sábado, 30 de junio de 2007

DESCUBRE EL PRINCIPIO 90/10. Cambiará tu vida (al menos la forma en como reaccionas a situaciones)


¿Cuál es este principio? El 10% de la vida está relacionado con lo que te pasa, el 90% de la vida está relacionado por la forma cómo reaccionas.

¿Qué quiere decir esto?
Nosotros realmente no tenemos control sobre el 10% de lo que nos sucede.

No podemos evitar que el carro se descomponga, que el avión llegue tarde, lo cual tirará por la borda todo nuestro plan. Un automovilista puede obstaculizarnos en el tráfico. No tenemos control de este 10%. El otro 90% es diferente. Tú determinas el otro 90%. ¿Cómo?... Con tu reacción. Tú no puedes controlar el semáforo en rojo, pero puedes controlar tu reacción. No dejes que la gente se aproveche de ti. Tú puedes controlar cómo reaccionas.

Usemos un ejemplo: Estás desayunando con tu familia. Tu hija tira una taza de café y chispea tu camisa de trabajo. Tú no tienes control sobre lo que acaba de pasar. Lo siguiente que suceda será determinado por tu reacción. Tú maldices.

Regañas severamente a tu hija por que te tiró la taza encima. Ella rompe a llorar. Después de regañarla, te volteas a tu esposa y la criticas por colocar la taza demasiado cerca de la orilla de la mesa. Y sigue una batalla verbal. Tú, vociferando, subes a cambiarte la camisa. Cuando bajas de regreso, encuentras a tu hija demasiado ocupada, llorando, terminándose el desayuno y estar lista para la escuela. Ella pierde el autobús.

Tu esposa debe irse inmediatamente para el trabajo. Tú te apresuras al carro y llevas a tu hija a la escuela. Debido a que tú ya estás atrasado, manejas 40 millas por hora en una velocidad máxima de 30 millas por hora.

Después de 15 minutos de retraso y obtener una multa de tráfico por $60.00, llegas a la escuela. Tu hija corre a la escuela sin decirte adiós. Después de llegar a la oficina 20 minutos tarde, te das cuenta que se te olvidó el maletín. Tu día empezó terrible. Y parece que se pondrá cada vez peor. Ansías llegar a tu casa.

Cuando llegas a tu casa, encuentras un pequeño distanciamiento en tu relación con tu esposa y tu hija.

¿Por qué? Debido a cómo reaccionaste en la mañana. ¿Por qué tuviste un mal día?

a)
¿el café lo causó?
b)
¿tu hija lo causó?
c) ¿el policía lo causó?
d) ¿tú lo causaste?

La respuesta es la d. Tú no tenías control sobre lo que pasó con el café. La forma en cómo reaccionaste esos 5 segundos fue lo que causó tu mal día.

Te presento lo que debió haber sucedido: El café te chispea. Tú hija está a punto de llorar. Tú gentilmente le dices, esta bien cariño, solo necesitas tener más cuidado la próxima vez". Después de agarrar una camisa nueva y tu maletín, regresas abajo y miras a través de la ventana y vez a tu hija tomando el autobús. Ella voltea y te dice adiós con la mano.

¿Notas la diferencia? Dos escenarios diferentes. Ambos empezaron igual. Ambos terminaron diferentes.
¿Por qué? Tú realmente no tienes control sobre el 10% de lo que sucede. El otro 90% se determinó por tu reacción.

Aquí están algunas formas de aplicar el principio 90/10:

Si alguien te dice algo negativo acerca de ti. No lo tomes muy apecho. Deja que el ataque caiga como el agua sobre el aceite. No dejes que los comentarios negativos te afecten.

Reacciona apropiadamente y no arruinará tu día. Una reacción equivocada podría resultar en la pérdida de un amigo, ser despedido, te puedes estresar, etc.

¿Cómo reaccionar si alguien te interrumpe en el tráfico?
¿Pierdes tu carácter? ¿Golpeas sobre el volante? (a un amigo mío se le desprendió el volante) ¿Maldices? ¿Te sube la presión? ¿A quien le preocupa que llegues 10 segundos tarde al trabajo? ¿Por qué dejar que los carros te arruinen el viaje? Recuerda el principio 90/10 y no te preocupes de eso.

Tú has dicho que perdiste el empleo. ¿Porque perder el sueño y ponerte enojado? No funcionara. Usa la energía de preocupación y el tiempo para encontrar otro trabajo.

El avión está atrasado. Va a arruinar la programación de tu día. ¿Por qué manifestar frustración con el encargado de la aerolínea? Ella no tiene control de lo que está pasando. Usa tu tiempo para estudiar, conocer a otros pasajeros, ¿por qué estresarse? Eso hará que las cosas se pongan peor.

Ahora ya conoces el principio 90/10. Aplícalo y quedarás maravillado con los resultados. No perderás nada si lo intentas. El principio 90/10 es increíble. Muy pocos lo conocen y aplican este principio.

¿El resultado? Millones de personas están sufriendo de un estrés que no vale la pena, sufrimientos, problemas y dolores de cabeza. Todos debemos entender y aplicar el principio 90/10. ¡Puede cambiar tu vida! Disfruta...
Autor: Stephen Covey

martes, 26 de junio de 2007

¿REZAR CAMBIA LAS COSAS?


Dicen que rezar cambia las cosas, pero ¿es REALMENTE cierto que cambia algo?

¿Rezar cambia tu situación presente o tus circunstancias? No, no siempre, pero cambia el modo en el que ves esos acontecimientos.
¿Rezar cambia tu futuro económico? No, no siempre, pero cambia el modo en que buscas atender tus necesidades diarias.
¿Rezar cambia corazones o el cuerpo dolorido? No, no siempre, pero cambia tu energía interior.
¿Rezar cambia tu querer y tus deseos? No, no siempre, pero cambiará tu querer por el querer de Dios.
¿Rezar cambia el mundo? No, no siempre, pero cambiará los ojos con los que ves el mundo.
¿Rezar cambia tus culpas del pasado? No, no siempre, pero cambiará tu esperanza en el futuro.
¿Rezar cambia a la gente a tu alrededor? No, no siempre, pero te cambiará a ti, pues el problema no está siempre en otros.
¿Rezar cambia tu vida de un modo que no puedes explicar? Ah, sí, siempre. Y esto te cambiará totalmente.
Entonces, ¿rezar REALMENTE cambia ALGO?, REALMENTE cambia TODO.

¿QUÉ ES EL AMOR?


Esta fue una investigación muy seria, hecha por profesionales de la educación y psicología, con un grupo de niños de cuatro a ocho años.
RESPUESTAS:
“Amor es cuando alguien te incomoda, y tú, aunque estás muy enojado, no gritas, porque sabes que hieres sentimientos”. Mateo, 6 años.

“Cuando mi abuela enfermó de artritis, no podía agacharse para pintarse las uñas de los pies, mi abuelo, desde entonces, le pinta las uñas aunque él también tiene artritis”. Rebeca, 8 años.

“Amor es cuando una niña se coloca perfume y el niño se coloca loción para después de afeitarse, ellos salen juntos y se huelen”. Carlitos, 5 años.

“Yo sé que mi hermana mayor me ama. Porque ella me dio toda su ropa vieja y tuvo que salir a comprase ropa nueva”. Lorena, 4 años.

“Amor es como una viejita y un viejito que son amigos todavía, aunque se conocen hace mucho tiempo”. Tomasito, 6 años.

“Cuando alguien te ama, la forma de decir tu nombre es diferente”. Patricio, 4 años. (¡¡¡liiiiindoooo!!!).

“Amor es cuando tú sales a comer y ofreces tus papas fritas, sin esperar que la otra persona te ofrezca las suyas”. Cristinita, 6 años. (sin duda la más profunda).

“Amor es lo que sentimos en la Navidad, cuando dejamos de abrir los regalos para escuchar a nuestros padres”. Robertito, 5 años.

“Si tú quieres aprender a amar, mejor debes comenzar con un amigo que a ti no te guste”. Maggie, 6 años.

“Cuando tú hablas con alguien de ti, sobre una cosa mala, aunque sientas miedo de que esta persona no te ame más por este motivo, ahí tú te sorprendes, ya que no solamente continúa amándote como hasta ahora, si no que te ama todavía más”. Quenita, 7 años. (entendieron la profundidad de esta expresión).

“Hay dos clases de amor, nuestro amor y el amor de Dios, más el amor de Dios junta los dos”. Jaimito, 4 años.

“Amor es cuando la mamá ve al papá hediondo y con mal olor y le dice que él es más bonito que Robert Redford”. Cristina, 8 años. (qué sinceridad).

“Durante mi presentación de piano, yo vi a mi papá en la platea levantando su mano y sonriendo. Era la única persona haciendo esto, y yo no sentía miedo”. Marcela, 8 años.

“Amor es cuando tú le dices a un chico que él está vistiendo una camisa linda y él se la pone todos los días”. Noelia, 7 años.

“No deberíamos decir te amor sino cuando realmente lo sentimos, y si lo sentimos, deberíamos decirlo muchas veces, las personas se olvidan de decirlo”. Jessica, 5 años.

“Amor es abrazarse y besarse, amor es decir no”. Paty, 8 años.

“Amor es cuando tu perro te lame la cara, aunque tú lo dejas solo el día entero” Anita, 4 años.

“Cuando amas a alguien, los ojos suben y bajan, y pequeñas estrellitas salen de ti”. Karina, 7 años.

“Dios debería haber dicho algunas palabras mágicas para que los clavos se cayeran de la cruz, más Él no lo hizo. Esto es amor” Max, 5 años. (con certeza es la mejor definición de amor que leí hasta hoy).

sábado, 23 de junio de 2007

PARÁBOLA DE LA VERDAD


Los discípulos de un rabino, famoso por ser erudito y fino, le preguntaron por qué acostumbraba a esclarecer la verdad contando una historia.

Él respondió: Todo esto puedo explicarlo contando una parábola sobre la propia Parábola. "
Un dia, la Verdad andaba visitando a los hombres sin ropa y sin adornos, tan desnuda como su nombre. Y todos que la veían, le daban la espalda de miedo o de vergüenza y nadie le daba la bienvenida. Así la Verdad recorría, los confines de la Tierra, despreciada y apartada. Una tarde, muy desconsolada y triste, la Verdad encontró la Parábola, que paseaba alegremente, con una ropa muy bella y colorida.

o Verdad, ¿por qué estás tan abatida? - le preguntó la Parábola.
o Porque soy tan vieja y fea que los hombres me evitan - replicó la Verdad.
o Qué disparate - dijo la Parábola, riendo - no es por eso que los hombres te evitan. Toma, ponte una de mis ropas y fíjate lo que pasa.

Entonces, la Verdad se puso una de las lindas prendas de la Parábola y de repente, en todos los lugares por donde pasaba. ¡Era bienvenida!

El rabino sonrió y concluyó:
Pues la verdad es que a los hombres no les gusta encarar a la Verdad desnuda... Ellos, prefieren disfrazarla.

miércoles, 20 de junio de 2007

ESTO DEBERÍA…


Esto debería estar pegado en el espejo de tu baño
donde lo puedas leer todos los días.
Tal vez no lo sepas, pero es 100% verdad.



1. Hay al menos dos personas en este mundo que se morirían por ti.
2. Al menos quince personas en este mundo te quieren de alguna forma.
3. La única razón por la que alguien te odiaría es porque quiere ser como tú.
4. Una sonrisa tuya le trae felicidad a todos, hasta a los que no les caes bien.
5. Todas las noches, alguien piensa antes de irse a dormir.
6. Eres el mundo para alguien… aparte de tu mascota.
7. Eres una persona especial y única creada por Dios.
8. Alguien que tú no sabes que existe, te ama.
9. Cuando cometes un error muy grande, algo bueno sale de eso.
10. Cuando pienses que el mundo se ha vuelto contra ti, míralo de otra manera.
11. Siempre acuérdate de los cumplidos que recibas… olvida los comentarios ofensivos.

Los grandes amigos no se pierden en pequeñas disputas; si se pierden, es porque no eran amigos y mucho menos grandes.

¿POR QUÉ EL POLLO CRUZA LA CARRETERA? A los defensores de la razón humana como criterio último de verdad.


EL CASO: Un pollo al borde de una carretera. La cruza.
PREGUNTA:
¿Por qué el pollo ha cruzado la carretera?

RENÉ DESCARTES: Para ir al otro lado.

PLATÓN: Por su bien. Al otro lado de la carretera se encuentra la Verdad.

ARISTÓTELES: Está en la naturaleza del pollo el cruzar las carreteras.

KARL MARX: Era históricamente inevitable.

CAPTAIN KIRK: Para llegar adonde ningún otro pollo había jamás llegado antes.

HIPOCRATES: Ha cruzado la carretera por culpa de un exceso de secreciones en el páncreas.

MARTIN LUTHER KING JR: He tenido un sueño donde todos los pollos eran libres de cruzar una carretera sin tener que justificar sus actos.

MOISÉS: Y Dios descendió del paraíso y le dijo al pollo: "cruza la carretera". Y el pollo cruzó y Él vio que esto era bueno.

RICHARD NIXON: El pollo no cruzó la carretera, repito, el pollo no cruzó nunca la carretera.

NICOLÁS MAQUIAVELO: Lo importante es que el pollo cruzó la carretera. ¿A quien importa el por qué? Solamente el fin de atravesar la carretera ya justifica cualquier motivo que hubiera tenido.

BILL GATES: Precisamente acabamos de terminar el nuevo programa “OfficePollo2007” que además de cruzar las carreteras, será capaz de incubar huevos, archivar los documentos importantes, etc...

BUDA: Preguntarse tal cosa (por qué el pollo cruzó la carretera) es renegar de tu propia naturaleza de pollo

GALILEO: Y sin embargo, cruza.

FEDERICO TRILLO Y ANA PALACIO: Puede que cruzara o puede que no cruzara.

JOSE MARIA AZNAR: Mire usted, el pollo iba en misión humanitaria

ZAPATERO: Señor pollo, ¡déjenos en paz!

LA IGLESIA DE LA CIENCIOLOGIA: La razón está en vosotros, pero no la conocéis todavía. Mediante un módico pago de 1.500€, más el alquiler de un detector de mentiras, le haremos una análisis psicológico al pollo que nos permitirá descubrir la razón.

YO: No sé, ni me interesa
. No soy sabio ni conocido mundialmente, pero, para mí, una pregunta estúpida, merece una respuesta estúpida. JPMC

EL HIJO


Un hombre rico y su hijo tenían gran pasión por el arte.
Tenían de todo en su colección; desde Picasso hasta Rafael. Muy a menudo se sentaban juntos a admirar las grandes obras de arte, desgraciadamente, el hijo fue a la guerra. Fue muy valiente y murió en la batalla mientras rescataba a otro soldado.

El padre recibió la noticia y sufrió profundamente la muerte de su único hijo. Un mes más tarde, justo antes de la Navidad, alguien tocó a la puerta. Un joven con un gran paquete en sus manos dijo al padre:
-Señor, usted no me conoce, pero yo soy el soldado por quien su hijo dio la vida. Él salvó muchas vidas ese día, me estaba llevando a un lugar seguro cuando una bala le atravesó el pecho, muriendo así instantáneamente. Él hablaba muy a menudo de usted y de su amor por el arte.
El muchacho extendió los brazos para entregar el paquete:
-“Yo sé que esto no es mucho. Yo no soy un gran artista, pero creo que a su hijo le hubiera gustado que usted recibiera esto".
El padre abrió el paquete. Era un retrato de su hijo, pintado por el joven soldado.
Él contempló con profunda admiración la manera en que el soldado había capturado la personalidad de su hijo en la pintura. El padre estaba tan atraído por la expresión de los ojos de su hijo que los suyos propios se arrasaron de lágrimas.

Le agradeció al joven soldado y ofreció pagarle por el cuadro.
-"Oh no, Señor, yo nunca podría pagarle lo que su hijo hizo por mi. Es un regalo".
El padre colgó el retrato arriba de la repisa de su chimenea. Cada vez que los visitantes e invitados llegaban a su casa, les mostraba el retrato de su hijo antes de mostrar su famosa galería.

El hombre murió unos meses mas tarde y se realizó una subasta con todas las pinturas que poseía. Mucha gente importante e influyente acudió con grandes expectativas de hacerse de un famoso cuadro de la colección. Sobre la plataforma estaba el retrato del hijo.

El subastador golpeó su mazo para dar inicio a la subasta.
-"Empezaremos los remates con este retrato del hijo, ¿quién ofrece por este retrato?"
Hubo un gran silencio. Entonces una voz del fondo de la habitación grito:
-Queremos ver las pinturas famosas, olvídese de esa!".
Sin embargo el subastador persistió:
-"¿Alguien ofrece algo por esta pintura? ¿$100.00? ¿$200.00?"
Otra voz grito con enojo:
-“¡No venimos por esa pintura, venimos por los Van Goghs, los Rembrandts. Vamos a las ofertas de verdad!”.
Pero aun así el subastador continuaba su labor:
-"El Hijo, El Hijo. ¿Quién se lleva El hijo?"

Finalmente, una voz se oyó desde atrás. Era el viejo jardinero del padre y del hijo: -$ l0.00
Siendo un hombre muy pobre, era lo único que podía ofrecer.

-"Tenemos $10.00 ¿Quién da $20.00?" - grito el subastador.

La multitud se estaba enojando mucho. No querían la pintura de "El Hijo". Querían las que representaban una valiosa inversión para sus propias colecciones. El subastador golpeó por fin el mazo:
-"Va una, van dos… ¡VENDIDA por $10.00!".

-Empecemos con la colección!" - gritó uno.
El subastador soltó su mazo y dijo:
-"Lo siento mucho, damas y caballeros, pero la subasta llego a su final"
-"Pero, ¿y las pinturas?" - dijeron los interesados.
-"Lo siento - contesto el subastador -
cuando me llamaron para conducir esta subasta, se me dijo de un secreto estipulado en el testamento del dueño. Yo no tenía permitido revelar esta estipulación hasta este preciso momento. Solamente la pintura de "EL HIJO" sería subastada. Aquel que la aceptara, heredaría absolutamente todas las posesiones de este hombre, incluyendo las famosas pinturas. El hombre que aceptó quedarse con "EL HIJO" se queda con TODO".

REFLEXION: Dios nos ha entregado a su Hijo, quien murió en una cruz por nosotros hace más de 2,000 años. Así como el subastador, su mensaje hoy es: "EL HIJO, EL HIJO, ¿QUIÉN SE LLEVA EL HIJO?". Quien ama al Hijo lo tiene todo.
"Buscad primero su Reino y su justicia, y todas esas cosas, se darán por añadidura". (Mateo 6:33).

jueves, 14 de junio de 2007

“UN GRAN HOMBRE” Los hombres nos caracterizamos por ser el sexo fuerte, aunque muchas veces caemos por debilidad.


Un día mi hermana lloraba en su habitación.
Con mucha nostalgia, observé que mi padre se le acercó y le preguntó el motivo de su tristeza; los escuché hablando por horas, pero hubo una frase tan especial que dijo mi padre esa tarde, que hasta el día de hoy la recuerdo cada mañana y me llena de fuerza.

Mi padre acariciándole el rostro, le dijo: Hija mía, enamórate de un Gran Hombre y no volverás llorar.

Me pregunté tantas veces, cuál era la fórmula exacta para llegar a ser ese Gran Hombre y no dejarme vencer por pequeñeces. Con el paso de los años descubrí que si tan sólo todos los hombres lucháramos por ser grandes en espíritu, grandes de alma y grandes de corazón ¡El mundo sería completamente distinto!

Aprendí que un Gran Hombre… no es aquel que compra todo lo que desea, pues somos tantos los que hemos comprado hasta el cariño y el respeto de quienes nos rodean.

Mi padre le decía:
No te enamores de hombre que sólo hable de sí mismo, de sus problemas, sin preocuparse por ti enamórate de un hombre que se preocupe por ti, que sepa tus fortalezas, tus ilusiones, que conozca tus tristezas y te ayude a superarlas

No le pongas atención a aquel hombre que se pone horas halagando sus propios logros sin ni siquiera reconocer los tuyos

No te aferres a un hombre que sólo te diga lo mal que te ves, o lo mucho que deberías cambiar

¿Por qué querer a un hombre que te abandonará si no eres como él quiere que seas, o si ya no le eres útil?

¿Por qué querer a un hombre que te cambiará por un cabello o un color de piel distinto, o por un cuerpo más esbelto?

¿Por qué querer a un hombre que no supo admirar la belleza que hay en ti, la verdadera belleza la del corazón?


¿Cuántas veces me dejé llevar por la superficialidad de las cosas, haciendo a un lado a quienes realmente me entregaban su sinceridad e integridad y dándole importancia a quienes no valoran mi esfuerzo?

Me costó trabajo comprender que un Gran Hombre, es aquel ser humano transparente, que no se refugia en cortinas de humo; es el que abre su corazón sin rechazar la realidad; es quien admira a una mujer por sus cimientos morales y grandeza interior.

Un Gran Hombre, es el que camina de frente, sin bajar la mirada; es aquel que no miente aunque a veces pierda por decir la verdad… y sobre todo, un Gran Hombre es el que se cae y tiene la suficiente fortaleza para levantarse y seguir luchando…

Hoy mi hermana está felizmente casada, y ese Gran Hombre con quien se casó, no es ni el más popular, ni el más solicitado por las mujeres, ni mucho menos el más guapo. Ese Gran Hombre es quien simplemente nunca la hizo llorar… es quien, en lugar de lágrimas, le robó sonrisas.

Sonrisas por lo que han logrado juntos, por los triunfos alcanzados, por sus recuerdos lindos y por aquellos recuerdos tristes que supieron superar, por cada alegría que comparten, y por los tres hijos que llenan sus vidas.

Ese Gran Hombre ama tanto a mi hermana que daría lo que fuera por ella sin pedir nada a cambio. Ese Gran Hombre la quiere por lo que ella es, por su corazón y por lo que son cuando están juntos.

¡Aprendamos a ser uno de esos Grandes Hombres, para que vivamos el paso de los años de la mano de una Gran Mujer y nada ni nadie nos pueda vencer!

Nota: Agrádesele a Dios si obtienes esa gracia.

martes, 12 de junio de 2007

¿CUÁL ES TU ACTITUD FRENTE A LAS ADVERSIDADES DE LA VIDA?


Una hija se quejaba con su padre acerca de la Vida y se lamentaba de que las cosas no le salieran bien.
No sabía cómo hacer para seguir adelante, pues se sentía desfallecer y se iba a dar por vencida. Estaba cansada de luchar y luchar, sin obtener ningún resultado. Parecía que cuando solucionaba un problema, aparecía otro.

Su padre – chef de cocina – la llevó al lugar donde trabajaba. Allí tomó tres ollas con agua y las colocó al fuego. Pronto el agua de las tres ollas estaba hirviendo. En una colocó zanahorias, en otra huevos y en la última granos de café. Dejó hervir sin decir una sola palabra, sólo miraba y le sonreía a su hija mientras esperaba.

La hija esperó impaciente, preguntándose qué estaría haciendo su padre.

A los veinte minutos el padre apagó el fuego, sacó los huevos y los colocó en un recipiente; las zanahorias las colocó en un plato y el café en un tazón.

Mirando a su hija le dijo:
-Querida… ¿qué ves?”
-Huevos, zanahorias y café - fue su respuesta.

La hizo acercarse y le pidió que tocara las zanahorias; ella lo hizo y notó que estaban blandas. Luego le pidió que tomara un huevo y lo rompiera; después de quitarle la cáscara, observó que el huevo estaba duro. Luego le pidió que probara el café; ella sonrió mientras disfrutaba de una exquisita taza de la deliciosa bebida.

Sorprendida e intrigada la hija preguntó:
-“¿Qué significa todo esto padre?”

Él le explicó que los tres elementos habían enfrentado la misma adversidad: ¡AGUA HIRVIENDO! Sólo que habían reaccionado en forma diferente.

- La zanahoria llegó al agua fuerte, dura; pero después de pasar por el agua hirviendo, se había hecho blanda y fácil de deshacer.
- Los huevos habían llegado al agua frágiles; su cáscara fina protegía su interior líquido; pero después de pasar por el agua hirviendo, se habían endurecido.
- Los granos de café, sin embargo eran únicos: después de estar en agua hirviendo, habían cambiado al agua.

-"¿Cuál de los tres elementos eres tú? Cuando la adversidad llama a tu puerta, ¿cómo respondes? – le preguntó a su hija.
¿Eres zanahoria que parece fuerte pero cuando la fatalidad y el dolor te tocan, te vuelves débil y pierdes tu fortaleza?
¿Eres un huevo, que comienza con un corazón maleable, con un espíritu fluido, pero después de una muerte, una separación o un despido se ha vuelto duro e inflexible? Por fuera te ves igual, pero ¿eres amargada y rígida, con un espíritu y un corazón endurecido?
¿O eres un grano de café? El café cambia al agua hirviendo, el elemento que le causa dolor. Cuando el agua llega al punto máximo de ebullición el café alcanza su mejor sabor y aroma. Ojalá que logres ser como el grano de café, que cuando las cosas se pongan mal, tú puedas reaccionar en forma positiva, sin dejarte vencer por las circunstancias, y hagas que las cosas a tu alrededor ¡MEJOREN!

- Que ante la adversidad exista siempre una luz que ilumine tu camino y el todas las personas que te rodean.
- Que puedas siempre esparcir e irradiar con tu fuerza, optimismo y alegría, el dulce aroma del café para que nunca pierdas ese olor grato e inagotable que sólo tú sabes transmitir a los demás.

TESTIMONIO. “Lo que ates en la tierra será atado en el cielo”, dijo el Señor a sus sacerdotes.


Hace 18 años fui consagrado años como laico comprometido en el ministerio de sanación; una palabra que no la acepta ni el diccionario de la computadora. Me hubiese gustado que los 53 Diáconos - en esa época - lo hubiesen asimilado de la misma forma que yo lo asimilé.

Era un sacerdote el que me decía: Aceptas!" , y yo contestaba: !". Y yo asumí que era Diácono (servidor de Dios - en el ministerio de sanación), y decidí serlo por decisión propia. Total, él sacerdote me estaba atando y el cielo también.

Con el tiempo, algunos de los antiguos (diáconos mas antiguos que yo) se enteraron que estaba ejerciendo la sanación por mi cuenta, fuera de la comunidad, sin saber que ya tenía la anuencia de mi director espiritual, y me decían:
-No te metas en eso, te vas a perjudicar, te puede suceder algo malo. Incluso, uno me dijo que aquel que un día llegó en silla de ruedas a la comunidad, estuvo haciendo lo mismo que yo y que había terminado así.
En esa ocasión el sacerdote me miró, y a una cuadra de distancia me dijo, sin decírmelo, eso no es así, o sea que lo escuché sin estar cerca a mí.

Ya tengo 60 años, y desde que inicié mi ministerio no me he enfermado, a pesar de que tengo contacto con enfermos de todo calibre. Sé, por mi edad, que estoy cerca de la meta que Dios me ha designado, y que alguien tendrá que ocuparse del grupo que formé; pero no me preocupo, ¿por qué?: porque mi Santísima Madre del cielo me enseñó que cuando una Rosa muere, otra la reemplaza. Mientras tanto seguiré hasta que el Señor – ojalá que sea Él – me llame.

¿Por qué digo esto?: Formé un grupo de niños y niñas para que rezaran el Santo Rosario en el distrito de Santa Maria (San Juan de Lurigancho) y en otros sitios. El grupito lo lideraba una pequeña niña; esta niña estaba con cáncer, pero el Señor en vez de llevársela, contra lo pronosticado le permitió vivir un poco más (tres años más) … Los doctores le habían pronosticado 15 días de vida.

Estuve con ella el día anterior que el Señor se la llevara y me pregunté:
-“¿Y ahora... quién la va a remplazar?”
La respuesta me la dio la Virgen María:
-Rosa que muere, otra la reemplaza no te preocupes.

Momentos ante de que esta niña partiera a encontrarse con su Creador, llamó a una de las chicas de su grupo, le entregó su Rosario y le dijo:
-Ahora te toca a ti seguir… y partió al Señor.

“¿Quién ocupará mi lugar?”…no me preocupo; soy una pieza cambiale… nada más.

Señor si te conformas con nada aquí me tienes
José Miguel Pajares Clausen

miércoles, 6 de junio de 2007

ABECEDARIO CRISTIANO


Alaba a Dios en cada circunstancia de la vida.
Busca la excelencia, no la perfección.
Cuenta tus bendiciones en vez de sumar tus penas.
Devuelve todo lo que tomes prestado.
Encomiéndale a Dios a tres personas cada día.
Fíate de Dios de todo corazón y no confíes en tu propia inteligencia.
Gózate con los que gozan y llora con los que lloran.
Has nuevos amigos pero aprecia a los que ya tienes.
Invita a Cristo, a ser tu Señor y Salvador.
Jamás pierdas una oportunidad de expresar amor.
Lee tu Biblia y ora cada día.
Mantente alerta a las necesidades de tu prójimo.
No culpes a los demás por tus infortunios.
Olvida las ofensas y perdona así como Dios perdona.
Promete todo lo que quieras, pero cumple todo lo que prometes.
Que se te conozca como a una persona en quien se puede confiar.
Reconoce que no eres infalible y discúlpate por tus errores.
Se la persona más amable y entusiasta que conoces.
Trata a todos como te gustaría que te traten.
Únete al ejército de los agradecidos.
Vístete de misericordia, humildad y paciencia.
Y no te olvides de soportar a los demás como a ti te soportan.
Záfate de las garras seductoras de satanás.

Y lo mejor… llénate del Amor de Dios, que todo lo puede y está dispuesto a amarte siempre. Muchas bendiciones.

EL JARDÍN SECRETO


John Keats escribió que había que saber conformarse con la mitad del conocimiento.
Es decir, que si queríamos penetrar en el misterio del mundo debíamos ser capaces de no buscar a cada momento una explicación a lo que nos sucedía en él.
Es lo que suelen hacer los personajes de los cuentos infantiles y por eso pueden vivir sus aventuras. Es lo que hace Alicia, cuando corre tras el Conejo Blanco, o Wendy cuando Peter Pan la conduce a la Isla de Nunca Jamás. O lo que hace Mary Lennox, la protagonista de El jardín secreto, la hermosa novela de Francis Hodgson Burnet. La pequeña Mary viaja a casa de un tío suyo, al quedarse huérfana, y se ve obligada a pasar largas horas de soledad, pues su tío siempre está de viaje. Y en ese deambular sin tiempo, Mary descubre un día un jardín en el que no puede entrar. Ve sus tapias y los árboles, cuyas copas asoman por encima, pero no encuentra su puerta. Y aprende a amar ese jardín, antes de saber nada de él.

Cuando Wendy pregunta a Peter Pan, en pleno vuelo, que dónde está la Isla de Nunca Jamás, éste le contesta que no lo sabe.
-"La Isla de Nunca Jamás, no se puede buscar. Es ella la que te encuentra"
En cierta forma, es lo que la pasa a Alicia con el País de las Maravillas, o a Dorothy, en El mago de Oz, con la Ciudad Esmeralda, ya que en realidad son ese país y esa ciudad quienes las encuentran a ellas. La historia de Mary con el jardín secreto es también así. Quiere entrar en él pero tendrá que ser un petirrojo el que le proporcione la llave y le diga cómo hacerlo. Pero ni Wendy, ni el príncipe de La Bella Durmiente, ni la niña protagonista de El jardín secreto, ni por supuesto Alicia o Dorothy, hacen demasiado por vivir aventuras, se ven arrastradas a ellas. Mary Leenox se ocupa del jardín antes de saber nada él; Wendy se instala en la Isla de Nunca Jamás, con los Niños Perdidos, con la naturalidad con que lo habría hecho en la casa de sus vecinos; Alicia se va detrás del Conejo Blanco sin dudarlo; Dorothy acepta como compañeros a criaturas tan extravagantes como un Espantapájaros, un León y un Hombre de Hojalata; y el príncipe de La Bella Durmiente, acude sin preguntar a la llamada secreta de la estancia encantada. Y todos ellos se conforman con la mitad del conocimiento para vivir sus respectivas aventuras.


Pero lo maravilloso, al contrario de lo que suele decirse, no nos aparta del mundo sino que hace de ese mundo el reino de la posibilidad. Todos los niños proceden de un mundo así, de forma que bien podemos decir que ese jardín secreto es una representación de nuestra propia infancia perdida.

San Agustín, en sus Confesiones, habló así de ese lugar: "De niño pasé a ser muchacho, o lo que fuera que viniera a mí ocupando el lugar de la infancia. La infancia, no obstante, no se marchó: pues ¿a dónde iba a ir? Sencillamente, dejó de estar ahí. Pues ahora no era un crío, sin habla, sino un muchacho que hablaba".

La infancia permanece con nosotros como reino secreto. Un reino de silencio, donde se habla el lenguaje de las cosas mudas. Cuando Eneas pide a Dido que le cuente la guerra de Troya éste replica: "Indecible, reina". Lo que es lo mismo que decir que todo lo que sucedió en ese lugar y en ese tiempo es tan singular, tan lleno de excepción, que no cabe en nuestras palabras de adultos, las palabras con las que tomamos posesión de las cosas. Ese reino mudo es el reino de la infancia, que significa literalmente incapacidad de hablar. Y por eso son tan frecuentes en los cuentos los personajes que no pueden hacerlo. La Sirenita tiene que perder su voz para acceder al reino de los hombres, y en realidad la Bella Durmiente también tiene el mismo problema: está dormida, y no puede hablar. La paradoja es que ese silencio renueva el lenguaje, y por eso en los cuentos todos hablan sin parar. No sólo los niños y las princesas, sino las ranas, las estrellas y los árboles. La niña de los gansos oye hablar a la cabeza de su caballo y luego termina hablando con una estufa, que es a la que cuenta todos sus pesares.

Pero ¿todos estos mundos descritos no están tocados por la locura? ¿No lo está el País de las Maravillas con todos sus extravagantes personajes? ¿no lo está el país que visita Dorothy en El mago de Oz, no es la Isla de Nunca Jamás una jaula de grillos? Hay adultos que no soportan este barullo y se apartan de los niños sin entender que en su locura, como acertadamente supo ver Bachelard, está siempre la posibilidad de un nuevo comienzo.


Montaigne no aprobaba la pasión de hacer carantoñas a los recién nacidos, por considerar que carecían de toda actividad mental y eran indignos de nuestro amor, llegando a no soportar que se les diera de comer en su presencia, y durante mucho tiempo el niño que era demasiado pequeño para participar en la vida de los adultos sencillamente no contaba para nada. Los niños siempre han vivido en ese mundo de intersticios y grietas, un mundo que despierta de su sueño, cuando los adultos se retiran a descansar.

Alicia se cuela por una de esas grietas y va a parar a ese mundo tan extraño como disparatado en el que tienen lugar sus aventuras. De pronto, la Reina de Corazones quiere cortarle la cabeza. Alicia trata de rebelarse y una baraja de naipes se arroja sobre su cabeza. Quiere quitárselos de encima y se descubre tumbada en la ribera del río con la cabeza apoyada en la falda de su hermana, que le está quitando cariñosamente unas hojas que le habían caído de los árboles.

J. M. Barrie, el autor de Peter Pan, nos dice que todas las niñas cuando crecen se transforman en unas vulgarísimas mujeres casadas, pero ¿de verdad son tan vulgares? Y si lo fueran ¿por qué contarían a sus hijos esas historias tan locas?

En realidad todas las madres cuentan a sus hijos cuentos para decirles que puede que en el mundo no haya criaturas más raras y fantásticas que ellos. Tan raros son los niños que un buen día desaparecen y nunca más se les vuelve a encontrar. Para eso les cuentan historias, para hablarles de lo que pasó en aquella casa mientras ellos estuvieron allí. Sabes una cosa, les dicen, una vez me encontré a un niño como tú. Un niño que no sabía de dónde venía. Te encontré como la hija del Faraón encontró a Moisés, flotando en las aguas de un río, y eras tan guapo que, en vez de dejarte solo o tirarte a la basura o llevarte al hospicio, decidí quedarme contigo. Y luego tuve que cuidarte y fuiste creciendo y, aunque no sabía quién eras, me tenía que conformar con la mitad del conocimiento y vigilarte y estar a tu lado a todas las horas, pues vivías rodeado de peligros y de cosas extrañas. Y, cuando te ibas a la cama, acostumbraba a contarte historias. No podían ser historias vulgares porque tú no eras en absoluto vulgar. Y en esas historias hablaba de dragones, de hadas egoístas, de princesas dormidas y de hombres de hojalata que andaban buscando su corazón, pero en realidad sólo estaba hablando de lo que me pasaba al estar junto a ti. Y unas veces era como dar de comer a un pajarillo que estaba hambriento, y otras como correr detrás de un becerro que no sabía que hacer con su fuerza. Y así hasta que un día, cuando fui a buscarte a tu cuarto, ya no estabas en él. Porque los niños, no se sabe por qué, un día desaparecen, y en su lugar dejan a un muchacho o una muchacha, que pueden ser muy guapos y cariñosos pero que no es lo mismo, porque ellos no pueden colarse por el hueco de un árbol, ni son capaces de darse cuenta de que, tras el sonido de la hierba, lo que se escuchan son las pisadas del Conejo Blanco, y tras el sonido de las esquilas el tintineo de las tazas de porcelana de la Liebre de Marzo.


Y cuando tú te hagas mayor y tengas tus propios niños también te pasará lo mismo, y les contarás cuentos en que le hablarás de tu visita a esa Isla de Nunca Jamás que fue tu propia infancia. Y también una noche, cuando vayas a despedirte de ellos, encontrarás acostados en sus camas a un muchacho a una muchacha que habrán ocupado su lugar, y con los que no podrás hacer gran cosa, aunque te den mucha pena, por lo mucho que se parecen a aquel hijito que tenías, y no llegues a decírselo nunca y te quede el consuelo de pensar que también ellos una vez tendrán un niño a su lado y podrán hacer lo mismo que hiciste tú, que no fue sino lo que hicieron Alicia y Wendy cuando se hicieron mayores. Que seguían conservando "el mismo corazón sencillo y entusiasta de su niñez, y que reunían a su alrededor a otros chiquillos, y hacían brillar los ojos de los pequeños al contarles un cuento extraño", quizá este mismo sueño del País de las Maravillas o de su fuga con Peter Pan que habían tenido años atrás. Que es lo que pasa siempre que una madre toma en sus brazos a su niño y recordando "los felices días del verano de antaño, hace suyas sus pequeñas tristezas y se alegra con sus ingenuos goces". Y después de maravillarse de lo hermoso que es y de que haya en él tanta locura, piensa enseguida que si ahora está en el mundo debe de ser por alguna poderosa razón, aunque no llegue a saber cuál es. Lo que tampoco le importa demasiado, pues se conforma con la mitad del conocimiento.

Gustavo Martín Garzo

EL FIN DEL MUNDO, MÁS O MENOS


En obediencia al giro cósmico de la rueda de Fortuna cuyos ciclos son imposibles de medir (tantas son las generaciones humanas que los separan), las sociedades opulentas reciben el castigo a su felicidad bajo la forma de terribles catástrofes, pero sólo las opulentas son castigadas, porque las miserables viven la catástrofe todos los días, incluidos los domingos. En ocasiones, el desastre obedece a razones comprobables.


La "peste negra" arrasó las ciudades más ricas y sabias de Europa, en la Italia norteña, con un bacilo que llegó de oriente en las pulgas de las ratas, un emigrante clandestino escondido en las tripas de un polizonte. El pánico al castigo divino aún perduraba en una película de Elia Kazan con inmigrantes ilegales, peligros de plaga pestífera y ratas similares a sus víctimas. Otras veces la destrucción llega por obra de un agente discreto, pero se convierte en un pánico general e induce a creer que el Juicio Final está al caer. En estos casos la plaga o el desastre es una metáfora de la culpabilidad: la culpa de ser tan ricos, tan sabios, tan avanzados, tan poderosos o tan guapos.

Tal fue el caso de la "tuberculosis" durante el romanticismo, según el sagaz ensayo de Susan Sontag sobre la enfermedad y sus metáforas. También lo fue, al inicio de su expansión, el sida, aunque rápidamente las comunidades más afectadas supieron introducir racionalidad en el análisis y detener un terror que podía convertirse en muy peligroso.

Durante el largo dominio de la brutal burguesía del Segundo Imperio, ese periodo en el que se amasaron las primeras grandes fortunas plebeyas, gigantescas acumulaciones de capital logradas con el crimen, la estafa, el robo (aunque también la audacia e inteligencia de los burgueses), todo ello acompañado por sangrientas revoluciones y represiones que influirían decisivamente sobre Karl Marx, el castigo divino fue la "sífilis" y su herencia.

Como la peste en las ratas, la sífilis se ocultaba en la sangre de las prostitutas y fluía por toda actividad sexual que no fuera del gusto de la iglesia y el Estado. Difundido desde la ciencia médica, el pánico a la espiroqueta y a la sexualidad perversa fue tan intenso que duró más de cien años. Todavía en mi bachillerato (Hermanos de La Salle, Barcelona) hube de leer un pasmoso ensayo de Monseñor Thiamer Toth, obispo húngaro, que bajo el título de Juventud y pureza explicaba la lenta liquefacción de la columna vertebral en los masturbadores masculinos.

El horror a la infección degenerativa iba unido a un permanente horror corporal. La burguesía opulenta veía el cuerpo humano como un saco de miasmas, infecciones, putrefacciones y descomposiciones, humores malignos que acababan por ocupar el cerebro. Los locos furiosos, los delirantes, las histéricas, los desenfrenados, eran tenidos por pecadores en la etapa final del vicio.

Todos los escritores del ochocientos narraron el terror a la degeneración de la sociedad burguesa minada por un mal secreto e ignominioso. La sífilis, como los actuales transgénicos, producía una descomposición invisible de los genes que corrompía fatalmente la herencia. Lo cierto es que aquella sociedad era cada día más poderosa, más opulenta y que estaba haciendo del planeta entero su finca privada. No importa: la obcecación por el castigo, la perturbadora presencia de una culpabilidad difusa, imponía en los burgueses imperiales el pavor a la destrucción universal. Es decir, la de su clase social. No hay nada más asombroso que asistir por vía de novelas o documentos de la época a las conversaciones habituales en aquellos salones. Cada cinco frases aparecía el diagnóstico médico. La medicina era la ciencia dominante y aunque su lenguaje nos parece hoy cosa de sacamuelas, en su momento fue la verdad absoluta. Cuando muere Jules Goncourt, seguramente de sífilis, el parte médico firmado por una eminencia dice que la causa ha sido una "perimeningitis encefálica difusa". Palabras divinas que se acompañan con esta descripción: "Une dé-sagrégation du cerveau à la base du crâne, derrière la tête".

En sus reuniones, Zola, Flaubert, Maupassant, los Goncourt, Daudet, no cesan de hablar de sus enfermedades con un lenguaje aldeano: "una fiebre cerebral", "una tisis de laringe", "un enfriamiento de las meninges". Todos ellos sufren sucesivamente o al tiempo hepatitis, cólicos, gastritis, neuralgias, gripes, comezones, migrañas, rampas, sarpullidos, reumatismos, insomnios o depresiones nerviosas y lo comentan con arrobo, dando un lugar distinguido al aspecto de las deyecciones. En uno de los mejores estudios que se han escrito jamás sobre la literatura francesa, el soberbio Le pays de la littérature, de Pierre Lepape, figura un delicioso capítulo sobre Zola en donde el autor expone con maestría la presencia majestuosa de los médicos del Segundo Imperio.

El prestigio de la medicina era tan elevado y general como el que actualmente pueda tener la ecología. Zola, un decidido partidario de la ciencia y el progreso, quiso acabar de una vez con la poesía y otras pamplinas, para construir una novela científica según el método experimental de Claude Bernard, modelo mayúsculo de los médicos parisienses. "El único modo de evitar la destrucción de la raza y el fin del mundo (el suyo), era - decía - exponer científicamente la causa de la decadencia". A ello dedicó los 19 volúmenes de su anatomía patológica de la Francia burguesa.

Esa ciencia literaria, sin embargo, no era sino un disfraz de la moral tradicional. La novela científica exponía la verdad de la degeneración genética francesa y por tanto era la única actividad artística moralmente respetable. El resto era histeria: "Cuando oyen sonar la música, las mujeres lloran. Hoy necesitamos la virilidad de la verdad para alcanzar la gloria futura", dice en su Carta a la juventud. Y con la arrogancia de quien nada sabe de la ciencia, pero se cree un experto, añadía: "Que los poetas sigan haciendo música mientras nosotros trabajamos". La degeneración genética producida por el frenesí sexual, el alcohol y la sífilis eran la causa científica del fin del mundo (del suyo). Poesía tenebrosa inspirada por una culpabilidad flotante. Había ganado demasiado dinero.


Cada sociedad alucina su fin-del-mundo metafórico. Ahora que nuestros cuerpos son una mercancía de lujo, ¿qué culpabilidad tortura a los opulentos, los sabios, los guapos? ¿Qué peste negra va a destruir sus privilegios? Bien podría ser una sífilis de la tierra, el llamado "cambio climático", fenómeno que afecta al planeta desde que existe y que se acelera debido a la imparable e implacable hipertecnificación.

La tierra está degenerando, es una bolsa de miasmas, sus casquetes polares están podridos, su atmósfera envenenada, la infección fluye por sus aguas, pronto morirá.

En esta leyenda, como en la leyenda de la tuberculosis o de la peste negra, se toma la parte por el todo. Si llegara ese fin-del-mundo sólo afectaría seriamente a una parte discreta de los habitantes del planeta. El resto seguiría como siempre malviviendo, o puede que algo mejor.

Hace muchos siglos un meteorito asfixió buena parte de la vida zoológica, pero sólo a los bichos más grandes. Eso no ha impedido la invención del teléfono. La denuncia de un cambio climático universal y catastrófico cuya causa serían "las naciones ricas" o "los gobiernos reaccionarios" y cuya víctima abarcaría a "todo el planeta" con ese añadido demagógico de "en especial los más pobres" es nuestra leyenda del castigo divino, nuestro mito del fin del mundo (opulento). Habrá víctimas del cambio climático como hubo apestados, tuberculosos y sifilíticos, pero puestos a lo peor, la hecatombe climática, si la hay, dejará con vida y buenas perspectivas a una parte bastante amplia del planeta: la que todos los días vive el fin del mundo sin sentir la menor culpabilidad.

POR: FÉLIX DE AZÚA 10/05/2007

sábado, 2 de junio de 2007

¡LA PRESENCIA DEL MAL!


El padre abad estaba agotado. Acababa de terminar unas misiones populares: horas y horas de visitas a los hogares de la gente, de confesiones, de misas, de conferencias, de oración.

Pocas veces había tocado tan cerca el pecado y el mal. Familias rotas, esposos infieles. Adolescentes y jóvenes "quemados" por el trío que forman droga, alcohol y sexo. Ancianos abandonados y tristes, dolidos por la ausencia de los hijos y por el avance imparable de enfermedades destructoras. Pobres sumergidos en su miseria. Mujeres humilladas y maltratadas por esposos prepotentes.

Al acostarse, el peso del cansancio selló sus ojos. Luego, en lo más profundo de la noche, empezó a soñar.

Veía a un diablo veterano, lleno de odio y vanidad, acercarse a un crucifijo. El diablo llegaba ufano, como quien ha logrado grandes victorias, como quien se siente satisfecho por su obra.
Empezó a hablar con arrogancia:
-"Nazareno: sigues clavado en una cruz. Tu derrota es cada vez más evidente. ¿No te rindes ante un mundo que te da la espalda? ¿No sientes el dolor por tu sangre derramada inútilmente? La victoria entre los hombres está en mis manos. Mira cómo tengo embobados a millones de adolescentes y jóvenes. Observa de qué manera inician a vivir borrachos de placeres y obsesionados por músicas estrambóticas. Acogen cadenas de caprichos mientras sueñan con ser libres. No saben que el placer obsesiona, los esclaviza, un sometimiento a pasiones bajas de soberbia y lujuria. Observa a los adultos, ¿cómo son capaces de pedir rectitud, pureza, altruismo, si ellos mismos ya no creen en los valores del espíritu?

¿Cómo mostrar la belleza del amor si llevan, en sus conciencias, el drama de egoísmos atroces, de uno o varios abortos, de trampas, de mentiras, de calumnias despiadadas, de infidelidades, adulterios y divorcios? Observa a los que piensas que son "Tuyos", a los consagrados. Poco a poco han caído en mis manos. Cientos de sacerdotes, religiosas, preocupados en meditaciones, el budismo, que en el evangelio. Leen a Marx, Freud o Gandhi. Han abandonado los hábitos, para vestir como el mundo, para vivir como el mundo, buscando autorrealizaciones, lejos de la cruz.

Lejos del amor que tú Galileo quisiste sembrar en los hombres. Observa a los políticos e intelectuales. Promueven programas como: libertad para el aborto, para el sexo, para la droga, la eutanasia. Imponen la cultura de la tristeza y la muerte. Donde el aborto sea algo "trivial e higiénicamente correcto"."

El crucificado guardaba silencio. Un sudor denso, sangriento, caía por su Cuerpo flagelado. Pero en sus ojos había un fulgor extraño, una confianza intensa, una señal de esperanza. El diablo estaba inquieto: no podía resistir ante esos ojos del Nazareno, no comprendía por qué Jesús no reconocía una derrota que parecía irremediable.

El Padre abad despertó. Sentía en su alma una extraña mezcla de pena y de sosiego. Había palpado, durante las misiones, la presencia del mal en tantos bautizados. Pero también recordaba a aquel borracho que había prometido dejar el vicio. A aquel enfermo que sonreía cada vez que miraba al Crucificado que estaba junto a su lecho de dolores y esperanzas.

Es cierto: el mal parece levantar mil banderas de victoria. Pero son banderas efímeras y engañosas. Mientras, en silencio, la Sangre de Cristo entra en los corazones heridos, lava penas profundas, perdona pecados y enciende amores. La última palabra de la historia será la del perdón y la alegría: la Cruz vence, la tumba queda vacía, la paz y la esperanza guían los pasos de las almas que se hacen sencillas como pequeñuelos.

Mientras, Cristo el Nazareno nos susurra con cariño:
-"No estoy muerto: vivo para ti, corazón humano, corazón herido, corazón inquieto, corazón muy amado por mi y mi Padre que también es Padre tuyo. ¡En mi corazón está escrito tu nombre... no tus pecados!”

Fuente: Catholic.net