lunes, 31 de mayo de 2010

MES DE JUNIO - MES DEL SACRATÍSIMO CORAZÓN DE JESÚS


¡ESTAMOS CONTIGO JESÚS!

RAQUEL WELCH ARREMETE CONTRA LA "LIBERACIÓN SEXUAL"


LA EX «SEX SYMBOL» DEFIENDE EL COMPROMISO Y LA FIDELIDAD

De la actriz Raquel Welch (Chicago, 1940) nadie espera un discurso moralista o anticuado. Quizá por eso un artículo suyo publicado recientemente en la web de la CNN con el título «It’s sex o’clock in America» ha causado tanta sorpresa.

Y es que la que fue símbolo sexual de los 60 y 70 no se arruga al defender valores e instituciones tan poco hollywoodienses como el compromiso, la lealtad y el matrimonio.

«Desde que Margaret Sander abrió en 1916 la primera clínica de planificación familiar nada ha vuelto a ser lo mismo. La enorme proliferación de los métodos anticonceptivos ha tenido un efecto brutal en hombres y mujeres y ha conducido a un gran cambio en los valores morales», dice la actriz y modelo, famosa por sus apariciones en portadas de revistas norteamericanas.

Sus hijos, una bendición.
«Como yo he vivido la sexualidad femenina durante este periodo revolucionario, sé cómo ha afectado a América, para bien o para mal», añade.

Y, a su juicio, la píldora anticonceptiva y la «supuesta liberación sexual» están cerca de destrozar la sociedad americana. Dice la actriz que, si bien antes empezar a tomar la píldora era una decisión drástica y muy meditada, hoy es el pan nuestro de cada día en las mujeres americanas.

«Un significativo efecto de la píldora en la actitud sexual femenina fue: Ahora podemos tener sexo cuando queramos sin consecuencias. ¡Bien, divirtámonos!. Y parece que ya nadie es capaz de rechazar el sexo o de comprometerse con una persona», lamenta Welch.

Lejos de considerarse un modelo a seguir, la actriz norteamericana se avergüenza de haberse casado cuatro veces, pero reconoce que, si «hubiera tenido una actitud diferente hacia el sexo, la concepción y la responsabilidad», su vida habría sido muy diferente; en concreto, sin los dos hijos que son, para ella, «una constante bendición».

«Me quedé embarazada por primera vez a los 19 años y, aunque estaba casada con el padre del bebé, no me sentía preparada para ser madre. Tendría que apartar mis ambiciones laborales, pero la decisión no era sólo mía. Aunque siempre había querido tener hijos con Jim [Welch], no estaba muy segura de cómo iba a reaccionar él, porque éramos dos recién casados de 19 años luchando por sus metas». Pero Jim Welch fue determinante: quería tener a su hijo. «Siempre lo amaré por cómo reaccionó en ese momento de nuestras vidas», recuerda la actriz.

«¡Vamos, chicas
Aunque su matrimonio sólo duró seis años, Jim y Raquel tuvieron dos hijos que les unen de por vida. «Ser consciente de eso asusta, porque, pase lo que pase, estarás unida a esa persona de alguna manera, eso es innegable», reconoce la actriz, que considera el matrimonio como «el pilar de la civilización, una institución esencial que estabiliza la sociedad, se convierte en un santuario para el crecimiento de los niños y aparta de la anarquía a los adultos».

Por eso lamenta que la «liberación sexual» haya eliminado la prudencia y el discernimiento a la hora de elegir pareja sexual. «Antes eso equivalía a elegir pareja para la vida, ya que podía ser el padre de tus hijos. Ahora - sin compromisos - la confianza y la lealtad en las parejas de edad fértil se han perdido y eso, irremediablemente, conduce a la infidelidad».
Rosa CuervasMons./Alba

IMPORTANTE TESTIMONIO SOBRE GARABANDAL


Ofrecemos el testimonio de este sacerdote francés que es de los que mas saben sobre Garabandal, y que por no ser español no se le puede considerar interesado en ningún sentido, solo en el hecho religioso que, muy convencido, difunde por toda Europa. El lector, por supuesto, le puede dar el crédito que Dios le inspire.

El Padre Alfredo Combe fue párroco en Chazay d’Azergues, Lozanne, Francia. Jubilado y viviendo en Aix, continuó su incesante esfuerzo por hacer conocer el mensaje de Garabandal en su país y en los vecinos.

De vieja estirpe campesina de la parte central de Francia, el Padre Combe nació en una villa montañosa más alta y más pequeña que San Sebastián de Garabandal y tan pobre como ésta al tiempo de las apariciones. A los 10 años, era un muchacho joven y educado, y cuando leyó un libro sobre el Cura de Ars, escuchó el llamado del Señor: Si solamente quisieras ser un sacerdote... ¿No querrías ser Mi sacerdote?” Se trataba de una voz interior, y él todavía recuerda su tonalidad y su dulzura. Así ese niño dejó todo para seguir a Jesús.

En el largo camino al sacerdocio, la formación solía ser muy ardua en ambas esferas, en la del estudio y en la de la espiritualidad. La disciplina era estricta y el joven Alfredo pasó 13 años en varios seminarios. Este joven demostró muy pronto ser un trabajador incansable, usando su abundante energía como estudiante y como deportista. Su memoria hacía malabarismos con los verbos irregulares del Latín y el Griego, y sus manos mostraban su destreza en juegos de pelota en el campo de práctica y en el Estadio. Era particularmente afortunado en un aspecto: tener excelentes profesores de filosofía y teología.

Recibió el permiso del Papa para ser ordenado sacerdote a la edad de 23 años, el más joven en su clase. Su obispo inmediatamente lo nombró profesor en un seminario para vocaciones tardías. Algunos de sus seminaristas eran sus amigos más mayores.

Hasta su retiro, estuvo a cargo de una apacible y vieja parroquia en Beaujolais, un distrito de Burgundy famoso por su vino. Se sentía honrado de tener entre sus parroquianos a algunos de los discípulos directos de San Juan María Vianney, el Santo Cura de Ars.

Comprometido a lo que el llama la causa de Garabandal, tiene un buen sentido común para cuantificar los problemas, minimizándolos y resolviéndolos, y una maña especial para simplificar aquello que primeramente parecería complicado.

Esa es la razón por la cual si tenia una duda importante sobre cualquier asunto, simplemente tomaba su Peugeot y viajaba hasta Roma para aclarar ciertos temas con hombres prominentes de la Iglesia. Era una de sus maneras de ser un Católico Romano.

Entrevista con el P. Alfredo Combe.
P: ¿Podría decirnos, Padre, cuándo y cómo usted escuchó por primera vez acerca de Garabandal?
R: No soy testigo de las apariciones ni un trabajador pionero en este tema. Pertenezco a la segunda generación. En 1963, recibí una información a grandes rasgos sobre Garabandal del Padre Materne Laffineur y creí totalmente, pero no fue hasta Octubre o Noviembre de 1967, que conocí a Conchita en Burgos. El resto es deducible. Semejantes cosas son inolvidables.

La mayoría de mis documentaciones sobre Garabandal proceden de tres fuentes principales; primero que nada, las videntes, especialmente Conchita; segundo, de los más importantes testigos tales como el Padre Lucio Rodrigo, el querido P. Valentín Marichalar, el P. José María García de la Riva, el P. Julio Porro Cardeñoso, el P. Laffineur, y muchos otros, sacerdotes, religiosos y laicos entre los cuales no debo olvidar, por supuesto, a los habitantes de San Sebastián de Garabandal…
P: ¿Se encontró con grandes dificultades al propagar el mensaje?
R: Ciertamente, especialmente al principio. La feligresía era constantemente prevenida al respecto desde los púlpitos. Artículos desagradables y ásperos aparecían en los periódicos católicos oficiales y no oficiales contra los pequeños encuentros que sosteníamos aquí y allá para divulgar las noticias y el Mensaje. La oposición y el rechazo del Clero eran casi completos. Este fue el período heroico. Luego un día tuve la idea de realizar un dossier confidencial que sería enviado a todos los Obispos. Como recuerdas, el P. Laffineur y yo trabajamos en este informe y los obispos lo recibieron. Eso fue a finales de 1969. De ahí en adelante tuvimos, sino una paz perfecta, al menos más libertad.
P: ¿Desde aquel entonces ¿ha habido muchos cambios, entre los clérigos franceses, y de Europa en general?
R: Sí, un montón. Entre la gente de Dios solo en Francia, los amigos de Garabandal suman, creo, al menos 600.000 en los años 70-80. Fácilmente realizamos reuniones con más de 800 personas en una sala de conferencias. Entre los sacerdotes - Estoy hablando de aquellos obedientes al Papa - más y más están abiertos al Mensaje de Garabandal. En lo que respecta a los obispos, temo que no estaría lejos de la verdad si dijera que casi ninguno muestra algún interés por lo que llamamos revelaciones privadas…
P: ¿A través de qué medios difunde Ud. el Mensaje de Garabandal en su país y en los otros de Europa?
R: Primero, están los sobrenaturales, me refiero a la gracia de Dios. Si en verdad este Mensaje viene del cielo, entonces el Espíritu Santo, Autor de todos los carismas, debe tomar cuidado de ello. Y esto es lo que uno puede ver en este caso de Garabandal difundiéndose por todo el mundo. Es un carisma que se mueve desde lo hondo. Yo haré todo, dijo Nuestro Señor a Conchita en una locución.

Están también la enorme importancia de la oración, los sacrificios y sufrimientos que a los amigos de Garabandal se les invita continuamente a ofrecer al Señor. Cuando la Bendita Virgen prometió que los enfermos presentes en el gran Milagro de Garabandal serán curados, ¿no indicó acaso la importancia del sufrimiento si este es ofrecido por la redención del mundo?...
P: , Padre, estamos de acuerdo. ¿Ha visto Ud. algunos buenos frutos espirituales a consecuencia del Mensaje de Garabandal?
R: Puedo dar extensos testimonios en ese punto. Este mensaje convierte y también lleva a una vida más santa. Este Mensaje inspira a las almas generosas a solicitar la admisión en los seminarios, o a los conversos a servir al Señor. Conozco el caso de varios seminaristas preparándose para el sacerdocio y varias Hermanas en el camino de la perfección a causa de Garabandal. Y luego, por supuesto, están las curaciones impresionantes.
P: ¿Cómo organiza la difusión del Mensaje de Garabandal?
R: El Mensaje debe ser difundido al mundo, en forma profunda y extensa. Por profundo me refiero a, ¿cómo podemos nosotros difundir el Mensaje si no demostramos su importancia y urgencia para nuestro tiempo? No es suficiente simplemente mantenerse repitiendo las palabras del Mensaje. Debemos asimilar cada frase, a través de un estudio serio donde la teología, la vida espiritual y la práctica pastoral se encuentren en forma conjunta. Esa es la razón por la cual, gracias al Obispo misionero José Bretault, hemos publicado muchos folletos en francés sobre cada punto del Mensaje. Estos folletos están siendo muy solicitados por sacerdotes y Hermanas….
P: ¿Podría decir algo sobre la importancia de estos libros para Garabandal?
R: Con todo gusto. Un libro serio sobre Garabandal es beneficioso para el Mensaje de Nuestra Señora porque se propaga en todas las direcciones, entre los teólogos y autoridades eclesiásticas, y entre la gente de Dios. Un libro serio compele a la mente humana a buscar la verdad. Si un libro es serio, será tarde o temprano traducido a otras lenguas e irá alrededor del mundo.
P: ¿A qué se refiere cuando dice que debemos divulgar el mensaje en forma extensa”?
R: Me refiero simplemente a esto; el Mensaje debe hacerse conocer en todo el mundo. Y esto es lo que se está haciendo tan admirablemente por nuestro mutuo amigo, José Lomangino, con su hermosa revista, GARABANDAL, y otras actividades apostólicas. Esto también lo hacemos en Europa con la incómoda dificultad de nuestros idiomas diferentes. Publico un boletín dos veces al año para los amigos de Garabandal. Se envía totalmente gratis, principalmente a los franceses, pero también a otros países, predominantemente Europeos.

Considero a las conferencias públicas como de vanguardia en la difusión del Mensaje. Se realizan en todas las ciudades de cierta importancia, algunas veces en los pueblos, de Francia, Suiza y Bélgica… Todo esto supone un trabajo considerable, mucha correspondencia y un montón de viajes en automóvil, llevo más de 250.000 kilómetros al servicio del mensaje de Nuestra Señora.
P: ¿En promedio, cuántas personas asisten a una charla?
R: Varía bastante, dependiendo de la ciudad. Por ejemplo, en un viaje en Brittany hablé a 2.000 personas en 6 disertaciones. Hablo a alrededor de 30.000 personas por año.
P: ¿Con cuántos países está Ud. en contacto?
R: Treinta y cuatro.
P: ¿En qué otros países ha dado conferencias más recientemente?
R: Suiza, en los comienzos de noviembre último. Fue realmente extraordinario porque a mitad del viaje, el abad de un monasterio Benedictino me pidió hacer un desvío para que compartiera con ellos mi información sobre Garabandal. Así, di una conferencia a monjes benedictinos. Había como 60 personas todas juntas, todos los monjes, cerca de 20, otra gente relacionada con el monasterio tales como benefactores, y unos pocos sacerdotes. El más entusiasta era el cura párroco local…
P: ¿Tiene algunos otros trabajadores con Ud.?
R: A donde voy tengo amigos que preparan mi llegada. Pueden ser dos, tres, o tanto como diez, uno de los cuales es la persona encargada. Me piden que venga, logramos un acuerdo sobre la fecha, y voy.
P: ¿Tiene algunos consejos para la gente que difunde el Mensaje?
R: Cada trabajador debería estar lleno del fuego del Monte Carmelo, consciente que el trabajo pastoral de la Virgen Bendita a través de sus Apariciones, es uno de los medios más eficaces para la santificación de la Iglesia. Y un segundo punto, ya que los eventos están prestos por venir, debería haber cierto aire de urgencia.

Hay algo más, un puñado de noticias.
El 5 de julio del año pasado (1983), estaba yo en Fátima como guía espiritual de un considerable grupo de peregrinos. En ese ínterin, pedí ser recibido por el anterior obispo de Leiria (Obispo de Fátima). Dijo que sí. A las 8.30 pm. fui recibido y nos encontramos, solamente nosotros dos, durante tres cuartos de hora. Yo sabía que a este Obispo (quien frecuentemente veía a Sor Lucía, no actualmente pero sí un tiempo atrás) se le pidió ir a ver a Conchita dos veces. Yo había conocido al Obispo por vez primera en 1961. Aquí están los puntos principales sobre los cuales platicamos.

Lo primero que dije fue, Esta es la segunda vez que nos vemos. La primera fue en 1961. Le recordé de nuestro encuentro. En aquella oportunidad, él me había obsequiado una estatua peregrina de la Virgen Nuestra Señora de Fátima, la cual eventualmente llegó a mi iglesia en Chazay d’Azergues. Luego le dije, La segunda vez que lo ví fue en una fotografía, en la casa de una Señora a quien Sor Lucía le había pedido a Ud. que visitara, y que vive muy lejos de aquí, Conchita, en Nueva York”. Te cuento la historia tal como sucedió.

Inmediatamente, el Obispo se levantó y cayó a mis rodillas. Luego tocó su anillo indicándome que lo besase. Después de besar el anillo, tomó mis manos entre las suyas, y me dijo esto que recuerdo perfectamente: Padre Combe, he comprendido todo. Sea Usted, que difunde los Mensajes de Nuestra Señora del Monte Carmelo de Garabandal, bendecido y recompensado por este trabajo, que es apostólico porque este Mensaje es el mismo de Fátima pero para nuestra época, adaptado a nuestro tiempo. Le pregunté a que se refería al decir adaptado a nuestro tiempo. El respondió, lo que la Bendita Virgen no pudo decir en Fátima en 1917 sobre la crisis del sacerdocio y la crisis doctrinal, especialmente la Eucaristía, porque no existían tales crisis en ese entonces, ni la reacción contestataria que existe ahora, lo dijo luego claramente en Garabandal.

Continuó explayándose, Es (Garabandal) extraordinario en sus perfiles proféticos, porque es la primera vez a mi entender, que un Milagro coincidirá con un gran evento en la Iglesia, lo cual tendrá como consecuencia que el carácter profético de Garabandal sea inmenso.

Me puse muy feliz de tener esta confirmación de lo que yo ya había sospechado, que Garabandal era una continuación de Fátima. Al final de nuestro encuentro, le pedí al obispo su bendición y él me la dio no solo a mí, sino a todos aquellos que trabajan conmigo para difundir el mensaje. Después de esto, el Obispo me pidió a mí, mi bendición.

El fue el anterior Director/Presidente del Ejército Azul y el que había traído la tercera parte del mensaje de Fátima al Papa Juan XXIII en 1960. Es un Obispo santo.
P: Y ahora la última pregunta. ¿Es verdad que Ud. vio en uno de los anotadores del Padre Rodrigo Llanos, S.J. (uno de los confesores de Conchita durante el tiempo de las apariciones), donde Conchita decía que el Santo Padre visitaría Garabandal?
R: Estoy dispuesto a jurarlo sobre el Evangelio. Sucedió unos pocos meses antes de la muerte del Padre Rodrigo (30 de mayo, 1973) cuando fui a hacerle una visita. Mientras hablábamos, se levantó súbitamente, fue a su escritorio y cogió un cuaderno de anotaciones eclesiásticas. Empezó a ojearlo buscando una página en particular, la encontró y me la mostró. Aunque no conozco el español muy bien, leí lo que estaba escrito en la página izquierda y luego lo traduje. Esto es lo que decía: La Virgen ha dicho a Conchita, primero, que el Santo Padre iría a Tierra Santa. Y el Padre Rodrigo escribió debajo de esto, Cumplido”. Luego, decía que el Santo Padre iría a Fátima. Y el Padre Rodrigo escribió abajo, Cumplido”. Y tercero, el Santo Padre irá a Garabandal. Y el Padre Rodrigo escribió, estamos esperando
P: ¿Cree Ud. que esto sucederá antes del Milagro?
R: Si lo creo.
Juan García Inza

VISITACIÓN DE LA VIRGEN - 31 DE MAYO


Como iba llena de la gracia de Dios, inundó la casa de su prima de bendiciones.

Luego que María Santísima oyó del ángel Gabriel que su prima Isabel también esperaba un hijo, sintiose iluminada por el Espíritu Santo y comprendió que debería ir a visitar a aquella familia y ayudarles y llevarles las gracias y bendiciones del Hijo de Dios que se había encarnado en Ella. San Ambrosio anota que fue María la que se adelantó a saludar a Isabel puesto que es la Virgen María la que siempre se adelanta a dar demostraciones de cariño a quienes ama.

Por medio de la visita de María llevó Jesús a aquel hogar muchos favores y gracias: el Espíritu Santo a Isabel, la alegría a Juan, el don de Profecía, etc., los cuales constituyen los primeros favores que nosotros conocemos que haya hecho en la tierra el Hijo de Dios encarnado. San Bernardo señala aquí que desde entonces María quedó constituida como un "Canal inmenso" por medio del cual la bondad de Dios envía hacia nosotros las cantidades más admirables de gracias, favores y bendiciones.

Además, nuestra Madre María recibió el mensaje más importante que Dios ha enviado a la tierra: el de la Encarnación del Redentor en el mundo, y en seguida se fue a prestar servicios humildes a su prima Isabel. No fue como reina y señora sino como sierva humilde y fraterna, siempre dispuesta a atender a todos que la necesitan.

Este fue el primero de los numerosos viajes de María a ayudar a los demás. Hasta el final de la vida en el mundo, Ella estará siempre viajando para prestar auxilios a quienes lo estén necesitando. También fue la primera marcha misionera de María, ya que ella fue a llevar a Jesús a que bendijera a otros, obra de amor que sigue realizando a cada día y cada hora. Finalmente, Jesús empleó a su Madre para santificar a Juan Bautista y ahora ella sigue siendo el medio por el cual Jesús nos santifica a cada uno de nosotros que somos también hijos de su Santa Madre.

DOS MUJERES EXCEPCIONALES


¡Gracias María, porque visitas nuestras almas! ¡Gracias porque nos traes a Jesús, como se lo llevaste a Isabel!

La fiesta de La Visitación está llena de encantos, de un idilio, de una ternura inigualable. Dos mujeres encinta que se encuentran, que se saludan, que se llenan de Dios y de alegría. Las dos primas, María e Isabel, convertidas en mamás las dos milagrosamente, se nos llevan también a nosotros todos los cariños.

Sólo María, después de la Ascensión del Señor en la Iglesia primitiva, pudo ser la fuente de esta información que hoy no sería capaz de presentar el reportero más avispado. Sin grabadoras ni cámaras de televisión, Lucas recogió los datos suministrados anteriormente por María, y en la visitación de María a Isabel nos ofrece una de las escenas más sublimes de toda la Biblia.

- ¡Isabel! ¡Isabel! ¿Cómo estás, cómo te encuentras?...
- Pero, María, ¿cómo vienes hasta aquí?...
María se ha enterado del estado de Isabel por el Ángel:
- Tu pariente Isabel, en su ancianidad, ha concebido un hijo, y ya está en su sexto mes la que siempre ha sido estéril, porque para Dios no hay nada imposible.

Más de ciento veinte kilómetros separan Nazaret de Ain Karim. Pero María, audaz, valiente, sin complejos ni miedos ¡qué muchachita ésta, y vaya mujer liberada!, emprende el camino desde Galilea hasta la montaña de Judea.

Isabel, nada más oír el saludo de su jovencita prima y antes de que ésta le comunique nada, se da cuenta de la maternidad de María, por iluminación del Espíritu Santo:
- ¿Pero, cómo es esto? ¿Llevas en tu seno a mi Señor, y vienes hasta mí? ¡Si noto que hasta el niño que se encierra en mis entrañas está dando saltos de gozo con solo oír tu voz!
María recibe la primera bienaventuranza del Evangelio:
- ¡Dichosa tú, que has creído, porque se cumplirá en ti todo lo que te ha dicho el Señor!
¡Hay que ver qué encuentro el de estas dos mujeres madres! La Liturgia de la Iglesia nos lo presenta hoy para que veamos lo que nos espera a nosotros en la próxima Navidad, que ya la tocamos con la mano.

María nos trae al Hijo de Dios, hecho hombre en su seno bendito.

Jesús se encuentra con nosotros para llenarnos de su Espíritu Santo, como a Isabel, como a Juan.

El Espíritu Santo nos llena de su alegría y de sus dones, porque donde entra el Espíritu de Dios no hay más que gozo, paz y vida divina y eterna.

Si nos ponemos a analizar este hecho de la visitación de María a Isabel, no sabemos por dónde empezar ni por donde acabar de tantas cosas como podemos decir, ya que se trata de una escena de riquezas inmensas. Igual nos habla de las dos naturalezas de Jesús, divina y humana, que de la mediación de María. Como nos dice también de la diligencia del apóstol, dispuesto a dar siempre ese Jesús que lleva dentro.

¿Quién es el Jesús que María lleva en su seno? Dios, ciertamente. Isabel lo reconoce:
- ¿Cómo viene a visitarme la madre de mi Señor?...
Y El Señor, para un judío, era solamente Dios.

¿Quién es el Jesús, hijo de María? Es hombre perfecto. Nacido de mujer, dirá San Pablo. Un Jesús hombre que tomará el pecho de la mamá como cualquier bebé.

Un Jesús que jugará y enredará y será educado como cualquier otro niño. Un Jesús que se desarrollará joven bello y de prendas singulares, como nos dice el Evangelio, e irá creciendo en estatura, en conocimientos y en gracia y atractivos ante los hombres lo mismo que ante Dios. Un Jesús que amará como nosotros; que trabajará y se cansará y padecerá hambre y sed; que gozará y sufrirá como sus hermanos los hombres, y que llegará a morir verdaderamente como cualquiera de nosotros.

¿Por medio de quién viene a nosotros este Jesús? Es la cosa tan evidente, que no necesita comentarios. Dios ha querido servirse de María, que ha dado su consentimiento consciente, libre y amorosamente al plan de Dios.

Y María sigue realizando hoy su misión de darnos a Jesús lo mismo que hizo con Isabel y el Bautista o lo veremos pronto con los Magos.

No va a ninguna parte María sin su Jesús. No se mete María con su amor y devoción en ningún alma sin meter bien dentro de ella al mismo Jesús. Venir a nosotros María o ir nosotros a María y no encontrarse con Jesús resulta un imposible. María, como Madre, es una Medianera natural entre Jesucristo y nosotros. De María aprendemos también una lección importante para nuestra vida cristiana.

¿Podemos quedarnos para nosotros ese Jesús que llevamos dentro? ¿No tenemos obligación de darlo a los demás?...
Por la fe de Abraham empezó la Historia de la Salvación. Por la fe de María - ¡, que se cumpla en mí tu palabra! - se realizó definitivamente el plan de salvación trazado y prometido por Dios. María nos enseña a ser creyentes, a aceptar la Palabra, a decir siempre SÍ a Dios.

¡María! ¡Gracias por tu fe! ¡Gracias, porque tu generosidad arrancó del seno de Dios a Nuestro Salvador el Señor Jesucristo! ¡Gracias, porque visitas nuestras almas! ¡Gracias porque nos traes a Jesús, como se lo llevaste a Isabel! ¡Gracias, porque con tu Jesús vives también en nuestros corazones!....
Autor: Pedro García, Misionero Claretiano

¿POR QUÉ SE CONOCE TAN POCO AL ESPÍRITU SANTO?


No se conoce al Espíritu, tan sólo se le adivina «de rebote», indirectamente, por lo que hace decir, orar y obrar a aquellos en quienes «habita»

¿A qué se debe, en el fondo, que sea tan difícil conocer al Espíritu Santo? Tiene que haber unas razones «objetivas» para esta dificultad.

Pienso que la razón principal es que el Espíritu da la impresión de carecer de «rostro», de no ser una persona a la que se ve «enfrente». En efecto, hay frente a frente (uno frente a otro) en el caso Padre/Hijo; pero no lo hay en Padre/Espíritu, o en Hijo/Espíritu. Nunca ora Jesús dirigiéndose al Espíritu como a un «»; más bien parece que su oración se produce «bajo la moción del Espíritu».

Testimonio de esto es el texto de Lc 10,21: «Se llenó de gozo Jesús en el Espíritu Santo y dijo: Yo te bendigo, Padre...». Por lo que a nosotros se refiere, sucederá lo mismo: el Espíritu es el que, ante todo, ora en nosotros, es la fuente de nuestra verdadera oración; él es lo primero que pedimos al Padre y a Jesús para poder orar, más bien que aquel a quien directamente oramos (aunque se puede hacer).

Digamos además con C. Moeller y luego con Urs von Balthasar, que el Espíritu es «el Revelante no revelado». Entiéndase por tal no el que habla para revelarse a sí mismo, sino el que «hace hablar» (habló por los profetas), el que hace escribir y escuchar y dar gracias. Y no por eso su papel es menos importante que el del Padre y el del Hijo; y no por eso se puede poner entre paréntesis al Espíritu sin que de ello se siga daño: siendo menos explícitamente conocido o reconocido, sin embargo la experiencia que de él se tiene es previa y fundamental; ya lo decíamos al principio: su acción íntima, discreta, nos permite reconocer, nombrar y orar al Padre, y nos da el confesar que Jesús es Señor.

También puede intentarse la aproximación por medio de imágenes o símbolos, para intentar mostrar que este «misterio del Espíritu» es como normal. El Espíritu es la luz en que vivimos inmersos, alcanzamos nuestro pleno desarrollo y descubrimos al Padre, un poco en el sentido del Salmo 36,10: «En tu luz vemos la luz». Es la mirada misma con que divisamos al Padre y al Hijo y vislumbramos el misterio de Dios. Urs von Balthasar dirá de él: «No quiere ser visto, sino ser en nosotros el ojo que ve». Un cántico reciente intenta otra imagen: «Espíritu, tú nos recorres como la sangre».

En fin, el Espíritu es en lo profundo de nosotros el amor que nos certifica que Dios ama, que nos ama a nosotros. Este es el verdadero sentido del versículo que nos es tan conocido: «El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones» (Rm 5); «el amor que Dios nos tiene y no el amor que nosotros tenemos a Dios», puntualiza la nota de la traducción ecuménica de la Biblia.

El Espíritu Santo es también el amor que hace que nosotros amemos. Resumiendo, en el fondo todas estas imágenes vienen a decir lo mismo: no se conoce al Espíritu, tan sólo se le adivina «de rebote», indirectamente, por lo que hace decir, orar y obrar a aquellos en quienes «habita». Y si es tan indispensable y a la vez tan misterioso, se debe a que representa lo más secreto del misterio de Dios: «El Espíritu todo lo sondea, hasta las profundidades de Dios (.) Nadie conoce lo íntimo de Dios, sino el Espíritu de Dios» (1 Cor 2, 10-11). ¡Extraordinario texto!

Tal es la dificultad con que tropezamos cuando tratamos de conocer al Espíritu Santo. Pero esta dificultad no debe detenernos, sino más bien estimularnos para avanzar más en este conocimiento, con respeto y audacia, hasta llegar a «denominar» al Espíritu Santo y trazar el perfil de su identidad propia. El Nuevo Testamento nos permite decir: el Espíritu Santo es el Espíritu del Padre y del Hijo.
Pero pienso que para denominarle de manera justa y plena, bastaría que le llamáramos «el Espíritu del Hijo», «el Espíritu de Jesús» ¿Por qué? Sencillamente porque tenemos la encarnación, y porque Jesús es la manifestación (la revelación) última y suprema de la gloria, la sabiduría y el amor del Padre: «Quien me ha visto a mí, ha visto al Padre» (Jn 14,9). «El Hijo es reflejo de su gloria (del Padre), impronta de su ser» (Hb 1,3).
Autor: André Fermet

domingo, 30 de mayo de 2010

SEGUIMOS CON GARABANDAL


Las apariencias

Así relata Conchita la primera aparición.

Luego el ángel se identificaría como San Miguel Arcángel.
Sobre San Miguel y Garabandal: San Miguel Arcángel se aparece 8 veces y les anuncia la próxima aparición de la Virgen del Carmen. El 18 de julio 1962, de manos de San Miguel, Conchita recibe la Sagrada Eucaristía en la boca, a la vista de todos los presentes. Este era un milagro para prueba de autenticidad de los sucesos. San Miguel explicó que era un milagro para llamar la atención sobre la real presencia de Nuestro Señor en la Santa Eucaristía.

No fue hasta el 1ro de julio que San Miguel le habló y les dijo: El domingo, día 2, sobre las 6 de la tarde, las niñas fueron hacia la calleja que conduce a los nueve pinos. Se trata de un solitario pinar que se destaca en un elevado junto al pueblo. Eran seguidas por una gran multitud, entre ellos, varios sacerdotes y médicos. Nada más de acercarse al lugar, las videntes, asombradas, se encuentran con la aparición de la Santísima Virgen que venía acompañada de dos ángeles, uno de ellos San Miguel y el otro desconocido.

Describieron a la Santísima Virgen:
Los Mensajes
En las apariciones de Garabandal de junio 18, 1961 hasta junio 18, 1965 se dieron a conocer especialmente dos mensajes. El primero se lo dio a conocer Nuestra Señora a las niñas el día 4 de julio, de 1961, mensaje que ya había aparecido inscrito en un rótulo a los pies del Ángel San Miguel en el mes de junio, durante las apariciones del ángel a las niñas. Nuestra Señora del Carmen les pidió a las niñas que no hicieran público este mensaje sino hasta el 18 de octubre. Así lo hicieron.

Primer Mensaje
En otoño de 1961, las videntes dieron a conocer al mundo el 1er mensaje y que a la letra dice: "Hay que hacer mucho sacrificios y mucha penitencia, y tenemos que visitar mucho al Santísimo, pero antes tenemos que ser muy buenos. Y si no lo hacemos vendrá un castigo. Ya se está llenando la copa, y si no cambiamos vendrá un castigo".

El mensaje nos habla de elementos esenciales de la fe: sacrificio. penitencia, la Eucaristía y la conversión que da frutos en una vida virtuosa: "ser muy buenos". También nos recuerda la misión de los ángeles y el cuidado maternal de la Virgen Santísima.

Garabandal nos recuerda que la vida cristiana requiere seriedad. Juan Bautista predicó: "Arrepentíos, pues el reino de Dios está cerca" (Mt 3, 1-3). El propio Cristo inaugura su predicación diciendo: "arrepentíos y creed en la Buena Nueva..." (Mc 1,15). Es, pues, el mensaje eterno de los profetas y recordado insistentemente en estos tiempos por la Santísima Virgen, tanto en La Sallete, como en Lourdes y Fátima, pero desafortunadamente olvidado por la gran mayoría de los hombres; por eso, si no cambiamos, vendrá un castigo, que será manifestación de la Justicia de Dios como consecuencia del pecado de los hombres al hacer mal uso de su libertad.

"Ya se está llenando la copa". Lenguaje bíblico apocalíptico que no recuerda los 7 ángeles con las 7 copas de oro (15,7) que están rebosantes de la ira de Dios...

"Tenemos que visitar mucho el Santísimo", que nos recuerda la presencia real de Cristo con su cuerpo, sangre, alma y divinidad, en momentos que los católicos - y aun sacerdotes - han perdido la fe en la Eucaristía. "Pero antes tenemos que ser muy buenos", es decir, tenemos ante todo que vivir en gracia de Dios, alejar de nuestra vida el pecado mortal, con la ayuda de la gracia de Dios y la participación de los Sacramentos.

Segundo Mensaje
La Santísima Virgen comunicó su "segundo mensaje" cuatro años después, hacia el final de las apariciones. Nuestra Señora le dijo a Conchita el 1ro de enero, de 1965 que el Arcángel San Miguel se aparecería el 18 de junio y le daría un mensaje en su nombre, a todo el mundo. Por mediación de San Miguel, Nuestra Señora se quejó de que no se hubiere hecho caso a su primer mensaje y advirtió al mundo que éste sería el último. Dijo la Virgen: "Como no se ha cumplido y no se ha hecho conocer al mundo mi mensaje del 18 de octubre, de 1961, os diré que éste es el último; antes la copa se estaba llenando ahora está rebosando. Los sacerdotes van muchos por el camino de la perdición, y con ellos llevan a muchas más almas. A la Eucaristía cada vez se le da menos importancia. Debéis evitar la ira de Dios sobre vosotros con vuestros esfuerzos. Si le pedís perdón con vuestras almas sinceras El os perdonará. Yo, vuestra Madre, por intercesión del Ángel San Miguel, os quiero decir que os enmendéis. Ya estáis en los últimos avisos. Os quiero mucho y no quiero vuestra condenación; pedidnos sinceramente y nosotros os lo daremos, debéis sacrificaros más; pensad en la pasión de Jesús".

"La copa se está llenando". El pecado no está en desacatar el mensaje de Garabandal sino en rechazar el Evangelio que nos comunicó Jesucristo por no vivirlo de corazón. Sin la redención de Cristo vamos a la perdición. Garabandal no dice, ni puede decir, nada nuevo. Es un aviso sobre la importancia de vivir la fe que ya se nos ha dado en la Iglesia"

Se insiste que la copa esta rebosando.
Tal es la situación, que el Papa Pablo VI habló en enero, de 1976 sobre "la traición de los clérigos". También en otra ocasión dijo,"se creía que después del concilio vendría un día de sol para la historia de la Iglesia, pero por el contrario, ha venido un día de nubes, tempestad y oscuridad, porque ha intervenido el poder adverso: Satanás" (29-6-1972). "A la Eucaristía cada vez se le da menos importancia", anuncio profético que ha llevado a una perdida de la fe en la presencia real de Cristo y a una irreverencia al celebrar los Santos Sacramentos por parte de los sacerdotes. Aviso para que el mundo se enmiende.

Entre las apariciones de Garabandal han habido muchas profecías sobre el futuro inmediato de la humanidad y de la Iglesia. En el anuncio profético de Garabandal, Conchita habla de un aviso, un milagro, y un castigo para la humanidad.

El Aviso
El 1 de enero, del año 1965, Conchita tuvo una nueva aparición de la Señora quién habló…

Conchita nos dice: "No puedo decir en qué va a consistir, pues Ella no me ha ordenado decirlo. Y ¿cuándo será?, no me lo ha dicho, así que no lo sé. Si sé que será visible para todo el mundo; será obra directa de Dios y tendrá lugar antes del milagro. Yo no sé si morirán personas. Únicamente pueden morir, al verlo, de impresión"

En una de sus cartas habla así sobre el aviso: "Ese aviso es como un castigo, para los buenos y los malos: para los buenos, para acercarlos más a Dios y para los malos, para anunciarles que viene el fin de los tiempos y que estos son los últimos avisos"

El aviso será fruto de la justicia de Dios y de Su misericordia. De Su justicia, porque nos va a purificar de nuestros pecados; de Su misericordia, porque nos dará la oportunidad de una mayor conversión en nuestra vida espiritual. Este aviso será obra de la intervención directa de Dios. El aviso que vendrá al mundo será algo externo a nosotros que sucederá en el firmamento; será vista una luminosidad acompañada de un fuego ardiente que se sentirá en toda la tierra. Internamente, y esto es lo más importante, veremos nuestra conciencia ante la justicia de Dios; lo que hemos hecho mal y lo que hemos dejado de hacer; en una palabra: una especie de juicio particular en vida. También será la corrección de la conciencia del mundo, una purificación antes del Milagro para ver si con el Aviso y el Milagro nos convertimos.

El Milagro
Las niñas han pedido insistentemente un milagro y la Virgen, como en Fátima, les ha dicho:

En una nota Conchita escribe: "Lo del milagro me lo ha dicho, la Virgen, a mí sola. Ella me ha prohibido decir en qué consistirá. Tampoco puedo decir la fecha hasta ocho días antes. Lo que sí puedo decir es que coincidirá con un acontecimiento de la Iglesia y con la festividad de un Santo mártir de la Eucaristía; será a la ocho y media de la tarde de un jueves; será visible para todos los que estén en el pueblo y en las montañas de los alrededores: los enfermos que asistan sanarán y los incrédulos creerán. Será el milagro mayor que Jesús ha hecho para el mundo. No quedará la menor duda de que es de Dios y para bien de la humanidad. Quedará una señal del milagro, para siempre, en los pinos. Podrá ser filmado y televisado."desde donde quiera que esté".

Después del Milagro, si el mundo no se convierte, Dios enviará un Gran Castigo sobre la humanidad endurecida e incrédula, salvo, consiguientemente, un pequeño resto que será preservado.

De todo lo que han dicho las niñas en entrevistas y cartas, principalmente Conchita, podemos señalar los aspectos esenciales del milagro.
· Conchita conoce su fecha exacta, que lo comunicó a Pablo VI, así como al confesor de éste y al Cardenal Ottaviani, Pro-Prefecto del Santo Oficio, hoy Congregación para la Doctrina de la Fe
· Conchita lo anunciará al mundo ocho días antes de su fecha
· Transcurrirá menos de un año entre el Aviso y el Milagro
· Durará entre 10 minutos y un cuarto de hora
· Tendrá lugar un jueves, a las 8:30 de la tarde
· Entre los días 6 y 16 de uno de estos tres meses: marzo, abril o mayo
· Ese día no será fiesta de la Virgen.
· Coincidirá con el día de la fiesta de una santo mártir en relación con la Eucaristía
· Coincidirá también con un acontecimiento muy importante, raro, singular, tanto para la Iglesia como para toda la cristiandad, un acontecimiento feliz y venturoso.
· Será el milagro mayor que Jesús haya hecho para el mundo.
· Será visible en Garabandal y en las montañas de los alrededores; no podrá palparse pero si podrá ser filmado, fotografiado y televisado.
· No será necesario que los videntes estén presentes en el momento de la realización de este milagro.
· Los enfermos que asistan se sanarán y los incrédulos creerán.
· El Papa verá el milagro
· El ciego Joey Lomangino recobrará la vista.
· El cuerpo difunto del Padre Luis María será desenterrado y se encontrará incorrupto.

Conchita anuncia que solo quedan tres Papas (a partir de Juan XXIII)
En los primeros días de junio, de 1963. Las campanas de Garabandal empezaron a tocar; Conchita que estaba en la cocina de su casa con su madre Aniceta, exclamó inmediatamente: Las campanas tocan por un muerto. Seguramente, es por el Papa (en efecto, Juan XXIII había muerto). Ahora ya no quedan más que tres Papas.

La madre, sorprendida, le pregunta que ha dicho, ella le responde que la Virgen le había dicho que después de este Papa (Juan XXIII) solo quedaban tres. La madre le pregunta si entonces vendrá el fin del mundo. Conchita responde, "no el fin del mundo, pero el fin de los tiempos". Aniceta entonces le pregunta si no era lo mismo. La niña respondió "a mi fue la Virgen quien me lo dijo: "Después de este Papa ya sólo quedan tres y después, el fin de los tiempos". - (Diario de Conchita de 5-6-63)

No debe de confundirse el fin de los tiempos con el fin del mundo. Hay que recordar que el "fin de los tiempos" comenzó a partir de la primera venida de Cristo. El fin de los tiempos se refiere al final de una época. Tras una purificación de la humanidad y la renovación de la Iglesia comenzará otra época donde reine glorioso Jesucristo. No se trata de un paraíso en la tierra ya que los conflictos continuarán siempre pero si un tiempo en que la Iglesia manifieste mas claramente a Cristo por estar El reinando en muchos de los corazones de los fieles.

Milagros relacionados con el gran milagro
En referencia a los milagros recordamos lo que dijo el Concilio Vaticano II en el Decreto Ad Gentes no. 12, El ciego Joey Lomangino

Joey Lomangino nació en Brooklyn el 27 de junio, de 1931. En junio de 1947, cuando inflaba un neumático, este estalló y se le produjo entre los ojos una fractura de diez pulgadas. También le quedaron seccionados los nervios ópticos y olfativos. El mismo año del accidente, con ayuda de sus amigos, Joey se convirtió. El mismo año, una voz le despertó de su sueño y le pidió que rezara el rosario.

En 1963, Joey viaja a San Giovanni Rotondo para ver al Padre Pío, y allí recobró su olfato a pesar de no tener ninguna posibilidad física de ello. Joey le pregunta al Padre Pío, ya beato, si era verdad que la Virgen se había aparecido a cuatro niñas en España. El Padre responde que "sí", y entonces Joey se dirige a Garabandal y vuelve en repetidas ocasiones. Durante uno de los éxtasis de Conchita la Virgen bendice con un beso la Medalla Milagrosa de Joey y el 19 de marzo, de 1964, fiesta de San José, Conchita tuvo una locución en cual la Virgen le había dicho que Joey recibiría ojos nuevos el día del Gran Milagro... que verá el día mismo del Milagro... y que la voz que había oído en 1947 era la de la Santísima Virgen.

El Padre Luis María Andreu
La muerte del padre Luis María Andreu es uno de los puntos de referencia más importantes en la historia de Garabandal. El Padre Luis era profesor de teología en la facultad que la Compañía de Jesús tenía en la provincia de Burgos. Cuando murió tenía treinta y seis años. El y su hermano, Ramón, llegaban a Garabandal para averiguar si las apariciones eran reales. El 8 de agosto, de 1961 durante el éxtasis de las videntes, el Padre Luis aparece profundamente emocionado y cuatro veces repite la palabra.

Según relata Conchita, al día siguiente del milagro, el cuerpo del difunto Padre Luis María Andreu será desenterrado y estará incorrupto.

Un hecho importante sobre este milagro es que el Padre Luis fue enterrado el 10 de agosto, de 1961 y quince años después, es decir, a principios de 1976, el seminario donde se encontraba enterrado el Padre Luis fue transformado en sanatorio psiquiátrico. El cuerpo del Padre Luis tuvo que ser exhumado y se encontró en estado de esqueleto. A través de este hecho la Providencia ha querido que la corrupción del cuerpo del Padre Luis Andreu haya sido constatada de modo irrefutable.

"(Milagro! ¡Milagro!"). Según las niñas el Padre vio el gran prodigio anunciado por la Virgen. Aquella misma noche, después de decir que era el día más feliz de su vida y de asegurar que estaba muy contento, porque la Señora le había hecho un regalo, y de insistir en que se encontraba muy bien y que no estaba ni siquiera cansado, quedó muerto en el coche sin hacer el menor movimiento y con una dulce expresión en su rostro. ¿Quiere Dios, dejarnos un signo de esperanza, dentro del contexto escatológico, a través de la restauración de un cuerpo descompuesto? "Los muertos serán resucitados incorruptibles y nosotros seremos transformados" (1 Cor 15, 52)."Cristo curaba toda suerte de dolencias y enfermedades, como señal del advenimiento del reino de Dios...." La Iglesia siempre ha creído en milagros, aunque al mismo tiempo pide prudencia para no ser engañados."Haré un milagro para que todos crean".Un Aviso, un Milagro, un Castigo. Yo, vuestra Madre", la Santísima Virgen se presenta como Nuestra Madre, confirmando lo que ya Cristo en la cruz nos había legado: "mujer, ahí tienes a tu hijo" (Jn 19, 26); y nos pide e insiste que nos sacrifiquemos más y que meditemos la pasión de Su Hijo y volvamos a la Eucaristía con fervor."los sacerdotes, muchos van por el camino de la perdición y con ellos llevan a muchas más almas", frase, que para el año de 1965 no resultaba del todo clara, pues el Concilio Vaticano II terminaba con una gran esperanza para la mayoría de los católicos, y en especial para los cardenales, obispos y sacerdotes. Este optimismo no dejaba adivinar la gran crisis de fe y la infidelidad de miles de almas consagradas que iba a padecer la Iglesia en los años siguientes: Desde 1965, de los 400,000 sacerdotes con que contaba la Iglesia, unos 90,000 dejaron el ministerio. Esta hemorragia fue provocada por ciertas corrientes de pensamientos avanzados que pretendían interpretar "liberal" y "progresivamente" las enseñanzas del Concilio Vaticano II. Así, los efectos no se hicieron esperar:"Depósito de la Fe", los dogmas, y la moral cristiana serán atacados. Recordemos las oposiciones violentas y tan comunes contra las enseñanzas del Magisterio de la Iglesia sobre la regulación de la natalidad (Humanae Vitae), el aborto, la doctrina social de la Iglesia, la catequesis, la autoridad papal, las cuestiones concernientes a la Eucaristía, penitencias, resurrección, en fin, toda la doctrina. Ahora que cogimos las manzanas que no eran nuestras, el demonio estará contento y el pobre Ángel de la Guarda estará triste. Entonces empezamos a coger piedras y a tirárselas con todas nuestras fuerzas al lado izquierdo. Decíamos ahí estaba el demonio. Empezamos a jugar a las canicas con piedras. De pronto se me apareció un figura muy bella con muchos resplandores que no me lastimaban nada los ojos. Las otras niñas al verme en este estado creían que me daba un ataque, cuando ellas ya iban a llamar a mi mamá se quedaron en el mismo estado que yo y exclamamos a la vez: "¡Ay, el Ángel!". "¿Sabéis por qué he venido? - Para anunciaros que mañana, domingo, la Virgen María se os aparecerá como Nuestra Señora del Carmen"."Viene con un vestido blanco, el manto azul, la corona de 12 estrellas doradas, las manos extendidas, con un escapulario marrón, salvo cuando lleva al niño en brazos: el pelo largo castaño oscuro, con raya en medio; la cara alargada con nariz muy fina; la boca muy bonita, con labios un poco gruesos. Aparenta unos 17 años y es más bien alta".
Juan García Inza

DOMINGO DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD


El domingo después de Pentecostés se dedica a la Santísima Trinidad. Es el lugar más apropiado del año litúrgico para esta celebración.

El papa san León, en sus sermones de Pentecostés, gustaba detenerse a considerar la Trinidad. Y es lógico, puesto que por el Espíritu Santo llegamos a creer y a reconocer la trinidad de personas en el único Dios. Habiendo celebrado todos los misterios de Cristo, la Iglesia echa una mirada retrospectiva de agradecimiento a la obra completa de la redención. Desde la contemplación de las obras maravillosas de Dios nos volvemos a considerar la vida interna de la Divinidad.

Historia de la fiesta.
Comenzó a celebrarse esta fiesta hacia el año 1000, tal vez un poco antes. Parece ser que fueron los monjes los que asignaron el domingo después de Pentecostés para su celebración. Anteriormente existía misa votiva y oficio en honor de la Trinidad, pero no el día de su fiesta como tal. Las iglesias diocesanas comenzaron a seguir el ejemplo de los benedictinos y los cistercienses, y, en los dos siglos siguientes, la celebración se extendió por toda Europa. Roma, siempre tan conservadora en cuestión de liturgia, tardó en admitir la nueva fiesta. Por fin, en 1334, el papa Juan XXII la introdujo como fiesta de la Iglesia universal.

El domingo de la Santísima Trinidad es de institución relativamente tardía, pero fue precedido por siglos de devoción al misterio que celebra. Tal devoción arranca del mismo Nuevo Testamento; pero lo que le dio especial impulso fue la lucha de la Iglesia contra las herejías de los siglos IV y V. El arrianismo negaba la divinidad de Cristo. En 325, el concilio de Nicea afirmó que Cristo es coeterno y consustancial con el Padre, y así condenó el arrianismo. Esto fue reafirmado en el concilio de Constantinopla, en 381, que declaró además que el Espíritu Santo es distinto del Padre y del Hijo, pero consustancial, igual y coeterno con ellos.

Significado de la fiesta.
El objeto de la fiesta no es una realidad abstracta. Lo que adoramos es el Dios vivo, el Dios en que vivimos, nos movemos y existimos. Las personas divinas de la Trinidad no son extrañas. Por el bautismo participamos en la vida de Dios; entramos en relación personal con el Dios uno y trino. La gracia bautismal nos incorpora a Cristo, nos llena con su Espíritu, nos hace hijos de Dios. En una meditación sobre la Trinidad, santo Tomás de Aquino afirma que por la gracia no sólo el Hijo, sino también el Padre y el Espíritu Santo vienen a morar en la mente y el corazón. El Padre viene fortaleciéndonos con su poder; el Hijo, iluminándonos con su sabiduría; el Espíritu Santo, con su bondad llena de amor nuestros corazones.

La Santísima Trinidad es ciertamente un misterio, pero un misterio en el cual nosotros estamos inmersos. Es un océano que no podemos esperar abarcar en esta vida. Incluso la eternidad entera será insuficiente para agotar sus riquezas. A la luz de la gloria veremos a Dios cara a cara; pero no será una visión estática, sino una exploración sin fin.

¿De qué manera hemos de aproximarnos a este misterio? ¿Comenzaremos por la unidad de naturaleza o por la trinidad de personas? Probablemente nos inclinaremos a comenzar por lo primero. Durante siglos la enseñanza de la Iglesia ha acentuado la unidad del ser. Así se hacía también en la catequesis popular. Una oración popular irlandesa, traducida por Tomás Kinsella, ilustra esta idea:

Tres pliegues en una sola tela,
pero no hay más que una tela.
Tres falanges en un dedo,
pero no hay más que un dedo.
Tres hojas en un trébol,
pero no hay más que un trébol.
Escarcha, nieve, hielo...,
los tres son agua.
Tres personas en Dios
son asimismo un solo Dios
.

En contraste con esta idea podemos considerar el famoso icono ruso de la Trinidad pintado por Rublev. Representa la escena descrita en Gén 18,1-18 en la que Yahvé se aparece a Abrahán bajo la forma de tres ángeles. Es éste un hermoso retrato místico de la Trinidad, en el que la distinción de las personas y sus relaciones mutuas se transmiten utilizando gran delicadeza de colores y formas.

El padre Cipriano Vagaggini, en su gran obra Las dimensiones teológicas de la liturgia, sostiene esta última aproximación, que, según él, es más escriturística y tradicional. Se comienza, dice, por la trinidad de personas. Así se encuentra básicamente en la liturgia, como se desprende de la Escritura y de los más antiguos padres de la Iglesia. Las polémicas antiarrianas de lo s siglos IV y V cambiaron este punto de vista, ya que se juzgó sumamente necesario acentuar más y más la unidad de naturaleza de la Divinidad. Esto tuvo como resultado que la distinción de personas retrocediera, en cierta medida, a un segundo término de la consciencia cristiana. En su nueva forma, la fiesta de la Santísima Trinidad tiende, en cierto modo, a restablecer un equilibrio.

Según el punto de vista escriturístico y litúrgico, el centro del interés no es tanto la Santísima Trinidad en sí misma cuanto en sus relaciones con el mundo y la historia sagrada. Se intenta determinar cuál es el papel específico de cada una de las personas divinas en la historia de la salvación. Esa historia abraza la vida de cada uno de nosotros. El padre Vagaggini ha pergeñado una fórmula para expresar la forma en que el Dios uno y trino actúa fuera de sí mismo: Todo bien nos viene del Padre, por mediación de su Hijo encarnado, Jesucristo, por medio de la presencia del Espíritu Santo en nosotros; y del mismo modo, por la presencia en nosotros del Espíritu Santo, a través de la mediación del Hijo de Dios encarnado, Jesucristo, todo retorna al Padre.

Este modo de considerar la Trinidad puede decirse más dinámico, comparado con el otro, que era más estático. Es como un proceso de vida y movimiento. La Trinidad no es una realidad remota y abstracta, algo que está "ahí fuera". Está mucho más aquí, abrazando y penetrando mi vida. Para san Pablo y los otros escritores del Nuevo Testamento, la vida cristiana y moral es profundamente trinitaria hasta la médula. Todo cuanto tenemos lo recibimos del Padre, que es la fuente de nuestro ser; pero lo recibimos por Jesucristo, nuestro mediador. El Espíritu Santo es quien nos une a Cristo, y sin él no podemos acercarnos al Padre ni volver a él como a nuestro fin último.

La liturgia.
Consideremos ante todo la Liturgia de las horas. El texto escriturístico del oficio de lecturas es de la primera carta de san Pablo a los Corintios (2,1-16). Bien elegido para introducirnos en el meollo de esta celebración, san Pablo habla de "una sabiduría divina, misteriosa, escondida", que se le ha encomendado impartir. Nos insinúa cosas que Dios nos ha revelado a través del Espíritu, "pues el Espíritu lo escudriña todo, aun las profundidades divinas".

Podemos recordar aquí nuestra analogía del océano. La naturaleza divina es como un mar profundo, insondable para la mente humana. Pero el Espíritu Santo, que está en nosotros, es como un buceador que penetra las profundidades y nos revela sus misterios. Por la luz del Espíritu Santo y por la revelación de Jesús se nos da un indicio del misterio, porque, como dice el Apóstol concluyendo este pasaje, "nosotros tenemos la mente de Cristo".

La lectura patrística es de san Atanasio. Este padre de la Iglesia es un testigo auténtico de la fe católica. Defendió la ortodoxia católica contra el arrianismo y otros errores, y jugó un papel preponderante en los concilios que definieron las doctrinas verdaderas de la encarnación y la trinidad. Sufrió persecución y exilio por su fe. En esta lectura, el santo describe la luz, esplendor y gracia en la Trinidad y desde la Trinidad. Por eso nos dice: "Como la gracia se nos da por el Padre, a través del Hijo, así también no podemos recibir ningún don si no es en el Espíritu Santo, ya que, hechos partícipes del mismo, poseemos el amor del Padre, la gracia del Hijo y la comunión del Espíritu Santo". En términos similares exclama una de las antífonas: "El Padre es amor, el Hijo es gracia, el Espíritu Santo es comunión, oh santa Trinidad". El responsorio de la primera lectura contiene la oración de san Pablo del capítulo primero a los Efesios: "El Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, nos dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo". Nada hay tan misterioso como la Trinidad; y, sin embargo, no estamos completamente a oscuras. Tenemos la revelación de Jesús, la luz del Espíritu Santo y el magisterio de la Iglesia. Con fe y humildad podemos también investigar este misterio.

Los textos de la misa declaran no lo que Dios ha ocultado al hombre, sino lo que le ha revelado. A través de las Escrituras aprendemos quién es Dios. Es un Dios de amor. En la lectura del Antiguo Testamento para el ciclo A tenemos la maravillosa revelación a Moisés en el monte Sinaí: "Señor, Señor, Dios compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia y lealtad". En el evangelio de san Juan para el mismo ciclo, Jesús dice a Nicodemo: "Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna".

La vida de la comunidad cristiana debería ser un reflejo de la comunidad de vida de la Santísima Trinidad. En la segunda lectura del ciclo A, san Pablo exhorta a los corintios: "Tened un mismo sentir y vivid en paz, y el Dios del amor y de la paz estará con vosotros". Se da testimonio de Dios y se lo reconoce en las comunidades donde hay unidad de mente y corazón y se practica la tolerancia. San Pablo cierra su exhortación con una bendición hermosa: "La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo esté siempre con todos vosotros".

También se encuentra en la misa el tema de la revelación. La oración colecta nos indica que por Jesucristo y por su Espíritu se nos da la capacidad de conocer los misterios de la vida de Dios. El prefacio, que es la fórmula más antigua de esta misa (del siglo V o del VI), declara: "Lo que creemos de tu gloria, porque tú lo revelaste, lo afirmamos también de tu Hijo y también del Espíritu Santo".

Creemos en un Dios, pero nuestro Dios no es solitario ni aislado. Es un Dios que desea compartir su vida; es pura bondad, y la propiedad de la bondad es comunicarse. El creó el universo e hizo al hombre a su imagen y semejanza. Entró en diálogo con sus criaturas, eligió a Israel y estableció con él una alianza. Por eso Moisés pregunta en la lectura del Deuteronomio (ciclo B): "¿Hay algún pueblo que haya oído, como tú has oído, la voz del Dios vivo...? ¿Algún dios intentó jamás venir a buscarse una nación entre las otras?"

No, no es un Dios remoto. En la lectura del libro de los Proverbios (ciclo C), la sabiduría personificada grita: "Yo estaba junto a él, como aprendiz, yo era su encanto cotidiano, todo el tiempo jugaba en 'su presencia: jugaba con la bola de la tierra, gozaba con los hijos de los hombres". Dios está tan cerca de nosotros, por su Espíritu, que bien podemos gritar: "Abba, Padre" (lectura segunda, ciclo B); su amor ha sido derramado en nuestros corazones por ese mismo Espíritu (lectura de la carta a los Romanos, ciclo C).
Vincent Ryan
Pascua, Fiestas del Señor
Paulinas, Madrid-1987, págs. 98-105

UNA MARAVILLA JAMÁS IMAGINADA


El misterio de la Santísima Trinidad, más que para ser entendido, es para ser amado y vivido en nuestro interior.

Se nos ha habituado a pensar que, al hablar de la Santísima Trinidad, hemos de concebir algo totalmente oscuro e ininteligible. ¡Por algo es un misterio! Más aún, es - por así decirlo - el misterio por antonomasia de nuestra fe, el misterio de los misterios. Pero, en vez de plantear el tema en términos de raciocinio o de especulación teológica, yo prefiero mil veces más tratarlo desde un punto de vista mucho más humanoy personal, si se me permite la expresión. No que la razón no lo sea. Pero yo creo que es mucho más palpitante, cercano y vivencial cuando lo contemplamos con el corazón y bajo el prisma del amor.

Y es que el misterio de la Santísima Trinidad, más que para ser especulado, es para ser amado y vivido en nuestra interioridad. Al menos, a mí me parece que así es mucho más sabroso y digerible. La razón es, por lo general, más fría e impersonal. Mientras que el amor es todo lo contrario.

Pues bien, la Santísima Trinidad es un misterio de amor. Es más, es el misterio del Amor de los amores - como cantamos en un hermoso motete -. Dios, que habita en una luz inaccesible - como nos dice san Pablo en su carta a Timoteo (I Tim 6, 16) - se nos ha querido revelar por medio de su Palabra: Dios, en lo más profundo de su intimidad, es una comunión de personas divinas unidas por el amor. Más aún, son esas mismas personas que son el Amor personificado: el Padre, que es el amor creador; el Hijo, que es el amor redentor; el Espíritu Santo, que es el amor santificador. Pero, además, es un amor recíproco entre ellos mismos; un amor subsistente y personal. Un solo Dios verdadero y tres Personas distintas, cuya vida y existencia es puro Amor. Una relación de amor. Y el amor crea una comunión de personas. Como en el matrimonio y en la familia, pero en un grado infinito y divino. El amor es, por naturaleza, unidad y fecundidad. Esto es, en esencia, el misterio de la Santísima Trinidad.

Y, ¿cómo explicarlo? Es muy difícil encontrar las palabras justas. Más fácil lo podremos comprender a la luz de la propia experiencia del amor que con un discurso racional, aunque sea filosófica y teológicamente muy correcto. ¿Quién de nosotros no sabe lo que es el amor? Todos lo hemos experimentado muchas veces en nuestra propia vida: hemos sentido el calor y la ternura de una madre; la fuerza y seguridad que nos infunde el amor de un padre; el cariño de una hermana o de una amiga; el gozo de la compañía y de la fidelidad de un hermano o de un amigo verdadero; y la dulzura incomparable del amor de una esposa o de un esposo, de unos hijos.

Aristóteles definía la amistad como una misma alma en dos cuerpos. Y el poeta latino Horacio llamaba a Virgilio, su gran amigo, dimidium animae meae, la mitad de mi alma. Grandes poetas, literatos, músicos y artistas de todos los tiempos han ofrecido su tributo a la amistad. Y han reservado sus mejores canciones y sus notas más líricas para cantar la belleza del amor humano. Sin duda alguna, éste es el tema que más ha inspirado a los hombres a lo largo de la historia, sea en el arte, en la poesía o en la propia vida. Decía Dante Alighieri que es el amor el que mueve el sol, el cielo y las estrellas. Y el poeta Virgilio afirmaba: amor vincit omnia”, “el amor es capaz de vencer todos los obstáculos. Y tenían toda la razón.

Y es que el amor es lo más grande, lo más noble, lo más bello, lo más maravilloso; en una palabra, lo más sagrado del ser humano. Por eso, con el amor no se juega y éste se merece los mayores sacrificios con tal de conservar toda su pureza y su fragancia virginal.

San Juan nos dejó una estupenda definición de Dios: Deus Charitas est”, “¡Dios es Amor!” (I Jn 4, 8). No se expresó en conceptos racionales, sino en un vocabulario propio del corazón. También lo otro pudo haber sido muy correcto. Pero también, sin duda, más frío e impersonal.

Como aquellas definiciones que dio Aristóteles sobre Dios: El motor Inmóvil”, “el Acto puro”, “la Inteligencia más perfecta. O incluso aquella definición teológica y metafísica de santo Tomás de Aquino: el único Ser necesario, absoluto y trascendente”, “el mismo Ser subsistente”. Pues sí. Es verdad. Pero, ¿no nos gustan y nos dicen inmensamente más las palabras propias del amor?

Y llegados a este punto, sería interminable la lista de experiencias que todos tenemos sobre el amor… Como decía san Juan al final de su Evangelio, ni todos los libros del mundo serían suficientes para poderlas contener”. Y es que el amor no se puede explicar con conceptos o con raciocinios filosóficos. Se siente. Se experimenta. Así también es Dios.

Sí. Lo más maravilloso y sagrado del hombre es el amor. Y también lo más divino. Por eso, a Dios podemos encontrarlo en lo más profundo de nuestro ser, en lo más recóndito de nuestro espíritu. Dios allí habita. Los más altos pensadores de la humanidad así lo experimentaron. Séneca, aquel famoso filósofo romano de origen cordobés, aun sin ser cristiano, llegó a expresarse de esta manera: sacer intra nos spiritus sedet, malorum bonorumque nostrorum observator et custos. In unoquoque virorum bonorum habitat deus. En nuestra lengua cervantina sonaría así: un espíritu sagrado reside dentro de nosotros, y es el observador y el guardián de nuestros males y de nuestros bienes. En cada alma virtuosa habita Dios (Epístolas morales, núm. 41).

San Pablo, por su parte, nos recuerda que somos morada de la Santísima Trinidad, templos vivos de Dios y del Espíritu Santo (I Cor 3, 16). Así fue como nos lo prometió nuestro Señor la noche de su despedida: Si alguno me ama, guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y en él haremos nuestra morada (Jn 14, 23).

¡Éste es el núcleo más bello del misterio de la Santísima Trinidad! Y lo más maravilloso es que también nosotros hemos sido llamados a participar de esta vida íntima de Dios, que es amor. Y nos adentraremos en el seno de la Trinidad Santísima en la medida de nuestra vida de gracia y de nuestra caridad, que es el grado de amor sobrenatural en nuestra alma.
Autor: P . Sergio Córdova LC

sábado, 29 de mayo de 2010

¿QUÉ HAY DE GARABANDAL?


Las Apariciones de la Virgen María en San Sebastián de Garabandal.

En este informe ni aprobamos ni negamos nada, sencillamente exponemos los hechos, y que juzgue la Iglesia. Cada cual es muy libre de creer o no en estas revelaciones privadas. Pero sí vemos que tienen cierta conexión con otras apariciones aprobadas por la Iglesia, como son las de Fátima.

En este post trascribimos el texto del Diario de Conchita, una de las videntes. En otro momento iremos completando este informe.

Texto del Diario de Conchita.
Si pensáramos un poco quien es Jesús y lo que sufrió por nosotros no le dejaríamos tan abandonado en el Sagrario y nos sacrificaríamos mas por su amor”. Conchita González - 2 de Mayo 1965

La historia comienza en San Sebastián de Garabandal, en el Norte de España. A unos 500 metros de altura, situado a los pies de la histórica Peña Sagra (2024 metros), pertenece al concejo de Rionansa, con capital en Puentenansa. Está a ocho kilómetros de Puentenansa y a cinco kilómetros del vecino pueblo de Cosio, donde entonces residía el Párroco. En la montaña Cántabra, sin tren, sin carretera, sin teléfono, San Sebastián vivió días memorables desde el 18 de Junio de 1961. Actualmente tiene fácil acceso ya que la carretera llega hasta el mismo pueblo.

El Arcángel San Miguel se apareció varias veces a cuatro niñas, entre el 18 de Junio y comienzos de Julio de 1961 y anunció la venida de la Virgen el día 2 de Julio.

María Cruz González tenía 11 años al comenzar las apariciones, es la menor de las cuatro niñas. Las otras tres se llaman: Jacinta González, Conchita González y María Dolores Mazón, a quien cariñosamente llamaban Loli. Estas tres niñas tenían 12 años. A pesar de llevar tres de ellas el mismo apellido, no son ni hermanas, ni primas entre sí. Cuando Conchita empezó a escribir el diario tenía 13 años. Esto sucedió en 1962.

Conchita comenzó la redacción de su diario en 1962 y lo terminó en la segunda mitad del año 1963. Abarca sólo una parte de la historia de las apariciones, la que va desde el 18 de junio de 1961 hasta enero de 1963.

Conchita a la edad en que comenzó a escribir eI Diario.

SAN SEBASTIAN DE GARABANDAL
1 de Noviembre de 1962


María Concepción González, 13 años: Voy a relatar en este libro mis apariciones y mi vida corriente.

El mayor acontecimiento de mi vida fue el día 18 de Junio de 1961 en San Sebastián. Sucedió de la siguiente manera: Era un domingo por la tarde, donde nos encontrábamos todas las niñas jugando en la plaza.

De repente Mari Cruz y yo pensamos ir a coger manzanas y nos dirigimos directamente allí, sin decir nada a nadie que íbamos a coger manzanas.

Las niñas al ver que nos alejábamos las dos solas nos preguntaron: -“¿A dónde vais?”
Nosotras les contestamos:
-“¡Por ahí!”
Y seguimos nuestro camino, pensando cómo íbamos a apañárnosla para cogerlas. Una vez ahí nos pusimos a coger manzanas y cuando estábamos más entusiasmadas vimos llegar a Loli, a Jacinta y a otra cría que venía a buscarnos.
Al vernos coger manzanas exclamó Jacinta:
-“¡Ay Conchita, que coges manzanas!”
-“¡Calla - le contesté yo - que te oye la señora del maestro y se lo dice a mi mamá

Aniceta González, viuda, con cuatro hijos: Serafín, Cetuco (diminutivo de Aniceto), Miguel y Conchita.

Yo me escondí entre las patatas y Mari Cruz echó a correr por las tierras.
Entonces Loli exclamó:
-“¡No corras Mari Cruz que te vimos, ya se lo diremos al dueño!”
Entonces Mari Cruz vuelve a donde mí y salimos de nuestro escondrijo para reunimos todas. Estando hablando llamaron a la cría que venía con Jacinta y Loli, y se fue. Nos quedamos las cuatro solas y pensándolo mejor, volvimos las cuatro a coger manzanas. Cuando estábamos más divertidas oímos la voz del maestro, quien al ver que se movían tanto las ramas, creyó que eran las ovejas y le dijo a su mujer Concesa:
-“¡Vete al huerto, que andan las ovejas donde está el manzano!”
Nosotras al oírlo, nos entró mucha risa. Cuando ya nos llenamos los bolsillos echamos a correr para comerlas más tranquilamente en el camino o sea en la calleja. Es el camino pedregoso que va desde el pueblo a un bosquecillo de nueve pinos.

Estando entretenidas comiéndolas escuchamos un fuerte ruido como de trueno. Y nosotras exclamamos a la vez:
-“¡Parece que truena!”
Eso sucedió a las ocho y media de la noche.
El Gran Milagro anunciado para Garabandal tendrá lugar también a las ocho y media de la noche de un jueves. La hora y el día tienen un significado especial ya que es el día y hora de la institución de la Eucaristía.

Una vez terminadas las manzanas digo yo:
-“¡Hay que gorda! Ahora que cogimos las manzanas que no eran nuestras el demonio estará contento y el pobre Ángel de la Guarda estará triste
Entonces empezamos a coger piedras y a tirárselas con todas nuestras fuerzas al lado izquierdo. Decíamos ahí estaba el demonio.

Una vez cansadas de tirar piedras y ya más satisfechas empezamos a jugar a las canicas con piedras.

De pronto se me apareció una figura muy bella con muchos resplandores que no me lastimaban nada los ojos. Las otras niñas Jacinta, Loli, y Mari Cruz al verme en este estado creían que me daba un ataque, porque yo decía con las manos juntas:
-Ay!... ¡Ay!..."
Cuando ellas ya iban a llamar a mi mamá se quedaron en el mismo estado que yo y exclamamos a la vez:
-Ay, el Ángel!"
Luego hubo un cierto silencio entre las cuatro... y de repente desapareció. Al volver normales y muy asustadas corrimos hacia la Iglesia, pasando de camino por la función del baile que había en el pueblo.

Entonces una niña del pueblo, que se llama Pili González nos dijo:
-“¡Qué blancas y asustadas estáis! ¿De dónde venís?”
Nosotras muy avergonzadas de confesar la verdad le dijimos:
-“¡De coger manzanas!”
Y ella dijo:
-“¿Por eso venís así?”
Nosotras le contestamos todas a una:
-“¡Es que hemos visto al Ángel!”
Ella dijo:
-“¿De verdad?” ...
Nosotras:
-, ... “ - y seguimos nuestro camino en dirección a la Iglesia, y esta chica, se quedó diciéndoselo a otras.

Una vez en la puerta de la Iglesia y pensándolo mejor nos fuimos detrás de la misma a llorar. Unas crías que estaban jugando nos encontraron y al vemos llorar nos preguntaron:
-“¿Por qué lloráis?”
Nosotras les dijimos:
-Es que hemos visto al Ángel
Ellas echaron a correr a comunicárselo a la señora maestra.

Una vez que terminamos de llorar a la puerta de la Iglesia, entramos en ella. En aquel mismo momento llegó la señora maestra toda asustada y en seguida nos dijo:
-Hijas mías, ¿Es verdad que habéis visto al Ángel?”
-“¡Sí señora!”
-“¿A la mejor es imaginación vuestra?”
-“¡No, señora, no! Hemos visto bien al Ángel
Entonces la maestra nos dijo:
-Pues vamos a rezar una estación a Jesús Sacramentado en acción de gracias
La "estación" es una devoción a la Eucaristía. Consiste en rezar seis Padrenuestros, seis Ave Marías y seis Gloria, un Credo y generalmente se añade una Salve Regina.

Cuando hubimos terminado de rezar la estación nos fuimos para nuestras casas. Ya eran las nueve de la noche y mi mamá me había dicho que fuera a casa de día, y yo ese día fui ya de noche.

Cuando llegué a mi casa mi mamá me dice:
-“¿No he dicho yo, que a casa se viene de día?”
Yo toda asustada por las dos cosas: por haber visto aquella figura tan bella y por venir tarde a casa, no me atrevía a entrar a la cocina y me he quedado junto a una pared, muy triste y le dije yo a mi mamá:
-He visto al Ángel
Ella me respondió:
-“¡Todavía de venir tarde a casa me vienes diciendo esas cosas!”
Yo le respondí de nuevo:
-Pues yo he visto al Ángel
Ella me respondió lo mismo, pero ya más dudosa de que yo hubiera visto al Ángel.

Esto fue a las nueve y media de la noche. Después ya esa noche ya no hablamos más de ello, fue una noche corriente igual que las otras sin hablar nada, ni nada.
Fuentes (entre otras muchas):
http://personales.mundivia.es/rjm/
Juan García Inza