Nuestro Señor a Pedro, cuando este le dice que ha dejado todo por seguirle: Y todo el que dejare hermanos o hermanas, o padre o madre, o hijos o campos, por amor a mi nombre, recibirá el céntuplo y heredará la vida eterna. Y muchos primeros serán los postreros, y los postreros, primeros. (Mt 19,29-30). También habla en futuro referido a la vida eterna cuando dice: "Aquel siervo que, conociendo la voluntad de su Señor, no ha preparado nada ni ha obrado conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes; el que no la conoce y hace cosas dignas de azotes, recibirá pocos; a quien se le dio mucho, se le reclamará mucho; y a quien se confió mucho, se le pedirá más. (Lc 12,47-48).

Prueba evidente que Dios en este mundo, no recompensa siempre a los buenos, que son sus elegidos aquí en la tierra, es la vida de los santos; personas que vivieron soportando enormes cruces. Se cuenta de Santa Teresa de Jesús, que cuando se quejó al Señor de peso de su cruz, este le contestó: Así trato yo a mis amigos, y la santa le respondió: Por eso tienes tan pocos. Si trata así a sus amigos, es porque desea que estos sigan creciendo en santidad, y adquiriendo méritos para el futuro, y todos sabemos que esto solo se consigue, soportando pacientemente el sufrimiento y no estando todos los días de juerga. En el sufrimiento está la llave de la puerta del cielo. Si Dios recompensase ya en la tierra a sus santos y elegidos, a la vista del resultado, todos nos volveríamos santos, pues sería una formidable forma de vivir estupendamente aquí, y luego asegurarnos la vida eterna.

Por consiguiente, tengamos las ideas claras y pensemos sensatamente, no envidiando al que tiene más bienes y riquezas, ni deseando adquirir más de lo necesario, para vivir honestamente. Lo mismo que aceptando los males y sufrimientos que Dios permite que soportemos, pues ello es signo de que Dios estima que nos conviene para nuestra santificación. San Francisco de Sales, tenía un lema de vida muy a propósito para recordarlo aquí: Nada, pedir, nada desear, nada rechazar sea malo o bueno”. Nosotros tenemos que pensar que todo viene de las manos del Señor y es lo que más nos conviene aunque no lo comprendamos.

Mi más cordial saludo lector y el deseo de que Dios te bendiga.
Juan del Carmelo

¿ES MALO EL PLACER?


Es malo cuando se lo agranda, cuando se cree que la vida pasa por ahí, cuando uno construye la vida desde ahí, cuando uno cree que la felicidad pasa por ahí.

Creo que los que se van a vivir en pareja dan una prioridad al placer y dejan en un segundo plano la responsabilidad.

Hay que comprender que el placer es una gran seducción. Negarlo sería no reconocer una realidad.

¿A quién no le atrae el placer?
¿A quién no le gusta pasarlo bien? ¡Hay tantos placeres que nos seducen!
¿A quién no
?
Y todos los placeres.

Los placeres de la vista.
Los placeres del paladar.
Los placeres genitales
.

¿Y es malo el placer? NO, no es malo el placer.

Es malo cuando se lo agranda, cuando se cree que la vida pasa por ahí, cuando uno construye la vida desde ahí, cuando uno cree que la felicidad pasa por ahí. Eso es lo malo. Cuando todo lo medimos desde ahí. Cuando todo lo medimos, desde el pasarlo bien.

Vivir en pareja tiene su mayor debilidad en haber dejado en segundo plano la responsabilidad, las obligaciones que todo futuro impone a la vida. El vivir teniendo en cuenta el futuro, debería condicionar nuestros actos de hoy. Esto se llama vivir en la responsabilidad.

La base de la responsabilidad se encuentra en la libertad que cada uno de nosotros tenemos. Es la libertad que Dios le dio al hombre para su buen uso. Muchos creen que la libertad le fue dada al hombre para hacer lo que quiera. Y no es así. La libertad le fue dada para hacer lo que debe, no lo que quiere.

El hombre es feliz si hace lo que debe y no lo que quiere.
El querer, siempre es un impulso primario.
El deber, es siempre razonado, pensado y reflexionado
.

Al tomar una decisión, hacer una elección, al ir a vivir en pareja o en matrimonio, cada uno de nosotros ha tenido que pensarlo y realizarlo conscientemente. Y somos responsables de las consecuencias. Sean ellas buenas o malas. Esto es asumir futuro. Mi acto personal y libre tendrá consecuencias.

Persona responsable es quien está dispuesto a dar respuesta y la da efectivamente a todas las exigencias de la vida diaria y asume las obligaciones que le vienen. Cuando las cosas empiezan a andar mal, andan precisamente mal, porque no se tienen en cuenta las obligaciones.

Se fueron a vivir juntos, se atrajeron, se gozaron, se entregaron sus cuerpos, pero no se entregaron el alma. Para entregarse el alma, se necesita la total entrega del ser, no solo de una parte de mí.

............un sobrino vivía en pareja: le expliqué la diferencia y se lo quedó pensando. Sobre todo cuando le remarqué que desde aquel instante, cada vez que hicieran el amor, no podrían evitar recordar que su entrega no es total, no es absoluta, cualquiera de los dos puede pegar el portazo e irse tan campante. Eso no es el amor, podrá ser cualquier cosa, menos el amor.

Si no hay un compromiso definitivo, no se puede construir nada.
Si no hay un compromiso definitivo, no le puedo decir al otro, que yo lo amo
.

Porque una de las cosas propias del amor, ¿saben que es? Es decirle para siempre.
Autor: Salvador Casadevall

HACIA LA META ETERNA


Las verdaderas victorias son aquellas que nos acercan al bien, a la verdad, a la belleza auténtica.

Alcanzar una meta muy deseada, ¿es siempre una victoria? Llegar a poseer algo anhelado desde lo más hondo del alma, ¿nos beneficia, nos perfecciona, nos lleva a la verdadera felicidad, nos permite construir un mundo más justo y más bueno?

Hay momentos en la vida que se presentan como un triunfo, que nos hacen saltar de alegría, que nos permiten celebrar una pequeña fiesta en el alma. Pero si la fiesta se convierte en ocasión de pecado o de injusticia, si la alegría nos aparta de las metas verdaderas y nos encadena a seguridades efímeras, el aparente triunfo se convierte en el inicio de una derrota amarga.

Las verdaderas victorias son aquellas que nos acercan al bien, a la verdad, a la belleza auténtica. No podemos vivir ilusionados por fuegos de artificio que deslumbran pero no llevan a nada sólido ni verdadero. Sólo lo que nos introduce en el mundo de lo eterno, sólo lo que nos acerca a Dios y nos une a los demás seres humanos puede ser visto como victoria auténtica y buena.

Si recordamos esta verdad, podremos relativizar victorias (y derrotas) en el mundo de lo contingente, para concentrar las propias fuerzas en aquellas acciones y virtudes que hacen al mundo un poco más bueno y nos abren las puertas del Reino.

Entonces seremos capaces de usar lo mejor de nuestra mente y de nuestro corazón para vivir según el mensaje del Evangelio, para crecer en el amor auténtico, para caminar cada día con la mirada puesta en la fiesta que nos tiene preparada, desde toda la eternidad, el Padre bueno que habita en los cielos.
Autor: P. Fernando Pascual LC

MADRE TERESA, LA MONJA QUE DESAFIÓ EL SISTEMA DE LAS CASTAS


Entrevista a fray Joseph Babu, portavoz de la Iglesia india.

ZENIT.- ROMA, jueves 29 de julio de 2010.
Hace cien años, el 26 de agosto de 1910, nacía en Skopje (actual Macedonia) la Madre Teresa de Calcuta, en el siglo Anjeza Gonxhe Bojaxhiu. Fundadora en India de la congregación de las Misioneras de la Caridad, la pequeña monja consumió toda su existencia junto a los desheredados de la tierra.

Tuvo amigos influyentes entre los líderes políticos y los artistas pero, sobre todo, estableció un vínculo especial con Juan Pablo II. A él, como a otros, pedía oraciones y apoyo económico para sus pobres: en 1979, distinguida con el Premio Nobel, rechazó el tradicional banquete ceremonial y obtuvo que la suma vencida fuese destinada a los miserables de Calcuta. Ese día se le preguntó:
-“¿Qué podemos hacer para promover la paz en el mundo?”.
Teresa, pequeña y combativa, respondió:
-Id a casa y amad a vuestras familias”.

En esta entrevista, fray Joseph Babu - portavoz de la Conferencia episcopal de la India - explica lo que queda hoy de la herencia de la religiosa.
-“¿Qué impacto tuvo sobre la sociedad india la presencia de Madre Teresa? ¿Y cuáles son los principales cambios registrados tras su desaparición?”
Fray Babu: Madre Teresa ejerce una fascinación universal aquí en India. Gente de distinta fe y cultura tiene de ella una alta consideración, considerándola una santa. Van a su tumba a rezar por ella y en estos días participan en los acontecimientos previstos en diversas áreas de la India para recordar el centenario de su nacimiento. Aquí en Nueva Delhi, la CBCI está organizando las funciones públicas para rendirle homenaje y el presidente de la India será huésped principal de la ceremonia del 28 de agosto.

Muchos cambios se verificaron en su congregación desde el momento en el que esta sigue creciendo y atrayendo a tantas mujeres jóvenes. Sor Nirmala Joshi, que tomó el lugar de Madre Teresa, siendo convertida del hinduismo al catolicismo tiene la ventaja de sensibilizar todos los sectores de la sociedad india: hizo un trabajo admirable a la guía de las Misioneras de la Caridad, conduciendo a la congregación a nuevos objetivos, hasta el punto de que por este compromiso ejemplar suyo, el Gobierno le confió el Padma Vibhushan, la segunda condecoración civil más alta en India.

-Madre Teresa recibió el premio Nobel de la Paz al final de los años Setenta. ¿Qué queda de su enseñanza?”
Fray Babu: El Nobel fue por su trabajo de beneficencia en favor de los más pobres entre los pobres. Gracias a ella muchas personas se sintieron inspiradas en querer dedicarse a aquellos que están en el margen de la sociedad.

Madre Teresa era una mujer sencilla, pero muy estimulante, y la Iglesia india estaba orgullosa de su presencia y de su contribución a la sociedad. Muchas personas, incluso no cristianas, hoy se inspiran en su vida y en su trabajo, comprometiéndose en obras de caridad.

-“¿Qué exigencias presentaba Madre Teresa a la Iglesia india?”
Fray Babu: El suyo era un mensaje muy sencillo: Jesús ama a todos. Y ella exhortó a la Iglesia a llevar adelante esta misión de dar amor a todos, y de conceder a todos la posibilidad de salvarse. Fuese donde fuese pedía a la gente que trabajara por Jesús.

Era también muy activa en el frente de los problemas sociales que afligen a la India, como el sistema de castas que oprime a muchos sectores de la sociedad. No le preocupaban las críticas de aquellos que la acusaban de glorificar la pobreza, o que, por ejemplo, le recriminaban de no ser capaz de aportar un real cambio social. Habría podido responder amablemente que estaba llamada a hacer lo poco que podía hacer, y que de la misma forma los demás podrían hacer y que de la misma forma los demás podrían hacer lo que eran capaces a su vez.

-“¿Cuáles son los principales problemas que los católicos en India tienen que afrontar hoy?”
Fray Babu: El problema principal es la amenaza del ala derecha de los grupos fundamentalistas que han tomado de mira a nuestro personal y nuestras instituciones. Nuestro estatus de minoría está amenazado, lo que hace difícil para nosotros administrar de forma estable la Iglesia local. Ningún misionero extranjero puede venir a la India por trabajo o por una estancia más larga, y a los pocos que consiguen entrar se les obliga a dejar el país, no importa durante cuánto tiempo habían estado antes en misión aquí. En cuanto a las ayudas extranjeras a algunas Iglesias, son continuamente controlados y examinados, haciendo todo más difícil.

-“¿Puede contarnos alguna anécdota sobre la devoción que la gente tiene por Madre Teresa?”
Fray Babu: Que la devoción es grande se comprende por el número y la heterogeneidad de cuantos van a rezar a su tumba. Personas de otras religiones han dado su nombre incluso a escuelas, colegios, universidades. Muchos países extranjeros le han dedicado calles públicas, han emitido sellos y monedas conmemorativas en su honor.

Cuando Madre Teresa murió, el gobierno indio le concedió un funeral de Estado. Un hindú, un cierto Navin Chawla, actualmente jefe de la Comisión electoral india, publicó su biografía, y otro hindú, Raghu Rai, le dedicó un volumen con fotografías que la retratan.

-Ha habido muchas discusiones sobre la noche oscura de la Madre Teresa, descrita en el libro Come Be My Lightcomo un martirio del deseo”. ¿Qué piensa usted al respecto?”
Fray Babu: No soy capaz de comentar este aspecto porque tiene mucho que ver con su vida interior. Con todo, se podría presumir que también ella, como todo ser humano, atravesó sus momentos de dudas, miedos, incertidumbres. Sería por tanto una admisión honrada de su humanidad, que es parte integrante de su vida espiritual.

-Recibiendo el Nobel, Madre Teresa asombró al mundo expresando su horror por el aborto, hoy en día el más grande destructor de paz”, “porque si una madre puede matar a su propio hijo, ya no hay nada que me impida matarte o que te impida matarme”. ¿Podría describir su trabajo a favor de las madres que no deseaban el embarazo?”
Fray Babu: Lo que Madre Teresa enfatizaba era el valor de la vida humana en el contexto de un cada vez más extendido abuso por parte de la ciencia al interrumpir la vida en lugar de cultivarla. El aborto es siempre y en cualquier caso un odioso crimen contra la humanidad y Madre Teresa no se cansaba nunca de repetirlo siguiendo la enseñanza de la Iglesia.

Cuando con la excusa del control de los nacimientos se tomaba la liberrtad de poner fin a una vida, Madre Teresa se oponía diciendo: “dádmelos a mi, yo los cuidaré. De esta forma asistió a miles de niños abandonados en todo el mundo. Y este era su mensaje a todos: los seres humanos deben ser amados y cuidados porque son dones de Dios.

[Por Mariaelena Finessi, traducción del italiano por Inma Álvarez]

jueves, 29 de julio de 2010

PODER QUE TRANSFORMA


Me cuesta perdonar. ¿A quién no?

Cuando alguien me falla, me defrauda o me perjudica… ¡cuántos deseos de venganza invaden mi mente! Tengo amigos y enemigos, y con ambos he tenido la oportunidad de practicar el perdón mutuo. En relación a este asunto, a través de los años experimenté diversas sensaciones, y transité distintas líneas de pensamiento.

Por ejemplo, me encontré con gente que promueve una especie de perdón mágico, adjudicándole a éste la solución a todo conflicto interpersonal. Otros, además, utilizan el perdón como una vía de escape emocional frente a los recuerdos tristes del pasado, estrategia cuyo resultado muy pocas veces logra satisfacer el vacío y la frustración del ser interior.

Pero también tuve el privilegio de conocer personas sinceras y valientes, que en medio del dolor y de la adversidad han sabido elegir el camino del perdón.

En el año 2003 visité la ciudad de Corrientes (Argentina), en el marco de unas conferencias especiales sobre el tema de la espiritualidad. En una de esas charlas enfaticé la importancia y el beneficio que le brinda a nuestra persona la decisión de perdonar. De esta manera, y basándome en mi experiencia personal en cuanto al perdón hacia mi padre (quien abandonó el hogar cuando yo tenía ocho años de edad), invité a los presentes a que realizaran un breve balance de sus vidas y perdonaran a aquellos que les habían perjudicado emocional y/o físicamente.

Al concluir se acercó una pequeña niña de siete años, quien me dijo: Mis papás se divorciaron, igual que los tuyos Por mucho tiempo no pude perdonar a mi papá por haberse ido de la casa, pero hace unos minutos decidí perdonarlo… ¡y lo logré! ¡Pude perdonar a mi papá!”

Han pasado varios años desde que me desilusioné con los cuentos de hadas. Créame. Pero ha transcurrido la misma cantidad de tiempo desde que comprendí el tremendo poder del perdón como un beneficio de doble vía.

Cuando escojo perdonar me libero de toda carga emocional hacia la otra persona, a la vez que construyo un espacio de libertad en el que el otro puede reconsiderar su error y cambiar de actitud.

Jesucristo dijo: “…si tienen algo contra alguien, perdónenlo, para que también su Padre que está en el cielo les perdone a ustedes sus pecados (Marcos 11:25-26).

No le aconsejo que se haga el tonto y ande por ahí con una sonrisa prefabricada, diciendo: todo está OK”, pasando por alto la situación de conflicto. Eso no es perdón. El perdón lo damos por amor, aunque el otro no lo merezca (¿no hace Dios así con nosotros?).

Perdonar quizás no haga que la otra persona cambie… ¡pero le aseguro que usted experimentará libertad y paz en su vida! Perdón es Poder que Transforma.
Cristian Franco

DEJANDO EL NIÑO ATRÁS


Miré a mi padre por última vez antes de que finalmente lo enterrasen. Y me dije a mí misma: “Te perdono, Papá”. Le he perdonado pero no he olvidado la confusión, el terror y el abuso que atravesé.

Mi padre trabajaba la mayor parte del tiempo mientras yo crecía. Pero cuando estaba en casa, era violento. Recuerdo llorar en medio de la noche mientras escuchaba cómo golpeaba a mi madre. Podía escuchar sus sollozos. Y yo lloraba porque no podía hacer nada al respecto.

Le tenía terror. Estábamos supuestos a no hacer nada malo de acuerdo a sus términos. Cuando tenía seis años de edad, me empujó la cabeza tan duro contra el piso que todavía tengo la cicatriz en mi frente.

Cuando le diagnosticaron depresión a mi madre, los cuatro hermanos tuvimos que mudarnos y vivir con él. Él empleó a alguien que nos cuidase mientras el trabajaba.

Había tanto temor en nosotros cuando el volvía. Mi padre estaba tan disgustado con uno de mis hermanos que un día le dio una paliza y quería echarlo de la casa. Observé aquel episodio con horror.

A partir de entonces, intenté no cometer errores. Lloraba por dentro porque no quería oír ningún lloriqueo. Y continué viéndole expresar su ira con el resto de mis hermanos.

Hallé solaz en los amigos del colegio. Disfrutaba leer cuentos y literatura. Invertía mi tiempo en la biblioteca del colegio. No había hogar, dulce hogar.

Hasta hace poco, no quería admitir que mi niñez me había afectado emocional y mentalmente. He traído las memorias de una época pasada hasta mi existencia diaria.

En todas mis relaciones, todo fue bien hasta que mis compañeros sugirieron un compromiso serio. Entonces yo saboteaba las relaciones.

No podía abrirme a nadie. Estaba muy a la defensiva cada vez que daban un consejo u opinión sobre mi actitud o conducta.

Cuando había discusiones, me cerraba o me iba. Nunca quería enfrentar asunto alguno y resolverlos.

Me destaqué en mi carrera invirtiendo muchas horas y esfuerzo. Ahora me doy cuenta de que era una manera de escapar a la realidad. Me mantenía tan ocupada que no notaba cosas que necesitaban atención. Usaba el trabajo como un medio de evitar compromisos.

Hubo una cosa que obtuve de la experiencia de ser abandonada. Podía sentarme en silencio sola por horas y reflexionar.

Ha desarrollado mi fascinación con la belleza de la naturaleza. Amo sentir el viento soplando sobre mi rostro. Disfruto ver la lluvia caer. Y sin importar cuán malo esté el clima, es todavía hermoso.

Sentí curiosidad por muchas cosas. Pregunté a otros y a mí misma sobre la vida y cómo algunas cosas le pasan a cierta gente. Me pregunté por qué la gente se comporta de la manera en que lo hace. Busqué respuestas.

He desarrollado la fortaleza para perseverar. Pero no es suficiente. Quiero convertirme en una sobreviviente que puede balancear su vida y disfrutar la abundancia que el universo nos ofrece.

He decidido liberarme de las cadenas de mi frágil crianza. Me prometo a mí misma que no permitiré a mi pasado arruinar mi futuro.

Esta niña ha crecido y no va a llorar en silencio más nunca.
Fatimah Musa

Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; pero cuando llegué a ser hombre, dejé las cosas de niño. 1 Cor 13:11

DESPUÉS DE COMULGAR HAY QUE DAR LAS DEBIDAS GRACIAS


Inmediatamente,, pero también después, concluida la Misa.

En la iglesia y de camino al trabajo o a casa o a lo que fuere. Estar pendiente de Dios en lo que queda de día. O de vida. Quedarse con Él, no tener prisa. Quedarse, enamorarse un poco más del querer divino, y de ese sacrificio de la Cruz en el altar de nuestra alma. Son momentos importantes. Confidencias, diálogo; confianza, descanso en el Amor crucificado. Por favor, quedarse un poco. Dios nos espera en nosotros; Dios espera que por fin le entreguemos la vida. Todo. Sin guardarnos nada. Compartir con Él ilusiones, proyectos. Y miserias. Y la familia. Quedarse en el templo o en esa capilla. Quedarse en el tiempo para vislumbrar lo eterno. Es que tengo que ir a… Es que llego tarde a… Por Dios, quedarse. Adentrarse en tu vida y en mi vida: adentrarse en Su Vida. Preguntarle y escuchar Su parecer. Abandonarse en Su voluntad, que es la única forma posible de acertar y de ser feliz con garantías. Dejarle el corazón. Dejárselo allí, en el sagrario, para que Le acompañe, y luego salir a la calle con el Suyo en el pecho.

¿Qué prisa tenemos? ¿Tan corto es nuestro amor que no es capaz de estar ni cinco o diez minutos más con Cristo? O puede que… Vaya, los hijos. Papá, ¿ya? Venga papá, cuando quieras. Te esperamos fuera. ¡Hijos míos! ¿Fuera de dónde? Lo nuestro es quedarnos dentro. Dentro de Dios. Aprovechadlo. Acompañadlo. Poneros en situación. ¡Qué pocos se quedaron en el Calvario! Y esa especie de terremoto que es en ocasiones la vida nos distrae, o nos vamos corriendo cuesta abajo. ¿Hacia dónde? Es que hace calor aquí; es que tengo que hacer unas compras; es que… Al final, al pie de la Cruz - de la primera Misa -, no hay mucha gente esa es la verdad. Huye la mayoría. Se precipita por las calles. Aquella fue la primera acción de gracias de la Historia de la Salvación. Y por eso me gusta imaginar a la Virgen sentada a mi lado, en el banco. O arrodillada (si es que los sacerdotes no han quitado los reclinatorios). ¿Cómo serían sus acciones de gracias después de comulgar el Cuerpo de su Hijo de las manos de Juan, o de Pedro, o de Santiago? No creo que saliera corriendo, o que su cabeza estuviera en lo que iba a hacer para comer ese día, o parecido.

La supongo metida de lleno en la realidad sobrenatural y física de estar de nuevo junto a Jesús, en el sacramento. Los dos. Mano a mano. Alma con alma. En un intercambio de amor ininterrumpido, sin distracciones. O los tres. Ellos - Madre e Hijo - y yo. O tú, lector. Hay que buscarse medios para no perder el latido del corazón de Cristo, el fluir de Su Sangre liberadora, y salir del atolladero de tantos y tantos aturdimientos. Quizá unas notas, o un libro que nos sugiera. O esas oraciones de los santos (Toma Señor, y recibe toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad, todo mi haber y mi poseer. (…) Dame tu amor y tu gracia, que ésta me basta, o mejor esta otra: “(…) el rostro recliné sobre el Amado, / cesó todo y dejéme, / dejando mi cuidado / entre las azucenas olvidado), o pedirle al Ángel Custodio que nos provea de algún pensamiento acertado, o de algún propósito concreto de mejora, que falta nos hace. Que falta me hace. O quizá sólo haga falta, eso, quedarse, el sólo hecho de quedarse; de querer quedarse, a pesar de omisiones y despistes. Quedarse con Dios. Un rato y toda la vida. Enamorarse. Refugiarse en ese poco - ¿poco? - de Cielo en la tierra. Me viene lo de Quevedo: Polvo serán, más polvo enamorado. Polvo seremos, más polvo resucitado.

Aunque el amor sea exiguo apetece quedarse unos momentos con Dios, en esa intimidad única y exclusiva. En silencio. Dejadme quedarme con Él, quedémonos todos. Si hay amor no costará y todo nos parecerá insuficiente. Y la Misa se dilatará por los recovecos de nuestra existencia y de la Historia, y nos cambiará por entero. Podemos empezar por esos pocos minutos de acción de gracias después de comulgar a Dios. Sin escatimar el tiempo, sin derrochar lo eterno. Es poco, pero es todo. Es amor.
Guillermo Urbizu

UN PERRO RECIBE LA "COMUNIÓN" DE MANOS DE UNA "PARROCA" ANGLICANA EN CANADA


QUERÍA DARLE UNA CORDIAL BIENVENIDA AL CANINO Y SU DUEÑO

Marguerite Rea, responsable interina de la parroquia St. Peter, en Toronto, dice estar «bastante avergonzada» y ha asegurado no volver hacerlo.

Una mujer sacerdote de la comunidad anglicana en Canadá no tuvo mejor idea que darle la «comunión» a un perro durante una celebración litúrgica para darle a él y su dueño una cordial bienvenida con el fin de darle la bienvenida a él y a su dueño.

Según las versiones de los que participaron el último domingo del mes de junio en la celebración eucarística matinal en la parroquia anglicana de San Pedro, en el centro de Toronto, Marguerite Rea dio la oblea como un «gesto espontáneo» para que tanto el animal como su dueño se sintieran bienvenidos.
Informa
www.thestar.com.


Un indignado feligrés de la parroquia, famosa por ser «abierta e inclusiva», entendió que se trataba de un incidente que contradecía las normas y reglamentos de la comunidad anglicana y presentó una queja ante la «reverenda» y la diócesis anglicana de Toronto.

«Le he escrito a la párroco que no es política de la Iglesia Anglicana darle la comunión a los animales» dijo el obispo Patrick Yu, responsable de la parroquia. «Puedo ver porqué la gente se sentiría ofendida. Es algo extraño y chocante y yo nunca había oído que esto haya sucedido antes».

«Creo que la reverenda se dejó llevar por lo que considero un gesto equivocado de bienvenida», agregó Yu, que aseguró que Rea «está bastante avergonzada» y ha asegurado no volver hacerlo otra vez.

Peggy Needham, directora adjunta de la parroquia y testigo del incidente, relató que un hombre se acercó para recibir el pan y el vino con el perro. «Estoy segura que para Marguerite eso fue una sorpresa, como lo fue para todos nosotros». «Pero nadie sintió de que ello fuera gran cosa, porque no era una gran cosa».

«Creo que fue una reacción natural: aquí está este perro, y acaba de levantar la vista, y ella está dando las obleas a la gente y ella solo le dio una a él», dijo Needham. «Cualquiera podría haber hecho eso. No es que ella esté tratando de crear una revolución».
Gilberto Perez/ReL

EL CONSEJO DE CRISTO A MARTA


La invita a tomarse la vida de otra forma, a respirar, a vivir serenamente, a preocuparse más de las cosas del espíritu.

Yendo Jesús de camino, pasó por un pueblo. Parece que Jesús siempre va de paso, pero siempre va por algo, siempre nos enseña algo. En ese pueblo una mujer llamada Marta lo acoge en su casa. Mientras ella trajina para atender lo mejor posible a aquel huésped tan ilustre, una hermana suya, llamada María, se coloca a los pies de Cristo para escucharle. Marta se impacienta y le reclama a Cristo la tranquilidad de su hermana. Cristo aprovecha aquella situación para decirle a Marta con enorme cariño que en la vida realmente sólo hay una cosa importante y que María ha elegido lo mejor. La confianza que trasmite esta escena indica que la amistad de Cristo con aquellas hermanas era total. El Señor debió pasar muchos momentos con aquellos hermanos. Después nos contará el Evangelio que realizará con Lázaro uno de los milagros más grandes de los que realizó. En esta escena podemos descubrir cómo la vida humana tiene un sentido y cuál es realmente ese sentido.

¿Cuál es el sentido de la vida humana?
Es ésta una pregunta que todos nos hacemos cuando vemos que no podemos lograr todo lo que queremos, cuando vemos que muere una persona en el inicio mismo de su vida, cuando contemplamos el sufrimiento de tantos seres humanos por culpa del egoísmo de los hombres, cuando vemos la desesperación de tantas personas ante el sufrimiento propio o de un ser querido. Y la realidad es que no podemos aceptar que todo se reduzca a nacer, vivir si es que se puede llamar vivir a muchas vidas, para terminar en la nada. El ser humano debe tener un fin más allá de las cosas que hace o que ve.

Marta representa para nosotros una forma de vivir. "Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola". Impresiona el cariño de Jesús por aquella mujer que se desvivía por atenderle y procurarle bienestar. El hecho de repetir dos veces su nombre es señal de cariño, de ternura y de reconocimiento a su labor. Pero Jesús quiere prevenirla contra un gran escollo de la vida: el vivir sin más, el irse tragando los días sin ver en el horizonte, el hacer muchas cosas, pero no preocuparse de lo más importante.

Marta es el símbolo de una humanidad que ha dado prioridad al hacer o al tener sobre el ser, a la eficacia sobre lo importante, a la inmanencia sobre la trascendencia. Marta somos cada uno de nosotros cuando en el día al día decimos: "No tengo tiempo para rezar". "No tengo tiempo para formarme". "No tengo tiempo para pensar". "No tengo tiempo para Dios". Basta asomarse a la calle y a las casas para ver cuánto se hace, cómo se corre, cómo se vive. Pareciera que estamos construyendo la ciudad terrena o que hubiera que terminar cada día algo que mañana hay que volver a empezar.

El consejo de Cristo a Marta, santa después al fin y al cabo, está lleno de afecto, de afecto del bueno. La invita a tomarse la vida de otra forma, a respirar, a vivir serenamente, a preocuparse más de las cosas del espíritu. Ahí va a encontrar la paz y la tranquilidad. Le enseña a construir el presente mirando a la eternidad, pues así aprenderá el verdadero valor de las cosas. Sin duda, Marta aprendió aquella lección y, sin dejar de ser la mujer activa y dinámica que era, en adelante su corazón se aficionó más a lo verdaderamente importante. Marta, por medio de Cristo, había comprendido que la vida tiene un sentido, que el fin del hombre está por encima de las cosas cotidianas.
Autor: P. Juan J. Ferrán LC

miércoles, 28 de julio de 2010

¡FELIZ 28 DE JULIO!


¡FELIZ 28 DE JULIO PARA TODOS LOS PERUANOS!

¡QUÉ DIOS Y SU SANTÍSIMA MADRE BENDIGAN A NUESTRA PATRIA!


Grupo Católico de Oración por los Enfermos "Sí Señor"
José Miguel Pajares Clausen

SE PRUEBA CIENTÍFICAMENTE QUE EL AMOR MATERNAL ES UN ESCUDO FRENTE A LOS PROBLEMAS Y ENFERMEDADES


CONTRA LA ANSIEDAD, AMOR DE MADRE

Según los expertos, las madres que inundan a sus hijos de cariño los preparan frente a los problemas.

Que un niño reciba más o menos cariño de su madre en las primeras etapas de la vida no sólo determina que sea un niño más feliz sino que sea un adulto más sano treinta años más tarde. La ciencia ha conseguido probar por primera vez lo que hasta ahora sólo se suponía: que el amor de madre es un escudo frente al fracaso escolar y social y las enfermedades. Sobre todo las mentales.No hay que ser un lince para pensar esto. Pero una cosa bien distinta es encontrar evidencia científica de ello. Hasta ahora todos los estudios del amor maternal se basaban en lejanísimas memorias de la relación madre-hijo. Por primera vez esta ha podido ser testada en vivo y en directo.
¿Cómo? Pues gracias a la participación hace muchos años de 482 personas en un proyecto de colaboración prenatal en Rhode Island, Estados Unidos, cuyos datos han podido ser aprovechados e interpretados por un equipo de la Duke University en Carolina del Norte, dirigido por la investigadora Joanna Maselko. Los resultados se publican esta semana en la prestigiosa Revista de Epidemiología y Salud Comunitaria. El gran interés suscitado por este estudio se debe sobre todo a su novedad metodológica. Madres e hijos de ocho meses interactuaron en los años 70 ante psicólogos que testaban en directo si la transmisión de afecto maternal era baja, normal, alta o incluso extravagante. Se da el dato curioso de que algunos casos en que el psicólogo estimó que un niño había recibido un nivel de afecto bajo, el niño en cuestión, interrogado al llegar a adulto, aseguraba haberlo recibido no alto pero sí normal. Esto puede deberse a varios factores, por ejemplo al hecho de que ninguna madre verdaderamente abusiva aceptara participar en un experimento así.
En declaraciones a ABC, Joanna Maselko admite que este factor limita la lectura literal del estudio pero no su alcance, ya que existe bien poca duda de que los niños criados en hogares fuertemente disfuncionales tienen todas las posibilidades de acabar siendo adultos disfuncionales. De lo que se trataba aquí era de precisar la delicada pauta por la que un déficit de amor en la infancia se transforma en un futuro déficit cuantificable, es decir, previsible y tratable de salud pública.
Por ejemplo: la resistencia a la ansiedad puede llegar a variar hasta 7 puntos entre los niveles de afecto más altos y más bajos. Las variaciones en la tendencia a la hostilidad pueden ser de 3 puntos y en la propensión al malestar general (timidez, retraimiento, falta de autoestima y de competencia social) el desnivel habitual ronda los 5 puntos. Joanna Maselko insiste en que estos estudios pretenden abrir caminos, no cerrar puertas a nadie. Un niño que no haya recibido suficiente afecto en los primeros meses queda indudablemente marcado; pero nadie ha dicho que eso ya tenga que ser para siempre. No hay nada en este estudio que permita afirmar que el daño causado no pueda tener remedio más adelante, concluye, enfática.También enfatiza que a título personal ella no tiene ninguna duda de que si en lugar de con madres este estudio se hubiera hecho con padres, o mezclando progenitores y cuidadores de los dos sexos, el resultado seguramente será el mismo. Si sólo se ha hecho con madres es porque se depende de datos recabados hace treinta años, cuando a nadie se le ocurrió investigar el amor padre-hijo. Todo llegará.
Anna Grau/ABC

CRISTO, LO QUE EL HOMBRE DE HOY Y DE SIEMPRE ESPERA


¿, Cristo, eres capaz de llenar de alegría mi vida, de gozo mi corazón, de ilusión mi caminar?

Los hombres de todos los tiempos se han preguntado una y otra vez por la felicidad, aunque tal vez nunca comprendieran qué es realmente eso de la felicidad. Y se han dedicado siempre a buscarla por todos los conductos y todos los medios. Han elaborado teorías tan variopintas que entre unas y otras se dan profundas contradicciones. Y, siempre al final, se tiene la impresión de que no se acaba de acertar: ni la vida fácil, ni el estudio de la filosofía, ni el dinero, ni la fama, ni el progreso, ni muchas otras cosas son capaces de llenar el corazón infinito del hombre. Por ello, es que muchos seres humanos al vuelto los ojos hacia la figura de Cristo y le han preguntado si él puede de veras llenar el corazón humano de paz y de gozo. Hoy se lo queremos preguntar nosotros.

¿Eres tú, Cristo, lo que el hombre de hoy y de siempre espera? Todos sabemos por la historia que Jesús era un hombre excepcional, pero eso no basta para llenar el corazón humano. Juan Bautista envió a Cristo una legación para preguntarle: ¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro? (Mt 11,3). Éste es el interrogante que siempre se plantea el ser humano. Cristo responde afirmativamente a la pregunta de Juan Bautista, explayándose sobre sus propias obras que constituyen la prueba ineludible de los tiempos mesiánicos. Él, por tanto, afirma que es lo que el hombre de antaño, de hoy, y de mañana ha esperado, espera y esperará.

¿, Cristo, puedes llenar siempre el corazón humano, infinito por su propia capacidad? Jesús no sólo fue un hombre perfecto, sino que era por antonomasia Dios Perfecto. En su condición de Dios, Jesús puede garantizarnos a los seres humanos su capacidad infinita en el tiempo y en la eternidad de llenar el corazón humano.

¿Quién en esta vida nos puede asegurar que nos querrá siempre? ¿Qué en esta vida nos podrá certificar que nos agradará siempre? ¿Qué en esta vida nos podrá vender la mentira de que siempre nos llenará de satisfacción? Todo, y todo lo que no sea Dios, es caduco, no podrá nunca asegurarnos un estado de felicidad infinita. Basta ver cómo se derrumban las esperanzas que tantos seres humanos han construido esperándolo todo de ellas. Sólo Cristo permanece.

Finalmente, ¿, Cristo, eres capaz de llenar de alegría mi vida, de gozo mi corazón, de ilusión mi caminar con ese Evangelio en donde sólo los pobres, los mansos, los misericordiosos, los perseguidos van a ser felices? Y Cristo nos asegura que sí, que Él es capaz de llenar nuestras vidas con todo esto que el mundo desprecia y rechaza, porque los bienaventurados del mundo moderno son los poderosos, los dominadores, los ricos, los vengativos, los iracundos, los reconocidos, los que ríen. Es tremendo ver cómo se puede concebir de forma tan distinta la felicidad, pero ya la historia va dando de sobra la razón al Evangelio. Porque del Evangelio han salido los hombres felices, en paz, llenos de ilusión y esperanza. De las teorías del mundo moderno han salido las depresiones, las ansiedades, las angustias, la tristeza.

En conclusión, aceptemos a Cristo con ilusión, como la esperanza que se coloca por encima de cualquier otra esperanza, como la promesa que hace realidad lo más apetecido por el ser humano, como la certeza de un futuro lleno de sentido y de gozo. Cristo, Hijo de Dios, Perfecto Dios y Perfecto Hombre es la medida del corazón humano.
Autor: P. Juan P. Ferrer

TRES PROBLEMAS DE HOY A LA LUZ DE LA ENCÍCLICA CARITAS IN VERITATE


Crisis económica, necesidad de la educación y migraciones.

La encíclica Caridad en la verdad acaba de cumplir un año. En ella descubre el Papa algunos fenómenos y desafíos que requieren una mayor responsabilidad moral por parte de los individuos y de los órganos de gobierno. Baste ahora con recordar tres de ellos.

En primer lugar aparece la dimensión mundial de la crisis económica. Su solución no puede venir del egoísmo personal o político. La crisis puede ofrecer una oportunidad para el ejercicio de la solidaridad. De hecho, la ayuda al desarrollo de los países pobres debe considerarse un verdadero instrumento de creación de riqueza para todos (CV 60).

Ante la crisis mundial se impone más que nunca la apelación a los principios de solidaridad y de subsidiariedad, tan queridos por la doctrina social de la Iglesia.

En el discurso que pronunció en la sede de la FAO el 16 de noviembre de 2009, Benedicto XVI, ha afirmado que en la actual situación persiste todavía un nivel de desarrollo desigual entre y en las naciones, que determina, en muchas áreas del planeta, condiciones de precariedad, acentuando la contraposición entre pobreza y riqueza.

El segundo problema mencionado en la encíclica es la necesidad de la educación. Entendida como formación completa de la persona, la educación es una condición esencial para la eficacia de la colaboración entre los pueblos. En consecuencia, la solidaridad internacional ha de facilitar a los países en vías de desarrollo un mayor y mejor acceso a la educación (CV 61).

Dirigiéndose a los universitarios romanos el 17 de diciembre de 2009, el Papa citaba de nuevo su encíclica Caritas in veritate y animaba a las instituciones académicas a colaborar en la construcción de comunidades en las que todos los jóvenes puedan formarse para ser hombres maduros y responsables a fin de realizar la civilización del amor”.

En tercer lugar, se alude a las migraciones. El fenómeno es antiguo. Pero en este momento es especialmente grave por sus dimensiones, por los problemas sociales, económicos, políticos, culturales y religiosos que suscita, y por los dramáticos desafíos que plantea a las comunidades nacionales y a la comunidad internacional.

Según el Papa, es hora de ver a los trabajadores extranjeros no sólo como un problema, sino como un factor de desarrollo económico para el país de origen y el país de destino (CV 62). Evocando de nuevo la encíclica, el Papa decía el 9 de noviembre del 2009 al Congreso mundial sobre la pastoral de los emigrantes y refugiados: Las migraciones nos invitan a poner de relieve la unidad de la familia humana y el valor de la acogida, de la hospitalidad y del amor al prójimo. Pero este debe traducirse en gestos diarios de comunión, de participación y de solicitud por los demás, especialmente por los necesitados.

Así pues, las migraciones no son una amenaza sino una espléndida ocasión para el encuentro de las personas y de las culturas.
Autor: José-Román Flecha Andrés

martes, 27 de julio de 2010

GRANDES METIDAS DE PATA EN LA IGLESIA


Aquí va este post, aún a riesgo de quedarme corto con el título por no encontrar una manera más expresiva de comentar algo que ocurre muy a menudo en la Iglesia y en particular en los grupos y comunidades cristianas que todos frecuentamos.

Cualquiera que tenga un poco de experiencia eclesial estará de acuerdo conmigo en que a menudo se comenten injusticias, torpezas y tropelías por parte de quienes dirigen grupos y comunidades dentro de la Iglesia.

Errare humanum est, y es muy fácil criticar cuando no se carga con la responsabilidad de dirigir, pero no me refiero a simples errores de dirección, actuaciones opinables o diferencias de criterio, sino a meteduras de pata de las de bulto.

A lo largo de mi vida he visto más de una vez cómo un grupo floreciente y caminando en una buena dirección, ha sido decapitado, cercenado, reestructurado, o clausurado por algún iluminado de turno, a quien han dado un gorro y un silbato para mandar.

El resultado casi siempre ha sido acabar cerrando el grupo, aunque a veces Dios ha sacado bien de estas situaciones creando cosas nuevas.

También lo he visto con personas y obras en particular, a quienes en algún momento alguien les ha cortado las alas, en vez de darles aliento para volar, por preferir el mandamás de turno la seguridad de tenerlo todo bajo control, a confiar en el buen uso de la libertad y el criterio de la persona.

Estas personas han reaccionado de dos maneras, bien creciendo y tomándolo con humildad, bien dando un portazo y alejándose para siempre de donde se sintieron agraviadas.

Pasa en las empresas, pasa en los grupos humanos y desde luego pasa en la Iglesia, aunque quizás la diferencia es que entre nosotros estas cosas se suelen llevar bien, tal vez por aquello de la obediencia y la santificación propia (cuando se juntan con la pureza de intención pues el mero acatamiento no basta si no es de corazón).

Existen también por supuesto los díscolos e inconformistas que se plantan en abierta crítica, cuando no rebeldía, ante el superior, los pastores o la Iglesia misma, pero no es mi intención echar leña al fuego entrando a comentar sus razones, y no es de ellos ni de sus listas de afrentas de las que hablo aquí.

Que nadie piense pues que este comentario viene al hilo de tal o cual noticia de actualidad, pues ejemplos de cantadas eclesiales tenemos todos los días ya desde antes de Pentecostés. Y si no que se lo digan al bueno de Pedro que se pasó la mitad de la vida llorando noblemente sus salidas de pata de banco y hasta fue abroncado por San Pablo por su doble comportamiento con el tema de los alimentos puros e impuros.

Se trata más bien de hablar sobre esos desaguisados que nunca se cuentan por caridad, y que tan a menudo se viven en la Iglesia, sin entrar a juzgar motivaciones que sólo Dios conoce, y sin hablar de casos particulares que he vivido de cerca, por una prudencia elemental.

Si descartamos la actualidad, podemos en cambio recordar sucesos bien conocidos y pasados que a nadie escandalizan ya, y son parte de la historia de salvación de sus protagonistas.

Personalmente lo que le pasó a San Francisco de Asís, allá por el año 1221 me resulta paradigmático.

Si de él se puede decir que fue uno de los santos más grandes, no le falto su ración de santificación extra al tener que experimentar en vida cómo sus propios hijos le depusieron para nombrar a otro a cargo de la orden religiosa que sin querer había fundado.

Sin negar las razones divinas y providenciales, humanamente se hace difícil mirar con simpatía el coup d’état de Fray Elías y sus secuaces, quienes a los ojos de la historia han quedado como los malos de la película.

Algo parecido se puede decir de los hermanos de religión de San Roberto de Molesmes, verdadero iniciador de la reforma cisterciense, quien tuvo que morir cluniacense y lejos de su fundación de Citeaux. Todo a manos de los propios monjes que lo despreciaron y hasta encerraron por pretender reformarlos, pero luego lo reclamaron ante Roma cuando se mudó de monasterio, para desliar la que habían liado en su ausencia.

Además de injusticias, hay obediencias que a veces se hacen muy cuesta arriba.
Un ejemplo es lo que le costó a Santa Teresita de Liseaux entrar en el Carmelo. Si bien es cierto que no tenía la edad, y era muy enfermiza, desde luego que las superioras, párrocos y obispo incluido, se lucieron como cazatalentos negándole la entrada en religión por un tiempo.

Supongo también que lo que pasó por la cabeza a la Madre Teresa cuando su superiora de su centro educativo la negaba año tras año el permiso para irse a darlo todo por los pobres como Dios le estaba inspirando, hubiera acabado con la paciencia del más santo, que no de ella. De hecho obedeciendo demostró que su prioridad no era la obra que Dios le encomendaba, sino seguir su voluntad.

Y qué no pensarían los que habían experimentado la acción de Dios a través del Padre Pío en sus vidas, al ver que a éste se le prohibía decir Misa y confesar durante años, recluyéndole en su convento. Motivos había para ser cautelosos, pero también muchas razones humanas entremezcladas, como se puede leer en cualquiera de sus biografías.

En resumen: bendita comunidad eclesial que tanto sirve para santificar, aunque como decía un gran amigo, a algunas personas en ella sólo se las puede querer en Cristo (y añadía que las quería en tal manera que prefería no tratarlas mucho, para que no se estropeara lo de seguir queriéndolas tanto).

Por supuesto alguno de los ejemplos que pongo no son sólo de persecución o incomprensión pura y dura; a veces la prudencia, el discernimiento y otras legítimas consideraciones han de ser ponderadas, y desde fuera es muy aventurado juzgar una decisión ajena.

Aún así, no me negarán que de vez en cuando sale cada personaje en la Iglesia, que habría hecho mejor con quedarse en casa tranquilito y dedicarse a otra cosa.

Son gajes del oficio de cristiano, y de ser Iglesia, y creo que nos equivocaríamos si pretendiéramos que ésta fuera una sociedad perfecta.

Eso sí, a mí me resulta gracioso pensar cómo se lo pasará de bien Dios con nuestras tonterías, deleitándose en sacar adelante su voluntad perfecta, a través de nuestros motivos entremezclados, a veces pecaminosos y errados, a veces inspirados por el más puro deseo de santidad.

Al empezar a escribir este blog, pensé en solicitar de los lectores ejemplos de cantadas de estas, pero mucho me temo que sería abrir la veta a todo tipo de críticas intraeclesiales, que en el fragor de la actualidad considero dañinas. Para eso ya tenemos muchos blogs que día a día se escriben en la red, en medios propios y ajenos.

¿Se atreve en cambio alguien a contar metidas de pata eclesiales puestas en perspectiva sobrenatural, cuyos protagonistas ya no vivan y les sirvieron para santificarse?

Absténganse críticos sin visión sobrenatural, y guardianes de la ortodoxia sin sentido del humor, por favor…
José Alberto Barrera

VIVIR LA PUREZA NECESITA GRACIA, VALOR Y BUEN GUSTO


Cuando baja la marea religiosa, la hediondez de las almas se difunde.
N.G.D.

La relajación de costumbres se está convirtiendo en paradigma de un progreso hueco, en el ejemplo de toda una generación que abomina de lo correcto, de una vida limpia. La virtud es ya una pamplina, algo que no está en consonancia con lo que nos pide el cuerpo. No digamos la pureza. La publicidad y la moda son los nuevos mandamientos. Escandalizar o hacer el ridículo es lo de menos, siempre y cuando se pueda lucir el palmito. El sexo es el reclamo más fácil, en una sociedad inmadura de afectos. Es una auténtica obsesión, que tiene un algo de enfermizo. El impudor es ya una costumbre. Sexo libre, negocio increíble. Con absoluta bellaquería nos encadenan al instinto. Se enaltecen los actos más viles. Llaman amor a lo que siempre ha sido lujuria, obscenidad o lascivia. Cuando la palabra amor - su significado - es el último resquicio de civilización que nos queda. Y con ella intentan justificar el desmadre. Culto al cuerpo en el templo pagano de un refinamiento narcisista y una política de burdel. La inteligencia anda desnuda de todo aparejo espiritual. Como mucho en tanga posmoderno. El proceso cognitivo se ha transmutado en un gregarismo coitivo. Es la dictadura de la apetencia, del placer inmediato. Sex food. Entre lo absurdo y lo trágico. Entre lo irracional y la mentira. La reproducción del ser humano ha pasado a un segundo plano, con toda su jerarquía de ternura, afectos, niños y deberes. Para aquellos que todavía creemos en la responsabilidad y no en el capricho, en la fidelidad y no en el alterne. Pobres memos ignaros, que desconocemos la liberación sexual, viendo así incumplidos los deseos más tortuosos del inconsciente y su desenfreno dionisiaco. Pero esa supuesta liberación es en realidad una perpetua inmadurez adolescente, una letanía de esclavitudes, una tristeza que salta a la vista. Es decir, algo tan viejo como el hombre. Viene a la memoria la obra de D. H. Lawrence, que creyó descubrir en los poderes del sexo el hálito de una verdadera fe. O pienso en André Gide, en su búsqueda voluptuosa de una referencia profunda, que le acarreó tantos sinsabores. Y mil autores más que creyeron siempre que la Iglesia era el obstáculo mayor para la evolución del “buen gusto”. Pero no me voy a ir por los cerros de la literatura. Pienso que una de las crisis del hombre contemporáneo es precisamente la crisis del sexo. En definitiva, el vilipendio de la moral cristiana. La pureza es vista como algo enfermizo. Su vulgarización ha supuesto - y supone - un trastorno espiritual y social considerable, un lastre emocional que nos está saliendo demasiado caro. Y esto es sólo el principio. Que cada uno puede hacer de su capa un sayo es un hecho, pero también es un hecho que prevalece la brutalidad epicúrea de un erotismo desaforado, que en ocasiones evoluciona hacia la lubricidad más asquerosa. La maravilla que es el cuerpo humano se corrompe en una exhibición fría, prostituida, vacía. Sin encanto. Seamos serios. ¿Qué hay detrás de toda esta servidumbre sexual? Una sociedad sin alma, un hastío generalizado, un comercio sin escrúpulos, una campaña sombría. Y un dejarse llevar por lo más fácil. Los gobiernos quieren erigirse como los máximos legisladores del sexo. Sin que se les pase una. Con sus burócratas de turno y ministros impulsores del lenocinio. ¿Para qué tanto empecinamiento soez, tanto celestineo pelmazo? Lo dicho, es el escándalo como práctica política habitual, como enajenamiento social. Pero los cristianos no debemos permanecer a la intemperie de lo que nos ofrezcan, sin luchar, sin ser coherentes con nuestra fe. "La ética debe ser la estética de la conducta", dice Gómez Dávila. En estos días veraniegos se nos ofrece una estupenda posibilidad para dar criterio y ejemplo. Porque debemos programar las vacaciones cristianamente, lo que no quiere decir que seamos unos pasmados o vivamos en otro mundo. Nuestro mundo es éste, y debemos intentar llevar el amor de Dios a cada rincón. Incluidas las playas. Pero sin ser ingenuos ni tentar la suerte. Alma a alma. ¿Que nos llaman radicales o puritanos o meapilas? Bueno, ¿y qué? Un cristiano no tiene miedo de nada. Si acaso un poco de precaución consigo mismo.
Guillermo Urbizu

EL AGUA QUE TÚ DAS NO SE AGOTA NUNCA



Dios no excluye a nadie de esta agua divina, los que tengan sed, vengan, y beban gratis cuanta agua quieras.

Podríamos comenzar hoy con la visita a una espléndida iglesia de Viena. Nos vamos a detener ante el grandioso cuadro de un artista que quiso hacernos ver lo que es la Gracia de Dios derramada en toda la Iglesia.

Arriba del cuadro está en su trono de gloria la Santísima Trinidad, fuente de la Gracia, que por Jesucristo va a caer sobre toda la Humanidad redimida.

La primera que la recibe y queda llena a rebosar es María, y junto a Ella San José, el Santo más favorecido de Dios.

Siguen hacia abajo San Juan Bautista y los Niños Inocentes, tan distinguidos en el Evangelio.

Después, la corona espléndida de los Apóstoles, a los que rodean una multitud de mártires, vírgenes, santos y santas de todas las edades y estados de vida.

Los predestinados de antes de la venida de Jesucristo aparecen ofreciendo el incienso del sacrificio al Eterno Padre, el Dios a quien adoraron.

Este cuadro es el eco de aquella visión del Apocalipsis, que nos describe a Dios en su trono y ante Él una multitud inmensa que nadie puede contar, de santos y santas llegados de todos los pueblos, lenguas y naciones, cantando felices el aleluya eterno de la salvación.

Este es el cuadro. La imaginación del artista, como la nuestra, no llega a más. Pero todos sabemos que la realidad supera a todo lo que nosotros podemos pensar.

La fuente de la vida es Dios, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. El Hijo de Dios se hace hombre, abre el chorro y de la Gracia, que estalla a borbotones y se difunde en todos los elegidos.

Es ésta la inundación que vio el profeta Ezequiel, cuando contempló la Jerusalén restaurada rodeada de torrentes incontenibles, y que convertían la sequedad clásica de la ciudad y de sus contornos en frondosos bosques y jardines exuberantes.

Dios no excluye a nadie del beneficio de esta agua divina, y hace gritar a Isaías:
-Los que tenéis sed, venid, y bebed gratis cuanta agua queráis

Hace alusión el profeta a la costumbre de sus tiempos en Palestina. Hoy nosotros compramos más bien una coca-cola fresca u otra soda embotellada. En aquel entonces había vendedores ambulantes que llevaban por las calles agua potable, algo cara a veces por lo mucho que escaseaba, y la ofrecían a precio bien elevado. Viene Dios ahora y la ofrece de balde.

Jesús repetirá la invitación, y dirá:
-El que tenga sed, que venga a mí, y beba

La primera que queda saciada y en una abundancia inimaginable es María, saludada por el Ángel como la llena de Gracia.

E igual que María, todos los santos habidos y por haber, hasta nosotros, portadores de esa vida divina que llamamos la Gracia Santificante.

Cuando se haya consumado en el Cielo, estaremos metidos en el mar inmenso de la Gloria de Dios, término de toda la obra de la salvación y consumación feliz de la vida de la Gracia.

Nuestro mundo tiene mucha necesidad de estas visiones bíblicas, representadas con acierto por el arte para hacernos comprender, o barruntar al menos, lo que es el don de Dios. Jesús se lo expresó a la Samaritana con la misma comparación del agua:
-Si supieras tú quién es el que te dice dame de beber, serías tú quien le pedirías a él, y él te daría agua viva. ¡Si supiera el mundo de hoy quien es ese Jesucristo! Él se sigue ofreciendo para apagar la sed que atormenta a todos los hombres

¿Amor?... Jesucristo es el mayor amador, que da su Espíritu e incendia la tierra.
¿Justicia?... Jesucristo, con su precepto de caridad hace imposibles las desigualdades entre hermanos.
¿Vida de Dios?... Jesucristo quiere convertirnos en surtidores de agua que salta hasta la vida eterna.

Las Naciones Unidas han elaborado estudios muy serios sobre la situación del agua en el mundo, y ven que para los próximos siglos se echa encima un problema muy grave, a no ser que se tomen medidas urgentes y de mucha envergadura. Es muy de alabar esta solicitud de esos hombres tan preocupados por el bien de la Humanidad.

Pero a nosotros, cristianos, nos preocupa, y muy seriamente también, el problema de la otra agua, la de la Gracia de Dios, que escasea en tantos pueblos donde se mete la incredulidad o en los que se prescinde de la Ley de Dios. ¿Llegan a darse cuenta de la sed que padecen?...

¡Señor Jesucristo! En tu Corazón tienes remansada toda la Gracia de Dios, merecida por ti en la Cruz. Danos sed, ya que tenemos donde saciarla, porque esa agua que Tú das no se agota nunca. Queremos beber, y, al beber, queremos tener cada vez una sed más ardiente, que Tú sabes apagar cuando nos acercamos a ti, cuando aplicamos los labios a la llaga de tu costado, cuando nos abrevamos en la mera fuente de la Eucaristía.
Autor: Pedro García, Misionero Claretiano